Fui a la pequeña tienda del barrio en Tirrenia, un pequeño pueblo turístico situado a unos quince minutos de Pisa, le pedí un pepino a la dueña y me dijo que no había porque no era temporada. Ella le compra a los agricultores de la zona y producen solamente los productos de la estación. Lo importante es que su producción encuentra el camino de salida a los consumidores locales.

Viajando por Italia encontré que trabajan hasta el último centímetro de tierra. Me moví especialmente en la Toscana, la zona del Veneto y Friuli-Venezia Giulia, dónde nada mas salir de las ciudades, se encuentra uno con campos trabajados.

Respecto al uso de la tierra, es frecuente encontrar los pueblos en las alturas, de tal manera que las llanuras se puedan cultivar, aunque igual en las montañas hay vid y olivos.

Se puede decir a simple vista que Italia tiene una fuerte base agrícola, lo que sin duda representa una base importante para su economía. No solamente la producción para la dieta está garantizada sino que se crea una economía regional. A dónde fui encontré centros comerciales abarrotados y las calles de los centros pletóricas de gente.

México en cambio es exactamente todo lo contrario. Los poblados se construyen en las llanuras y con la ruinosa política de vivienda, cada día se merma más la tierra agrícola para construir grandes centros de población de vivienda barata que carece de servicios (escuelas, atención de desastres). Fuera de algunas tienditas que venden latería, esas zonas no pueden funcionar como incentivos para el desarrollo regional. Porque son islas de pobreza.

La pésima política agrícola de México logró vaciar el campo, primero porque la gente se iba a las ciudades a trabajar y luego abandonaban el país.

Con el paso de los años México se convirtió en importador de granos, con una balanza comercial agrícola deficitaria creciente; hoy en día, se importan los componentes principales de la dieta nacional (maíz, frijol, trigo, sorgo).

Cuándo Salinas modificó el 27 constitucional para que el ejido fuera vendible o usado como garantía para préstamos, se supuso que la tierra cambiaría de manos muy rápido, pero no fue el caso. En algunas regiones la explotación de la tierra se privatizó, ya sea que se comprara, se arrendara o se usara para maquilar productos agrícolas que se venden en Estados Unidos. Parte del problema es que la mano de obra se fue, la que quedó sigue trabajando por ingresos de hambre y la pobreza recorre el campo. El país mientras tanto se hunde en un desequilibrio comercial que no tiene miras de corregirse.

Después del intento fallido del Sistema Alimentario Mexicano, el gobierno voltea al campo solamente cuando trata de comprar votos, las demás acciones son ocurrencias que no se anclan.

En Chihuahua, el gobernador Patricio Martínez entregó dos borregos a muchas familias, éstas debían pagar con borregos, o sea que después de pagar sus dos borregos se quedaban con las cabezas e iniciar un hato. Le comente entonces:

– El problema es que se los van a comer.

– Pues si así lo hacen, por lo menos comerán proteínas.

La idea de Martínez era buena, pero se topó con la realidad de la pobreza nacional y la necesidad de alimentarse de la gente.

Duarte supuestamente entregó animales de registro a los ganaderos, la idea era genial para poder exportar carne; el problema es que él uso un mecanismo de engaño para beneficiarse personalmente de la producción ganadera y de la exportación de la carne.

Durante muchos años los planes para apoyar al campo se han enfrentado a varios problemas: asistencialismo y corrupción. En una época que entregaron tractores, los empleados del Banjidal (Bandidal le decían) se robaban los pagos de las máquinas y los campesinos perdían sus máquinas y sus pagos.

El engaño y la simulación están enraizadas en México y aniquilan las capacidades de crecimiento local, a la vez que matan las buenas ideas de algunos gobernantes. El campo no tiene el menor atractivo para que vuelvan los mexicanos en Estados Unidos, que ya probaron un nivel de vida más elevado.

Los deportados difícilmente volverán a arañar una tierra yerma y sin contar con ningún apoyo para cultivarla. Y mientras tanto, el gobierno está interesado en privatizar todo, ahora van por el agua, para dársela a las petroleras para que la usen en el fracking mientras la agricultura languidece y la nación se desangra teniendo de importar el maíz para unas tortillas malas que suben de precio hasta el cielo.

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