No hay nada más triste que ver como sufren padres y madres cuando alguno de sus hijos se ha alejado de su vida, les han quitado el habla, o simplemente no quieren tener relación con ellos.

Triste saber que aun en vida algunos hijos los tratan a sus padres como si no existiesen, o peor aún, como si ya estuviesen muertos. Hasta existen hijos que han perdido tanto el respeto, que hasta llegan a tratar mejor a sus mascotas, que a sus propios padres.

Posiblemente no todos los padres son ideales, pero tampoco todos los hijos son ejemplares. Es un hecho que hay ciertas relaciones entre padres e hijos adultos que son complejas y para que funcionen sanamente, se requiere tener respeto, cariño y límites que permitan fluir la relación de tal forma que cada uno pueda tomar sus propias decisiones y al final del dia, ambas partes puedan comunicarse, cuidarse y protegerse.

La tradición enseña, que los padres esperan tener una relación duradera con sus hijos, a pesar de que estos se convierten en adultos y tengan una vida independiente y formen su propia familia. El mundo moderno ha cambiado, en muchos casos los valores se han diluido u olvidado. Hay relaciones naturales y necesarias, que se transformaron en situaciones frívolas, interesadas, casi crueles y con grandes luchas de poder.

Cuando un hijo adulto elige ignorar a sus padres en situaciones casi normales, donde surgen conflictos rutinarios causados por problemas típicos de resentimientos, falta de comunicación o malos entendidos; La vida toma un sabor amargo, que no se puede compensar tan fácilmente.

Habrá hijos que insisten que viven mejor y más tranquilos sin tener relación con sus padres, ya que estos son personas dominantes, toxicas, entrometidas, sobreprotectores y hasta impositivas. Por el otro lado, también existen los padres que ya se han cansado de salvar a sus hijos o están hartos de la ingratitud, sus chantajes, manipulaciones y la dependencia que crean.

En algunos casos, las relaciones se han deteriorado a tal punto, que pareciera imposible poder remediarlas. La suma de equivocaciones, tropiezos y enfrentamientos, han logrado alejar a las personas al punto pierden el interés por sanar su relación familiar. Existe tanto enojo y resentimiento, que hace imposible iniciar un dialogo, tranquilo y amigable

Se puede entender que tanto algunos padres, como algunos hijos, no han podido tener una relación funcional, sana y efectiva asi, ambos o alguno de estos, han tenido una trayectoria complicada y tormentosa por lo que los unos… quieran olvidarse o prescindir de los otros.

El miedo al rechazo, la soledad, el enojo y hasta el orgullo son malos consejeros.

El amor que siente un padre hacia sus hijos y el respeto que los hijos deberían tener hacia sus padres, son cuestiones que no se negocian y mucho menos se deberían de cuestionar.

LA RECETA

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Relaciones de padres/hijos

recetas-titulo2Ingredientes:

  • Aceptación – reconocer que nadie es perfecto ni es como uno quiera que fuera
  • Respeto – límites claros, distancia sana y saber dar el lugar que cada quien merece
  • Gratitud – agradeciendo por la vida y por el privilegio de ser padre-hijo y tener una familia
  • Ojo noble – ver las acciones y las intenciones con una visión positiva y preclara
  • Humildad – aceptar que es más fácil vivir con los demás, ser flexible y bondadoso

Afirmación Positiva:

Agradezco que tengo y soy parte de una familia. Busco la armonía con mi familia y el mundo. Respeto y valoro las diferencias de carácter. Nadie tiene el poder ni el derecho de cambiar la persona que soy y tampoco yo puedo hacerlo. Tengo buena disposición y puedo ser más flexible. Tengo fe que puedo superar los problemas y las discrepancias familiares el amor que siento es más grande que los problemas que tengo.

Como mejorar la relación Padres/hijos:

  1. Reconocer las jerarquías y el carácter de cada persona son el secreto para tener una relación sana y duradera. Aceptar que las personas son quien y como son, sin tener expectativas, ni exigencias irreales fortalece la relación, la permite fluir y la hace crecer.
  2. Una relación sana entre adultos se basa en el respeto, los límites y el amor incondicional. No hay necesidad de salvar, proteger, comprar, criticar, sanar o imponerse. Tampoco se requiere ofrecer consejos que no han sido solicitados.
  3. Aprender hablar de los problemas sin llegar a pelear y ofender promueve la comunicación. Entender y respetar los distintos puntos de vista, saber pedir perdón y dejar el enojo y el resentimiento de lado, crea relaciones sanas, funcionales y ayuda a vivir en paz y armonía con la familia y con el mundo.

No hay culpables e inocentes, todos son parte de la misma relación, para sanar cada quien se debe de hacer responsable de sus acciones.

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