Sus platillos son reflejo de la persona que es: cálidos y sencillos, pero también sofisticados e impetuosos. El chef Javier Plascencia está orgulloso de ser parte fundamental de la consolidación de una cocina emergente y vanguardista como la bajacaliforniana.
“Tijuana me inspira, ese olor a carbón, a mezquite, el desorden de la ciudad me gusta muchísimo. Nací ahí, soy 100 por ciento norteño. Tijuana era como la niña fea que se convirtió en princesa y ahora todo mundo la cuida y está al pendiente de ella”, comenta.
Heredero de la pasión de su padre por el negocio restaurantero, tiene siete locales repartidos por todo Baja, y dos en San Diego, California. Bracero, uno de ellos, lo ha puesto en el mapa de las propuestas más aclamadas de Estados Unidos, ya que en 2015 ganó el premio al Mejor Restaurante por la revista Eater, y la nominación al Mejor Nuevo Restaurante de los premios James Beard (reconocidos por la industria de ese país).
El 20 de junio pasado recibió el distintivo Ven a Comer de parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, por promover la gastronomía y cultura nacional en el extranjero.