En poco más de tres meses se cumplirán treinta años del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, que sacudió a todo México. El gobierno del presidente Salinas sabía de la existencia de los guerrilleros, pero no quiso hacer nada porque estaba en negociaciones con Estados Unidos y Canadá para firmar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). De pronto, el primero de enero de 1994, nos amanecimos con la noticia de un posible movimiento revolucionario, el mismo día en que entraba en vigor el TLCAN que nos llevaría al Primer Mundo, como había prometido el presidente en turno.

La rebelión en Chiapas atrajo de inmediato la agenda mediática. Tuvimos que regresar a hablar de pobreza y desigualdad social y no de la prosperidad que traería el nuevo tratado comercial. Apareció una nueva figura mediática, el subcomandante Marcos, quien resultó ser un genio comunicativo que eclipsó a toda la clase política nacional, incluyendo al indiscutible líder de la izquierda nacional, Cuauhtémoc Cárdenas.

Era año electoral y el levantamiento zapatista en Chiapas le movió todo el tablero de la sucesión al presidente Salinas.

Hoy, treinta años después, estamos de nuevo en año electoral y Chiapas vuelve a ser noticia.

Pero qué diferencia.

Hace tres décadas, el actor principal era un grupo de guerrilleros indígenas que luchaba por la justicia social y el reconocimiento de sus derechos como pueblos originarios. Recuerdo la emoción que concitaba este evento. Las caravanas de jóvenes de izquierda que se trasladaban a apoyar a los zapatistas en sus campamentos chiapanecos.

Hoy, el actor principal es el crimen organizado. En particular, la disputa de los dos grandes grupos delincuenciales por el control territorial en Chiapas: el Cártel de Sinaloa versus el Cártel Jalisco Nueva Generación.

El fin de semana se hizo viral un video donde se observa la entrada “triunfal” de un “ejército” del Cártel de Sinaloa en Chamic, comunidad en la zona fronteriza entre México y Guatemala. Digo “triunfal” porque se observa un par de filas de presuntos habitantes de esta región lanzando vítores al nutrido convoy de camionetas pick up llenas de gente con armas largas. Digo “ejército” porque eso es lo que parece que está entrando al poblado.

Ángeles Mariscal ha realizado una crónica puntual y bien informada de lo ocurrido.

Según la periodista de Chiapas Paralelo, los pobladores “fueron obligados a colocarse en dos filas en la orilla de la carretera (…) La mayoría con una mochila al hombro, trataba de ocultar su rostro con paliacates o cubrebocas ante la cámara que los grabó. ¡Puro Sinaloa!, gritaban algunos en alusión al Cártel de Sinaloa (…) Fue un mensaje de guerra dirigido al cártel contrario, el Jalisco Nueva Generación, quien desde hace poco más de cuatro años entró a la disputa por las rutas de tráfico que pasan por esta región colindante con la frontera de Guatemala. La disputa por el territorio entre cárteles se ha ido agudizando y en esta guerra entre cárteles quedaron atrapados, sólo en esta región, más de 280 mil habitantes de los municipios Frontera Comalapa, Chicomuselo, Motozintla, Siltepec, Amatenango de la Frontera, Mazapa de Madero, La Grandeza y El Porvenir”.

Reporta la periodista local que en toda esta zona “no hay abasto de gasolina, de alimentos, y en algunos lugares los grupos criminales cortaron las líneas de energía eléctrica y comunicación”.

Los cárteles han intensificado el “reclutamiento forzado de la población. Algunos testimonios de familiares de las personas que están siendo obligadas a manifestarse en las carreteras, a encabezar marchas de apoyo a uno u otro grupo, o a servir como sicarios”.

En un artículo anterior, Mariscal alertaba que, por culpa del enfrentamiento entre los cárteles, alrededor de cinco mil maestros habían tenido que suspender sus labores dejando sin clases a 150 mil niños y adolescentes.

En otro más, reportaba que en el municipio más grande de la sierra chiapaneca, Motozintla, se habían quedado sin tortillas por los bloqueos, quema de tráileres, asesinatos y secuestros del crimen organizado. “Pobladores y comercios cerraron sus puertas”.

Hasta este fin de semana, las fuerzas del Estado estaban desaparecidas en esa zona fronteriza con Guatemala.

Hace 30 años, Chiapas fue noticia por una rebelión político-militar en contra del Estado. Hoy es noticia por la ausencia del Estado.

 

X: @leozuckermann

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