La Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la comunidad portadora conformada por varias asociaciones de charros, informaron el logro de la inscripción de la nominación La charrería, tradición ecuestre en México, en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Luego de un proceso de elaboración y evaluación de cinco años y gracias a las gestiones realizadas por la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Cultura del Gobierno de la República, a través del INAH, así como de la comunidad portadora, La charrería, tradición ecuestre en México fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que la convierte en la octava manifestación cultural viva de México que recibe esta distinción.
La Dirección General de Culturas Populares, de la Secretaría de Cultura, participó en la integración del expediente para conformar la propuesta.
La inscripción fue aprobada durante la 11ª Sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, misma que se celebra actualmente en Addis Abeba, Etiopía, sobre la base del sólido expediente preparado de manera conjunta por el INAH y la Asociación Nacional de Charros, y que logró la aceptación unánime por parte de los miembros del Comité, conformado actualmente por Afganistán, Argelia, Armenia, Austria, Bulgaria, Chipre, Colombia, Costa de Marfil, Cuba, Etiopía, Filipinas, Guatemala, Hungría, India, Líbano, Mauricio, Mongolia, Palestina, República de Corea, República del Congo, Santa Lucía, Senegal, Turquía y Zambia.
El expediente, resultado de una amplia investigación documental y de campo, describe a la charrería como un claro ejemplo de la diversidad de las expresiones culturales que surgen a raíz del encuentro de las culturas que dan origen a México y cuyo nacimiento se remonta al siglo XVI cuando, como resultado del establecimiento y auge de las haciendas ganaderas en el centro y norte de México, surge la necesidad de convivencia entre los vaqueros de las diferentes fincas al reunirse para inventariar y marcar el ganado de cada propiedad, convirtiendo a las faenas de campo en motivo de coexistencia y articulación social, siendo el origen de una escuela ecuestre mexicana que permitió manejar el ganado mientras se montaba a caballo y que se distinguía, entre otras cosas, por el uso de la silla de montar y la reata, utensilio esencial para lazar al ganado.
Uno de los documentos más importantes que integran el expediente oficial presentado a la UNESCO es el Plan de Salvaguardia, elaborado por la comunidad portadora, en este caso representada por socios de la Asociación Nacional de Charros, la Asociación de Charros de Jalisco, la Asociación de Charros de Huichapan, la Asociación de Charros de Polotitlán, la Asociación de Charros de la Cuenca del Papaloapan, la Asociación de Charros Regionales de San Juan del Río, la Asociación de Charros de Morelia y la Asociación de Charros de la Tuna Alta, en conjunto con representantes de la comunidad artesanal y el respaldo de los gobiernos de Jalisco, Estado de México y Ciudad de México.
El Plan de Salvaguardia incluye medidas como la creación de un Conservatorio de la Charrería, conformado por diversas instancias gubernamentales, académicas y de la sociedad civil, como la Secretaría de Cultura, la Secretaría de Educación Pública, los institutos de Investigaciones Históricas, de Investigaciones Estéticas y de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México; el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Federación Mexicana de Charrería, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Instituto Mexicano de la Juventud y el Instituto Mexicano para la Mujer, así como por miembros de la comunidad portadora.
Actualmente, la charrería se realiza en México a través de casi 2 mil eventos anuales en los que participan alrededor de mil asociaciones charras existentes. No menos importante es señalar que su práctica se ha difundido en Estados Unidos de América, donde se encuentran 184 comunidades charras distribuidas en 13 estados, a saber: Arizona, California, Colorado, Idaho, Illinois, Kansas, Nebraska, Nevada, Nuevo México, Oklahoma, Oregon, Texas y Washington.
La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial fue adoptada en 2003 y tiene cuatro objetivos principales:
- Salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial;
- Respeto del patrimonio cultural inmaterial de las comunidades, grupos e individuos de que se trate;
- Sensibilización en el plano local, nacional e internacional sobre la importancia del patrimonio cultural inmaterial y de su reconocimiento recíproco;
- Cooperación y asistencia internacionales.
La inscripción de la charrería permitirá una mayor difusión de los objetivos de la Convención, así como la vinculación de los valores que promueve la charrería con el Patrimonio Cultural Inmaterial en general y se garantizará su transmisión a las siguientes generaciones al permitir la creación de nuevos espacios para la práctica de la charrería de manera colectiva e individual.
De esta forma, México cuenta con un total de ocho inscripciones en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, con lo que el Gobierno de México refrenda su responsabilidad con la salvaguardia, preservación y revaloración de las tradiciones mexicanas que conforman nuestra identidad cultural.
Como país líder en materia de inscripciones en las Listas de Patrimonio de la UNESCO, México seguirá abogando por fortalecer el régimen internacional de protección de los diversos sitios y expresiones culturales designados como Patrimonio de la Humanidad, su transmisión a las generaciones futuras en óptimas condiciones de preservación y una mayor difusión para favorecer un mejor entendimiento de nuestros valores e identidad cultural y promoción de un diálogo intercultural en favor de la paz y el desarrollo.