Barbie y Ken viajan del mundo de las muñecas, donde las mujeres mandan, al mundo real. Resulta que ahí son los hombres los que dominan. Fabulosa la realización de Ken de esta situación. No paré de reírme.

Acompañé a mis dos hijas a ver Barbie durante las vacaciones. No sabía de qué se trataba, pero vaya que le habían gastado millones de dólares en publicidad. Sin esperarlo, me encontré con una gran película. No sólo me divertí mucho, sino que disfruté una historia tremendamente bien contada (magnífico el guion de Greta Gerwig y Noah Baumbach), de mucho humor y con un magnífico mensaje.

La famosa muñeca vive en su mundo, Barbieland, donde todas las mujeres son algún tipo de Barbies producidas por Mattel en algún momento de la historia. Se trata de un lugar de dulces colores donde los hombres, todos ellos Kenes, son personajes secundarios. Es un mundo muy distinto al nuestro. La Barbie original (interpretada magistralmente por Margot Robbie) comienza a tener una crisis existencial. Los pies se le ponen planos. Aparecen principios de celulitis. Al parecer, lo único que la puede salvar es visitar el mundo real. Y es ahí donde se embarca en un viaje épico. Obviamente, la acompaña Ken (buenísima la actuación de Ryan Gosling), porque su objetivo en la vida es precisamente ser el acompañante de la famosísima muñeca rubia.

  • ¿Es Barbie una película feminista?

La directora del filme, Greta Gerwig, así la considera. Sin embargo, el asunto ha generado una gran controversia. Me voy a atrever a opinar sobre el tema a pesar de ser hombre (ya sé que hay mujeres que les disgusta que nos metamos en este asunto).

Yo sí creo que estamos frente a una película con un mensaje feminista. En sus dos películas anteriores Lady Bird Little Women, fabulosas las dos), Gerwig había centrado sus historias en torno a personajes femeninos. Pero esta vez, creo, la guionista y directora se voló la barda. Metió un cuadrangular.

La película nos recuerda cómo ha evolucionado la muñeca a lo largo del tiempo desde que salió al mercado en 1959. Comenzó siendo la flaquita, güera, de piel blanca que se convirtió en un juguete icónico para las niñas. Dos años después, Mattel sacó al mercado el muñeco de Ken, un güerito de cuerpo curpulento que sería el eterno acompañante de Barbie. Pero, desde entonces, el rol de la mujer ha cambiado mucho y Mattel, como buena empresa capitalista, supo adaptarse al cambio.

Para bien, el mundo se tornó cada vez más en contra de los esteriotipos patriarcales de aquellos años de la posguerra. En los ochenta lanzaron las primeras Barbies negras y latinas. En 1992, una que compitió por la Presidencia. En 2016, las que tenían un cuerpo diferente: altas, chaparras o anchas. Hoy, incluso, existen Barbies con discapacidades.

El mensaje detrás de la muñeca, y que está presente a lo largo de la película, es de la gran diversidad de las mujeres y su empoderamiento. Ellas lo pueden hacer todo: presidentas, ministras de la Suprema Corte, médicas, astronautas, pilotas, bomberas…

Lo cual, desde luego, contrasta con el mundo real. Ahí siguen mandando los hombres. Todos los directivos de Mattel, por ejemplo, son del género masculino. Sí, producen muñecas para empoderar a las mujeres, pero son de juego. Al final, el mundo real sigue siendo patriarcal. Huele a testosterona.

Ni Barbie ni Ken lo pueden creer. Con mucho humor, la película hace que hombres y mujeres se cuestionen sobre prejuicios, esteretipos y roles establecidos. El discurso que le receta una adolescente a la Barbie güera es fenomenal: tú sólo has servido para que las mujeres nos sintamos mal de nosotras mismas por décadas.

Me atrevo a caracterizar a Barbie como una película feminista porque cuestiona y critica la ideología patriarcal que todavía domina en nuestra sociedad. Y no sólo les habla a las mujeres. Los hombres también nos llevamos una muy divertida zarandeada con las actitudes machistas de Ken cuando regresa a Barbieland y trata de imitar lo que vio en el mundo real.

El filme tiene momentos memorables como cuando se hace una parodia a 2001: Odisea en el espacio, cuando brevemente se rompe la cuarta pared o cuando Barbie visita a una ginecóloga. Insisto: estamos frente a un guion muy inteligente y tremendamente divertido. La propuesta visual es fantástica y la música divina. Una película redonda. Hay que verla. Sobre todo, aquellos machos que les urge comenzar a deconstruirse. Como los que preguntan si aplica la violencia de género para los hombres.

 

  • Twitter: @leozuckermann

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