«Mente sana en cuerpo sano».
Poeta Juvenal

Inicia un nuevo año, el momento habitual donde se realizan los propósitos para tratar de cambiar los errores, excesos y malos hábitos del pasado, la búsqueda del borrón y cuenta nueva. Estudios científicos han demostrado que los lunes, los días primero de mes y especialmente el inicio de un nuevo año estimulan al cambio de forma de vida para mejorar lo que se venía haciendo. Sin embargo, también se ha demostrado que las buenas intenciones se pierden en más de dos terceras partes en los primeros 3 meses del año.

¿Qué hacer y qué buscar en esos propósitos para que tengan un resultado duradero, para que realmente sean motivo de un cambio en tu comportamiento que te lleve a ser o estar mejor?

Los objetivos deben de ser específicos, mientras más ambiguos, serán mas fáciles de perder. No es lo mismo «mi propósito es bajar de peso» que «voy a disminuir 3 kg este año», e incluso si eres más estricto puedes proponerte bajar un kilo por cada cuatrimestre. Las posibilidades de éxito aumentan.

Tus metas deben de ser alcanzables y lógicas. Si quieres mejorar tus horas de sueño, no podrás hacerlo si no cambias la organización de tu día. Si acostumbras a ver series hasta tarde y quieres seguir con esa rutina, difícilmente lograrás el objetivo; probablemente tengas que ir ajustando tu horario gradualmente de forma que no pases de dormir 5 horas a 8 horas, porque tu cuerpo necesitará irse acostumbrando a tu nuevo horario. Tampoco conviene que, para lograr una meta, caigas en otro problema. Usar pastillas para dormir no es un buen hábito, no vas a estar mejor si duermes 8 horas a base de benzodiacepinas como el clonazepam, que dormir 5 horas sin somnífero.

Todo propósito que se quiera alcanzar requerirá de un equilibrio, de otra forma lograrás mejorar una parte de tu ser cambiando simplemente por adquirir otro daño. Aquí la salud mental es prioridad para lograr los objetivos que te has planteado. Si quieres dejar de fumar pero vives en estado de ansiedad, es muy probable que cambies el tabaco por el vap, o por un aumento en la ingesta de alimentos que provoquen un aumento de peso.

Nuestro cerebro ha estado sometido a un gran estrés en los últimos 3 años: la pandemia y sus consecuencias, la inseguridad, la polarización social, el daño en la economía, la guerra en Europa del Este, todo sumado ha provocado un estado de tristeza, miedo e ira como las emociones que predominan durante nuestro día a día; por eso, tenemos que encontrar los canales a través de los cuales podamos «relajar», «consentir» a nuestra mente para que logremos equilibrio. Esto se puede lograr con terapia psicológica, ejercicio, meditación y momentos de paz, en los que a lo mejor estar solo contigo mismo puede ser útil.

Antes de decidir cuáles son tus propósitos, analiza cuál es tu estado emocional. A lo mejor tienes que empezar por mejorar tu entorno antes de decidir dejar ese hábito que te has puesto como objetivo. De no hacerlo en ese orden, es probable que no solamente no logres lo que tenía una gran intención, sino que te frustre y aumente tu malestar emocional.

Busca en tu familia y tus amigos apoyo para lograr esos objetivos, si los involucras en tus decisiones, tendrás un mayor compromiso por lograrlo. Te pueden ayudar en el cumplimiento, sobre todo en momentos donde la voluntad esté a prueba y, quizá, también les puedas ayudar a que ellos no sigan tu mal hábito.

Por último valora cuál es el objetivo más importante a lograr, no te llenes de metas que seguramente romperás y no acabarás con ninguna de tantas. Si en tu familia hay sobrepeso y diabetes, busca mejorar tu alimentación y aumentar el ejercicio.

El mundo convulsiona, nuestro país se encuentra dividido y con la peor situación en salud en la historia reciente. Tenemos que cuidar nuestro cuerpo y para ello, empezar con una mente sana.

El autor es Médico Internista e Infectólogo de México.

@DrPacoMoreno1

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