Tengo la certeza de que las iniciativas de reforma que envió el presidente al Congreso de la Unión no son otra cosa más que propaganda. Eso explica el poco cuidado en su redacción, que sean contradictorias de plano, por ejemplo. Sin embargo, es necesario hacer notar la falta de congruencia de la reforma con lo realizado por este gobierno.

En materia eléctrica, una de las intenciones mencionadas por el presidente es lograr, o por lo menos abonar, a la autosuficiencia. Y aquí viene la incongruencia, pues esta administración ha operado exactamente en contra de este objetivo.

Para ponerla en evidencia, no me iré a discurso alguno, sino a los hechos.

¿Cuáles han sido los dos proyectos de infraestructura más importantes que se han impulsado o desarrollado desde CFE? Son la construcción de ciclos combinados y la renegociación de contratos de transporte de gas natural, además del desarrollo de nuevos ductos, algunos de ellos necesarios para poder llevar el combustible a las centrales y que puedan operar.

Pero hagamos memoria.

El 60 por ciento de la energía eléctrica que consume el país viene de centrales de este tipo, que se alimentan de gas natural. El 80 por ciento del gas que se consume en el país proviene de Estados Unidos, pero el total del gas que usa CFE viene del vecino país.

Con la renegociación de los ductos, se amplió su vigencia diez años. Eso significa usar por diez años más gas natural proveniente de los Estados Unidos para generar la energía eléctrica. Ese tiempo adicional se pudo haber evitado con la construcción de centrales eólicas, solares o geotérmicas, pero en lugar de eso se decidió pagar por diez años más el uso de un combustible extranjero. Aunado a ello, se generaron daños al erario por los 6,837 millones de dólares adicionales a lo que se había pactado originalmente.

Por si faltara algo, la renegociación amplió la capacidad de transporte, como el caso del ducto Samalayuca-Sásabe. O sea: depender del doble de gas importado.

Lo mismo sucede con la construcción de las centrales de ciclo combinado en varias partes del país, que incrementan la demanda y exportación de gas natural. O sea, incrementan la dependencia de los Estados Unidos.

Aquí cabe un debate sobre si la generación de energía con gas natural es muy competitiva, si desplaza emisiones, por ejemplo de centrales de carbón, si permite generación base y seguridad al sistema, pero el verdadero hecho es que estas acciones, como las únicas en materia de generación real de este gobierno, no abonan en absoluto a ese supuesto objetivo de autosuficiencia.

Y no, no me refiero a los problemas de planeación que harán que haya centrales sin gas durante meses, ni a los sobrecostos de las centrales, que suman alrededor de mil millones de dólares, sino solo a la incongruencia de la propuesta de autosuficiencia y, al mismo tiempo, acciones para aumentar la dependencia de la producción de gas de Estados Unidos. Total, los mexicanos ya sabemos qué es depender de esos productores de gas extranjeros cuando se presentó el desastre de Uri en febrero de 2022.

Y finalmente este gobierno tiene cientos de megawatts parados en materia de renovables, que si aportarían autosuficiencia al país. Pero esos los tienen bloqueados.

En resumen. Sí, es un engaño ese discurso y solo fue creado para la propaganda.

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