Comenzaré esta entrega haciendo eco de las palabras del periodista Javier Solórzano, quien fue ponente en el Grupo 21 de Tijuana, y señaló que la inasistencia del presidente López Obrador a la Cumbre de las Américas fue un desdén y una oportunidad desaprovechada para abordar temas comunes entre México, Estados Unidos y Centroamérica. Sin embargo, será hasta el próximo martes cuando me referiré a dicha reunión.

En un primer momento, consideré titular esta columna: “Crónica de una derrota anunciada”, pero fue mucho mi sentimiento de culpa por utilizar como alegoría la talentosa pluma de Gabriel García Márquez. Así que, aprovechando que recientemente conmemoramos la Batalla de Puebla (5 de mayo de 1862), vino a mi memoria aquella épica frase que pronunciara Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, al encabezar las tropas francesas: “ya soy el amo de México”.

Aunque a simple vista, cualquiera le hubiera concedido la razón a Lorencez, al experimentado militar le duró poco el gusto. Pecó de soberbio y se adelantó anunciando una victoria que nunca llegó. Y es que, como decimos los mexicanos: “al mejor cocinero se le va un pelo en la sopa”.

Los aires de triunfo eran lógicos para el general francés, dado que el ejército europeo era muy disciplinado y contaba con mayor experiencia. Pero, para nuestra fortuna, el orgullo de Lorencez provocó que ignorara a quienes le sugerían esperar refuerzos. El conde atacó prematuramente y sin conocer a cabalidad el terreno. El resultado fue una vergonzosa derrota y el fin de su carrera militar.

Los cuatro triunfos (de seis) obtenidos por los candidatos de su partido provocaron que Andrés Manuel se pavoneara nuevamente. Es curioso cómo, en esta ocasión, no criticó ni cuestionó la labor de la autoridad electoral, sino que presumió los resultados que el INE hizo públicos.

Con ello, el partido oficialista y sus aliados han conquistado casi las dos terceras partes de los gobiernos estatales desde que MORENA obtuvo su registro como partido político (aunque ellos insistan en que no lo es). Han triunfado en 20 estados en menos de diez años; lo cual confirma que MORENA, hecha a imagen y semejanza de su creador, más que eficiente, es advenediza.

Algo que también debemos tener muy presente es que esos 20 gobernadores vienen en “combo”, pues, con el cargo, vienen el dinero, la nómina y los beneficiarios de los programas sociales, dicho de otro modo, se hacen de la maquinaria electoral.

Será interesante comparar los datos oficiales sobre la participación ciudadana en las últimas dos elecciones en cada estado, así como la preferencia electoral entre la última votación para gobernador y la ocurrida el pasado 5 de junio en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. Los números no mienten; la mayoría de los políticos, sí.

La oposición, quizá ramplona como la ha calificado el propio López Obrador, pero aún existe (¡Aunque usted no lo crea!). Minimizada, golpeada por sus propios tropiezos y por los excesos que cometen aquellos que no saben administrar el poder. No obstante, la oposición es muy necesaria para hacer contrapeso con la desmesurada concentración de poder que está acumulando AMLO y sus secuaces.

A pesar de que Andrés Manuel también adolece de necedad y soberbia, a diferencia de Lorencez, el tabasqueño sí conoce los terrenos electorales que pisa y, pese a su falsa modestia, en este momento, él sí puede decirse “amo de México”.

Post scriptum“Soy siervo de la Nación porque ésta asume la más grande, legítima e inviolable de las soberanías”, José María Morelos.

* El autor es doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

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