A un año ocho meses de la administración de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, la educación en Baja California “sigue hundida entre la simulación y la mediocridad, con un sistema educativo paralizado que solo avanza por inercia, incapaz de generar los suficientes alumnos con los conocimientos , habilidades y actitudes para una sano desarrollo social y económico”, afirmó el consejero de la Coalición para la Participación Social en la Educación (COPASE), Manuel Alejandro Flores Pérez.
El también rector de la Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID) campus Tijuana, dijo que esta falta de futuro en la educación se debe principalmente a la cerrazón oficial para permitir el acceso de la sociedad en la definición de las políticas de la enseñanza y advirtió que mientras persista esta situación, no habrá cambios sustanciales en la materia en Baja California.
Única en su tipo a nivel nacional, la COPASE fue creada en 2006, y es “un organismo de participación ciudadana sin fines de lucro que propone programas de alto impacto para mejorar la calidad en la educación en la entidad”; está integrada por destacados personajes de la sociedad civil, cuyo propósito es coadyuvar con las autoridades gubernamentales en la generación y la promoción de políticas públicas que permitan acceder a mejores oportunidades y a una mejor calidad de vida a un millón de alumnos inscritos en el sistema educativo estatal.
Flores Pérez estableció cinco puntos respecto a la postura que recientemente fijó la COPASE —cuyo presidente-cofundador es el empresario Alfredo Postlethwaite Duhagon— sobre la actualidad del sector educativo en Baja California.
Uno, la educación es el único camino que brinda oportunidades a las personas, pues cuando una comunidad y un estado se enfocan en educar a niñas, niños, adolescentes y jóvenes, con la calidad debida, e incorporando de manera integral, no solamente conocimiento y habilidades, sino valores y actitudes, las oportunidades para la gente de mejorar su nivel de vida, se incrementan exponencialmente, dijo Manuel Flores.
Dos, en la entidad seguimos en un panorama de simulación y mediocridad, con un sistema educativo semiparalizado, que se sigue llevando con las inercias propias de lo anterior, defensor del modus operandi, sin cambios sustantivos. No se percibe una actitud nueva de parte de la autoridad educativa, que trabaje en los factores que influyen en el proceso de aprendizaje-enseñanza, y que realmente impacte en el ámbito educativo y se refleje en el incremento del conocimiento, las habilidades y los valores de los niños.
“No se percibe tampoco un trabajo específico para recuperar a los alumnos que se perdieron durante la pandemia, ni recuperar contenidos que se pudieron perder en ese periodo; se percibe inactividad, mediocridad y falta de liderazgo por parte del gobierno en cuanto a meter la mano en un tema que no se va a resolver de la noche a la mañana pero que requiere de toda la atención y liderazgo”, apuntó.
Tres. Flores Pérez indicó que hay actores como COPASE y otras 50 instituciones de la sociedad civil que están en la mejor disposición de coadyuvar con el gobierno en este tema, “fuera del ámbito político, porque politizar el tema educativo nunca ha resuelto los problemas de fondo”, que tiene que ver con la capacitación de los docentes, con asegurar el reconocimiento meritocrático a aquellos maestros que están haciendo una extraordinaria labor.
Asimismo en impulsar la creación de un órgano autónomo con rigor técnico, que evalúe lo que está ocurriendo en el sector educativo, para tener información verídica, certera, que nos permita tomar decisiones y crear o diseñar las políticas públicas que sí impacten verdaderamente en el aprendizaje de los niños y niñas.
Cuatro, esos sectores de la sociedad deben de estar representados por una genuina y efectiva participación social en los consejos educativos, hoy manipulados a modo por el gobierno. “A qué le tenemos miedo —preguntó—, si queremos resolver los temas inherentes al ámbito educativo, y si nos interesa que los bajacalifornianos reciban una mejor formación, tengan mejores conocimientos, mejores habilidades, y mejores aprendizajes en general?”
Cinco. El problema de la deserción y el trabajo que se tiene que hacer por la cohesión social, “pues no hay mayor inhibidor del delito y las adicciones que una buena educación”. Si hoy tenemos un panorama gris en cuanto a la inseguridad en Baja California, hay que voltear a ver lo que se ha hecho por años en el sistema educativo y lo que podemos hacer de cara al futuro, resaltó.
Ahí está el Plan de desarrollo 2022-2027, subrayó, con los compromisos y metas asumidas por la gobernadora y que puede terminar siendo letra muerta, o puede ser el instrumento que nos movilice a todos para garantizar una buena calidad educativa. Y destacó que también es necesario trabajar en la infraestructura educativa, pues hay grandes oportunidades si se forja una alianza entre sector productivo y gobierno, capaz de voltear a ver, escuchar y responder a las propuestas de mejora social con hechos y ejemplo, ya que es difícil pensar en una educación de calidad si no hay participación social en el quehacer educativo, innovación y tecnología, evaluación externa confiable y un acuerdo social de largo plazo.
Manuel Alejandro Flores Pérez concluyó que hay muchos retos, pero mientras se siga viendo el tema evasivamente, con una fría indiferencia, sin la disposición de resolver de fondo los problemas estructurales que hay en la Secretaria de Educación del Estado “las cosas van a seguir igual o peor”, ante lo cual, parafraseando a la COPASE, peguntó: “señora gobernadora, por cual camino..? pues llego la hora en decidir”.

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