Desde 1994, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), la región binacional San Diego-Tijuana, la más dinámica de la frontera entre Estados Unidos y México, ha sido quizás la que más le ha sacado provecho al pacto comercial que ahora planea renegociar el presidente Donald Trump, al considerarlo “un terrible acuerdo y un desastre total”.

Para Tijuana, NAFTA ha significado un tremendo impulso económico que le ha convertido en uno de los centros laborales más importantes de ese país. Más de 206,000 personas están empleadas en unas 600 maquiladoras ligadas a las industrias automotriz, aeroespacial, electrónica y de dispositivos médicos que exportan sus productos hacia EEUU.

Mientras su vecino del norte, San Diego, ha salido ganador de la cercanía de mano de obra barata que permite a sus compañías ser más competitivas frente a la producción asiática y que se genere un valor en mercancías de unos 49,000 millones de dólares anuales (un incremento del 400% desde la firma de NAFTA hace 23 años) que fluye hacia ambos lados de esa frontera.

“La suerte de Tijuana no se puede ver de forma aislada; la economía del sur de San Diego está ligada al poder adquisitivo de sus vecinos del sur. La afectación (que resulte de la renegociación de NAFTA) no sólo será para Tijuana, sino también para el sur de San Diego”, comentó a Univision Noticias, Humberto Jaramillo, presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana.

Una de las principales preocupaciones que existen en Tijuana si se llegan a cambiar los lineamientos de ese pacto comercial es la pérdida masiva de empleos, lo que repercutiría en la calidad de vida de la ciudad y podría generar más inseguridad en una urbe ya afectada por la violencia del narcotráfico. A este problema se sumaría el efecto que un ajuste así tendría sobre los flujos migratorios a EEUU en una ciudad en la que muchas persronas esperan su momento para cruzar al norte.

“Habría una crisis seria si el nivel de desempleo en Tijuana sube por encima del 10% de la tasa actual, porque le acarrearía problemas sociales, como el aumento del crimen común”, señaló Octavio Pescador, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y consultor de política internacional.

“Si se refuerza la seguridad en la frontera entonces va a significar que más personas van a morir tratando de llegar a Estados Unidos”, alertó Pescador.

Quince líderes empresariales, ejecutivos bancarios, catedráticos y especialistas cuestionados por el diario San Diego Union Tribune en noviembre de 2013 sobre si NAFTA había beneficiado a San Diego y Tijuana coincidieron en que contribuyó al desarrollo económico de la región binacional.

Lo atribuyeron a la ubicación estratégica de la región, la colaboración mutua entre ambas metrópolis y la efectiva operación de las maquiladoras al otro lado de la frontera. Indicaron que San Diego, en particular, sacó provecho de los empleos y de las industrias localizadas en Tijuana.

“Somos una región de seis millones de personas y hay un impacto económico, una relación económica”, subrayó la senadora estatal Toni Atkins, representante del sur de San Diego, en una conferencia que se realizó este miércoles en el Senado de California para rechazar las primeras órdenes ejecutivas del presidente Trump y la amenaza de salir de NAFTA.

“Nos ha llevado décadas construir esa relación de manera significativa y lo hemos hecho con cámaras de comercio, con la Agencia de Desarrollo Económico (EDC)”, continuó la senadora Atkins. “Gastamos miles de millones de dólares para lograr ese fluido de comercio y de tráfico de ida y vuelta”, añadió.

El alcade de San Diego, el republicano Kevin Faulconer, defendía en Twitter este miércoles la actual relación con Tijuana: «El comercio transfronterizo crea empleos. Nuestros lazos culturales y económicos binacionales tienen todo mi apoyo». Faulconer fue crítico con el ahora presidente Donald Trump durante la campaña electoral, si bien después de los comicios adoptó una postura más conciliadora.

Tijuana presume que fabrica al menos un componente de las televisiones que se venden en EEUU. Lleva 40 años en ese negocio y ahora hay más de 12 plantas industriales de las empresas más importantes del mundo. Según un reporte de 2012 del centro de investigación de la frontera de México con EEUU, COLEF, ahí se producían más de 20 millones de televisores plasma, generando alrededor de 400,000 empleos directos e indirectos.

Samsung, Sony, Sanyo, Panasonic, Hitachi y Vizio seleccionaron a esa ciudad como sede de sus operaciones, privilegiando su cercanía con el sur de California y el complejo portuario más grande de EEUU, el de Los Ángeles-Long Beach, que recibe casi toda la mercancía proveniente de Asia. Además han aprovechado incentivos fiscales que les ha ofrecido el gobierno de Baja California.

Otros estados de México también fabrican televisores, pero ninguno se acerca a la producción en Baja California, donde se encuentra Tijuana. Solo la empresa coreana Samsung aumentó su producción en dicha entidad de 12 millones a 14 millones de 2011 a 2012.

Investigadores COLEF han anticipado un panorama complicado para aquella zona no solo por las políticas comerciales que ha esbozado Trump, sino por la llegada de deportados.

“Si se modificara (NAFTA) nosotros somos la región más vulnerable porque la base económica de la frontera está fincada en industrias maquiladoras de origen norteamericano y el 70% de los empleos son generados por estas industrias”, expresó el investigador del Departamento de Estudios Económicos del COLEF, Noé Aarón Fuentes, según se recoge de su participación en el foro denominado “Conversatorio sobre los posibles impactos en México, en la frontera y en Baja California acerca del triunfo de Donald Trump”, que se realizó poco después del triunfo del magnate.

Posteriormente, miembros de la industria en México se reunieron durante dos días en Tijuana para analizar las críticas del entonces presidente electro Trump a NAFTA.

México se ha convertido en una potencia manufacturera. En total, casi 2.7 millones de personas allá trabajan en maquiladoras. La fabricación, según grupos empresariales, está en su mejor momento.

Tras la cancelación de la reunión del presidente mexicano Enrique Peña Nieto y Trump programada para la próxima semana, el futuro de NAFTA parece aún más incierto. Trump le advirtió el miércoles a través de un mensaje en Twitter que si no estaba dispuesto a pagar por la construcción de un muro en la frontera que mejor no viniera. El jueves, Peña Nieto anunció que se anulaba la reunión.

La Casa Blanca anunció después que quiere incluir un impuesto de un 20% a las importaciones de productos mexicanos en una reforma tributaria que se planteará al Congreso. El objetivo de esa tasa sería obtener ingresos para costear la construcción del muro fronterizo.

A decir de Humberto Jaramillo, México recibiría un golpe muy duro si se limitan sus ingresos a través de la industria de maquiladoras. Su esperanza es que Trump privilegie las ganancias monetarias que obtienen ambos países.

“En la frontera la relación no siempre ha sido cordial, pero siempre la conveniencia ha superado los enconos”, concluyó.

Cuando se firmó NAFTA otro temor era el impacto ambiental negativo en Tijuana, que al final ocurrió en el este de esa municipalidad, que experimentó el frenesí de la construcción de fábricas estadounidenses, incluidas peligrosas plantas de reciclaje de baterías.

Un reporte que el Sierra Club publicó en 2014 sobre el daño ecológico que ha generado dicho tratado comercial en dos décadas hace hincapié en la polución generada por la intensa circulación de vehículos de carga en las fronteras. En la zona entre San Diego y Tijuana, indica el estudio, el tiempo de espera del 89% de los camiones de carga es de más de una hora, lo cual abre la puerta a las enfermedades respiratorias para los habitantes de ese lugar.

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