A inicios de enero del 2024, el gobierno del estado de Baja California anunció que está por concluir la demanda contra el estado para retomar la construcción de la planta desalinizadora en Rosarito. Este proyecto, se dice, servirá para brindar agua a los municipios de Tijuana y Rosarito en épocas en que el agua proveniente del río Colorado no es suficiente, lo cual permitiría tener márgenes del recurso hídrico y hacer frente a la crisis hídrica del estado.
Sin embargo, para el Dr. Alfonso Cortez Lara, Director de la Unidad Mexicali de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), una planta desalinizadora debe de ser la última opción como fuente de agua. Remarcó que éstas tienen un alto impacto al medio ambiente y económico, ya que el consumo energético para tratar el agua de mar es muy alto; lo cual se vería reflejado en mayores costos para el usuario.
Comentó que el gobierno del estado debería, en un inicio, mejorar la infraestructura de la red de distribución, dado que cerca del 30% del agua de la ciudad de Tijuana se pierda a causa de las fugas. Por otro lado, utilizar agua tratada, ya que actualmente solo se usa el 7% . Y, desde otra vía, generar una cultura de consumo responsable por parte de la ciudadanía.