La cifra de delfines muertos en San Felipe, Baja California, hábitat de la vaquita marina, pasó de 28 a 32 ejemplares durante el fin de semana, cuando fueron encontrados otros cuatro cadáveres varados en la playa al sur de la localidad.

De acuerdo con fuentes consultadas por Excélsior, los cuatro delfines presentaban mutilación de la aleta caudal (cola), que es muestra de que fueron cercenados para poderlos liberar de alguna red de pesca.

En días pasados, la organización Cetáceos, Acción y Transformación, dio a conocer que los restos de delfines que estaban frescos, en los casos que vienen ocurriendo desde diciembre hasta la fecha, “tenían claros signos de enmalle en redes de pesca y algunos en mal estado tenían abrasiones en la piel, que los expertos de Atención a Mamíferos Marinos del Alto Golfo (AMMAG), consideran que fueron provocadas por la red”.

El lunes pasado, la organización Sea Shepherd, que patrulla desde hace 10 años el Alto Golfo de California, difundió un video de la liberación de una ballena jorobada atrapada en una red camaronera conocida como chinchorro.

Previamente, el 30 de diciembre, un equipo comunitario de San Felipe, ayudó a una ballena jorobada juvenil que se encontraba enmallada con una red utilizada para capturar ilegalmente pez Totoaba en la zona de Puertecitos.

Desde el 24 de septiembre de 2020, el Gobierno de México publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), un decreto que prohíbe el uso de todas las redes de enmalle, sin excepción, en el Alto Golfo de California, para evitar la muerte incidental de la vaquita marina.

El mamífero marino en mayor peligro del mundo, del que sólo quedan entre 10 y 13 ejemplares, pierde la vida ahogado en las redes colocadas principalmente para capturar a la Totoaba, que tiene un alto valor en el mercado negro de China.

Algunas versiones que circulan en San Felipe, Baja California, atribuyen la muerte de los delfines a la presencia de marea roja, es decir, biotoxinas que se producen naturalmente y que paralizan el cuerpo de los ejemplares, lo que provoca que caigan con mayor facilidad en las redes de pesca, en una región donde no deberían existir precisamente redes de pesca.

Un punto importante es que no se han encontrado peces, tortugas o aves muertas, que tendrían el mismo efecto en el organismo por la marea roja.

Además de que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), no ha emitido ninguna alerta por florecimientos algales nocivos y toxinas, lo que sería una grave omisión de su parte, por las serias implicaciones a la salud pública, ya que deberia prohibir inmediatamente el consumo de moluscos bivalvos (ostras, ostiones y almejas), que se cultivan de manera importante en la zona.

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