En una democracia, las campañas sirven para probar de qué están hechos los candidatos que pretenden gobernarnos. Si tienen o no la pasta para soportar lo que implica tener el poder. Es una prueba.
Samuel García la reprobó. Nos enseñó que no estaba listo para gobernar a México. Quizá, en una de ésas, ni a Nuevo León.
¿Acaso no vio venir Samuel que PAN y PRI iban a hacer hasta lo imposible por descarrilar su candidatura?
¿Tan ingenuo es?
A ver, la jugada estaba más que cantada.
Con el apoyo de López Obrador, García se lanzó a la campaña presidencial para quitarle votos a la oposición. Los dos lo decían abiertamente. El Presidente estaba feliz que hubiera otra alternativa atractiva para los votantes de clase media desencantados con el lopezobradorismo. Tan sencillo como seguir la táctica de “divide y vencerás”. En cuanto a García, pues dedicaría seis meses de su mandato a darse a conocer en el electorado nacional, con la vista puesta en 2030, en una de ésas efectivamente desbancaba a Xóchitl del segundo lugar, se convertía en factor real de poder en la política nacional, le arrebataba el liderazgo de MC a Dante Delgado y regresaba a gobernar a su estado con una presidenta muy agradecida por sus servicios (Claudia Sheinbaum), que lo llenaría de recursos federales.
“Win, win”, dicen en inglés. Pura ganancia para AMLO y García.
Sólo que se les olvidó un detallito: la reacción de los posibles perjudicados por esta maniobra tan evidente, es decir, PAN y PRI.
¿Qué pretendían?
¿Que la oposición pavimentara el camino rumbo a su propio funeral?
Claro que el PRIAN iba a hacer hasta lo imposible por descarrilar a Samuel. Estos partidos tendrán muy mala imagen pública pero no son idiotas.
Por supuesto que, utilizando su mayoría en el Congreso de Nuevo León, iban a poner un gobernador interino ajeno al grupo de Samuel. Desde luego que, ya con el poder, iban a investigar hasta por debajo de las piedras posibles casos de corrupción de la administración de García. Claro que intentarían evitar que regresara Samuel como gobernador de Nuevo León.
Bienvenido el rey del TikTok a las grandes ligas de la política nacional. Lástima que no pudo con el paquete. Va de regreso a la triple A. En una de ésas ni ahí.
Con mucho cariño, se lo advirtió su compadre, Luis Donaldo Colosio Riojas: “Te está ganando la ambición. No es nuestro tiempo”. Pero, encandilado por el Presidente, Samuel se lanzó al ruedo y, con inocencia supina, se enfrentó a un toro Miura de 600 kilos.
Porque, será el sereno, pero los panistas y priistas algo conocen de este negocio de competir en elecciones presidenciales. En la pasada, por ejemplo, el PRI le inventó todo un caso judicial al candidato del PAN para descarrilarlo. Y lo logró. Hoy ya son aliados y amiguitos por el cambio de las circunstancias políticas. Ambos tienen el knowhow de cómo operar en las grandes ligas.
Claro que Alito Moreno y Marco Cortés torpedearon cualquier intento de arreglo para que Samuel se fuera de campaña presidencial (a quitarles votos) y poner a alguien de su equipo como gobernador interino. Ellos tenían una sola palanca de poder que utilizaron a cabalidad: la Constitución de Nuevo León, que ordena que el Congreso nombre al interino por mayoría simple. PAN y PRI tenían esos votos. A ver, Samuel, tú te vas a chingarnos, pues nosotros vamos a chingarte de regreso. Tú decide.
Y Samuel decidió. Se queda como gobernador de Nuevo León. Creo que hizo lo correcto, aunque todavía está en disputa si lo dejarán quedarse o no. Tenía razón Colosio. No era su tiempo. A la primera que le subieron la lumbre, se quemó. No supo cómo lidiar el Miura y acabó corneado.
Gana el PAN, gana el PRI, gana Xóchitl. Pierde Samuel, pierde AMLO, pierde Claudia. Todo indica que habrá una competencia presidencial parejera. Lo que pierda una de las candidatas, lo ganará la otra. De un plumazo, se dobla la probabilidad que Gálvez alcance a Sheinbaum, si es que esa campaña aprovecha esta coyuntura.
Dante Delgado se queda sin candidato presidencial para MC, pero asegura el liderazgo del partido que García ya le andaba desafiando. MC se queda chiflando en la loma, por lo pronto sin candidato, con la gran probabilidad de tornarse irrelevante en la política nacional.
He aquí un ejemplo más que las elecciones siempre están llenas de sorpresas y nuevas circunstancias. Faltan seis meses y, por lo pronto, para aquellos que se preguntaban dónde estaba la oposición en este país, ya la vimos presente. Haciendo lo que tenían que hacer para bajar de la contienda al esquirol del oficialismo. No es poca cosa.
X: @leozuckermann