Mucho se ha hablado en días recientes sobre las declaraciones de Donald Trump acerca de abandonar el TLCAN. El discurso del presidente de los Estados Unidos ha llegado al extremo de referirse al tratado como un error: “el TLCAN ha sido uno de los peores acuerdos jamás firmados en todos los tiempos en cualquier parte del mundo, y puedo entender por qué México es difícil ahora en las negociaciones; porque se salieron con la suya”.

Más allá de cuestionar si la amenaza de Trump de romper el TLCAN es real o una simple estrategia de negociación, habría que entender qué es exactamente lo que está peleando este mandatario, y cuáles son los puntos fundamentales en los que se centran sus reclamos:

Preámbulo:

Washington cuestiona el déficit de su balanza comercial con México, que desde la firma del pacto en 1994 pasó de un excedente de 1,300 millones de dólares a un déficit de 64,000 millones. Además, se critica la pérdida de empleos de calidad por el cierre de fábricas que se instalaron en México para aprovechar la mano de obra barata. Muchos que perdieron trabajos encontraron nuevos, pero ganan un 20% menos. Así, fundamentalmente se percibe en Estados Unidos un escenario donde la industria se mudó fuera del país, se perdieron empleos, y se perdió poder adquisitivo.

Resolución buscada:

Fundamentalmente, Trump puntualiza un asunto central a resolver: Devolver competitividad a la industria estadounidense. Esto lo pretende hacer mediante la creación de empleos y el rescate de su industria doméstica. Para ello, pelea los siguientes puntos en la renegociación del TLCAN:

  1. Conservar el Dumping:
  • Estados Unidos busca suprimir el mecanismo de regulación de controversias comerciales, conocido como el “Capítulo 19”, que permite arbitrar litigios relativos al dumping.
    • En lo relativo a este tema, lo que Trump pretende es mantener las prácticas de Dumping que realizan ciertos sectores industriales de Estados Unidos con respecto a México, como por ejemplo el agrícola, que recibe cientos de millones de dólares de subsidios directos del gobierno que permiten a los granjeros norteamericanos vender sus productos debajo de su costo; destruyendo toda competencia potencial mexicana.
  1. Reducción el déficit México-EEUU en favor de la industria norteamericana:
  • Trump intenta de igual manera crear mecanismos para obligar a que más bienes norteamericanos sean comprados por México. Mediante la modernización de las reglas de “denominación de origen”, pretende obligar a que muchos productos terminados que compra Estados Unidos, forzosamente tengan que tener componentes de dicho país.
    • Así por ejemplo, coches que se manufacturan totalmente en México, deberían tener en el futuro más componentes elaborados por empresas norteamericanas antes de ser vendidas a los Estados Unidos.

Por lo tanto, debemos enfocar el análisis en los puntos reales de negociación de Estados Unidos y no en sus formas. No son importantes las amenazas discursivas, sino la reconfiguración industrial que pretende obtenerse de esta renegociación. Será importante que nuestro gobierno proteja los intereses de la industria mexicana de la misma forma en que Trump lo hace con Estados Unidos.

Queda aún mucho camino por recorrer, pues la revisión del TLCAN prevé entre siete y nueve rondas de negociación, y se esperan logros antes de las elecciones generales y parlamentarias en México (julio de 2018) y legislativas en Estados Unidos (noviembre de 2018), para no entorpecer los debates con intereses políticos. Ya veremos cómo se dibuja esta historia.

 

 

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