Los procesos creativos que se dan en una sociedad permiten además del desarrollo humano, las posibilidades de construir no solo nuevas comunidades, sino para el diseño de nuevas prácticas ciudadanas, aseguró Norma Iglesias, del Departamento de Estudios Chicanos de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU).

Al actuar como moderadora durante el panel “Promoción de las Industrias Creativas”, en el marco de Tijuana Innovadora 2016 Creativa, destacó la responsabilidad social que se adquiere al trabajar en proyectos culturales, al proponerse sujetos más activos y comprometidos para con esas mismas comunidades.

La directora del Centro Multimedia de Centro Nacional de las Artes (Cenart), Adriana Casas refirió que una de las tareas de este organismo es reproducir su modelo en el país, realizar una circulación de conocimientos, formas, esquemas, disciplinas, exposiciones y cursos en sedes que en algún momento se vuelven centros importantes para la expansión de esta tarea.

Destacó la bonanza de este panorama debido a que les permiten visualizar los proyectos que se desarrollan en las entidades federativas para apoyarlos, “tenemos que apoyarlos de todas las maneras posibles, aunque sea con asesorías, no necesariamente recursos”.

Entre los objetivos del centro, su tarea es relacionarse con proyectos de arte y tecnología, con artistas e investigadores que tratan de conjuntar el arte y la tecnología, “programadores, matemáticos, bailarines, escritores, filósofos, personajes a partir de esa diversidad para compartir conocimientos y dejar un equipo para poder realizar después cosas creativas”.

El co-fundador de la Escuela de Negocios del Pacífico, Abraham Ávila aseguró que trabajar con esos agentes es importante y les interesa para que los artistas puedan vivir de sus realizaciones, debido a que éstos son iguales que cualquier otro profesionista.

Sin embargo, existen agentes importantes para el análisis de un proyecto, y en esta frontera se han encontrado con equipos de trabajo maduros, pero que trabajan en forma aislada, personas que trabajan aquí  en productos específicos; “se tiene que crear el compromiso y generar equipos de trabajo y relaciones más profesionales porque no sólo es la gente del arte y la cultura, sino que se involucran a otros profesionistas”.

Si se compara a la cultura y el arte y sus efectos con otra industria, aunque se encuentran en puntos muy distintos de comparación, ambos están produciendo en su propio contexto, y aunque cada cual en su ramo puede construir sustentabilidad, “es más importante poder medir cuál es el impacto social de cada uno de sus proyectos”.

En este sentido, dio a conocer su proyecto denominado “Relaciones inesperadas”, el cual es sustentable al propiciar visitas de amigos que proceden de otros lugares del mundo, un espacio de reflexión para pensar en el arte contemporáneo”.

Cristina Velasco, de la dirección de apoyo a la producción del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), refirió que la profesionalización tiene que ser combinada con la sociedad, y la producción de arte tiene que estar mezclada con la comunidad, de tal manera de que la mejor apuesta que pueda tener, por ejemplo la clase empresarial, es la educación por medio de las artes.

“Hacer accesible a la gente otras opciones en el mundo en el que vive para proponer a su vez otras formas de vida; hay que ofrecer una visibilidad para la gente y que pueda realizar proyectos, vamos haciendo juntos esta realidad, es una apuesta que se tiene que vivir”.

 

Es importante que los artistas puedan vivir de sus realizaciones.

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