Tan sólo hace cuatro meses, Marcelo Ebrard comenzaba su campaña para ser candidato presidencial de Morena con una propuesta. De ganar la Presidencia, formaría la “Secretaría de la Cuarta Transformación”.
El nuevo ministerio se encargaría de apuntalar el proyecto lopezobradorista: “Consolidar y potenciar las grandes obras de infraestructura, por ejemplo: refinería en Dos Bocas, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec”. También expandiría los programas sociales y contaría con una coordinación de austeridad republicana.
“He pensado en invitar a un joven muy destacado, brillante, que es Andrés Manuel López Beltrán, a dirigir esta secretaría en caso de que él acepte”, remató el excanciller. En la lucha interna de Morena, Marcelo se posicionaba como el más lopezobradorista del lopezobradorismo.
Ya sabemos el desenlace de la historia. El hijo del Presidente rechazó la oferta porque apoyaba la candidatura de Claudia Sheinbaum quien, al final, fue la elegida de López Obrador para ser la candidata presidencial de Morena. Ebrard, que no quiso ver que la decisión ya estaba tomada a favor de la exjefa de gobierno, hizo una pataleta, argumentó que le hicieron fraude y desapareció de la escena pública.
Se quedó chiflando en la loma.
Hasta esta semana en que el líder de Movimiento Ciudadano (MC) lo encartó como posible candidato presidencial de ese partido. Dante Delgado mencionó a Marcelo, junto con el gobernador de Nuevo León, Samuel García, como las dos opciones de la que será la tercera y última candidatura que aparecerá en la boleta junto con Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
Si entiendo bien, porque ya luego en la política mexicana hay maromas que uno no comprende, MC es y sigue siendo un partido de oposición. Tan sólo hay que leer las cartas que Dante le enviaba públicamente a AMLO. En la última, del 15 de agosto de 2022, el líder de MC le dice al Presidente: “Tú sigues administrando la decadencia del sistema; en lugar de transformarlo y relanzar el país con una visión de grandeza, te convertiste en paladín del viejo régimen. Mientras que de la hybris tienes todo, de Juárez no te quedó nada”.
¿Y ahora Dante está considerando lanzar como su candidato presidencial al que fue uno de los hombres más fuertes del gabinete del “paladín del viejo régimen”?
Sí, Marcelo, al que llamaba AMLO cuando necesitaba que le sacaran las castañas del fuego. Ebrard, el gran convencido de servir a un gobierno que estaba transformando a México. Al que López Obrador consideraba como “gran político y diplomático”, uno de sus “hermanos”. Al que Pío López Obrador apoyó para ser candidato presidencial de Morena.
¿Ése ahora se convertirá en opositor a la Cuarta Transformación?
Alegará Marcelo que vio la luz en el proceso de selección de candidato donde Morena se comportó, en sus propias palabras, como el PRI de antes. Que se equivocó cinco años sirviendo a un proyecto espurio. Pero, por fortuna, pudo darse cuenta de la verdad… cuando perdió.
De ser el candidato presidencial de MC, ¿qué propondrá Marcelo?
¿La creación de la secretaría para desmantelar la Cuarta Transformación, nombrando a Claudio X. González como su titular?
¿De verdad podemos creernos una megamaroma que permita la transmutación de Marcelo en opositor a la 4T?
Dante está en su juego: poner a un candidato presidencial que le procure más del siete por ciento que tiene este partido, de tal suerte que logren una nutrida votación para el Congreso y se conviertan en una fuerza legislativa poderosa que pueda negociar sus votos con el siguiente gobierno.
Sus dos opciones son García y Ebrard.
Samuel sería la opción natural por ser miembro del partido. Pero está difícil que la oposición del PAN y del PRI le otorgue la licencia en el Congreso de Nuevo León para ausentarse y dejar en su lugar a un gobernador sustituto afín a García. De complicarse esta situación, la alternativa sería Ebrard. No sé qué tan creíble sea esta opción. Igual y Dante la está usando para asustar al PAN y al PRI. Si le hacen la vida de cuadritos a Samuel, él pone a Marcelo y sanseacabó.
De ser así, no me creo una candidatura opositora de Ebrard. Contaría, sin duda, con el apoyo de AMLO, que se muere de ganas de dividir el voto de la oposición. Marcelo le haría el trabajo sucio a Claudia para ganar más holgadamente. El Presidente hasta aguantaría que su “hermano” lo criticara en campaña.
La pregunta es si el electorado sería tan tonto como para tragarse el cuento de que el perdedor de Morena súbitamente se dio cuenta de que la 4T es una cochinada. Yo no.
X: @leozuckermann