Hartos de la partidocracia que nos gobernaba, el electorado decidió votar mayoritariamente a favor del candidato que supuestamente cambiaría el régimen político mexicano. Resulta que esa persona es hoy el Presidente de México y los partidos políticos siguen ahí medrando con el presupuesto público.

Y no es que yo esté a favor de que desaparezcan los partidos que son una condición necesaria de toda democracia representativa. Lo que me molesta, y mucho, son los partiduchos oportunistas que no aportan nada a la democracia mexicana: las meretrices que tanto han desvirtuado a la profesión de la política.

Número uno en la lista: el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el que mejor ha perfeccionado el mercantilismo democrático. Un negocio redondo.

Una vez que consiguieron el registro (durante el sexenio de Salinas) han recibido cientos de millones de pesos de financiamiento público al año. Esto les ha permitido vivir como reyes a sus dueños y cortesanos. Cuando llega la época electoral, contratan a los mejores profesionales en campañas políticas que les diseñan estrategias muy efectivas para ganar votos. Si la gente está en el ánimo de matar a los secuestradores, pues proponen la pena de muerte, aunque estén en contra de que los toreros maten a toros de lidia.

El PVEM hace todo para ganar, incluyendo trampas penadas por la ley. No les importa. Prefieren obtener más votos y pagar las multas a posteriori. Históricamente, esta estrategia les ha redituado. Una segunda fuente de ingresos han sido sus votos en el Poder Legislativo: los venden caro. Generalmente se alían con los partidos gobernantes. El sexenio pasado fueron incondicionales del PRI y de Peña Nieto. Ahora lo son de Morena y López Obrador. No tienen ideología: sólo un interés: seguir medrando del presupuesto público.

Siguiente en la lista: el Partido del Trabajo (PT). Creado también durante el sexenio de Carlos Salinas, bajo el patronazgo de su hermano Raúl, este partido también se ha vendido al mejor postor. Primero estuvo muy cercano al PRI, dividiendo a la izquierda entonces liderada por Cuauhtémoc Cárdenas, que venía creciendo como la espuma. Luego se convirtió en satélite del PRD tratando de jalar los votos a favor de López Obrador. Pero, como éste formó su propio partido (Morena), el PT perdió su registro en las elecciones intermedias de 2015. No llegó al 3% requerido por ley. El INE declaró, por tanto, su desaparición.

Pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en una sentencia sin pies ni cabeza, con la clara influencia del gobierno priista en turno, decidió regresarle el registro hasta contar con los resultados de una elección extraordinaria en uno de los 300 distritos electorales federales. El PT, con la ayuda del PRI y el PRD, invirtió un dineral en obtener muchos votos en esta minielección y salvar, así, su registro. Lo logró. En 2018, sin embargo, le dio la espalda a los que lo habían rescatado y, oliendo los tiempos de cambio, se fueron a apoyar a López Obrador obteniendo una votación histórica.

Tercer caso: Encuentro Social (ES). Se presentan como un partido supuestamente liberal, pero ideológicamente tienen posturas conservadoras: están en contra del derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo y del matrimonio entre homosexuales, por ejemplo. En realidad, se trata de un partido confesional donde pesan mucho los grupos religiosos cristianos. Una vez más, percibiendo los vientos de cambio, apoyaron a López Obrador en 2018. Sin embargo, no lograron obtener el 3% en alguna de las elecciones federales para conservar su registro. El INE, por tanto, decretó su extinción.

La campaña presidencial ya comenzó en Morena. Los posibles candidatos se han acercado a las meretrices para conseguir su apoyo rumbo al 2024.

Lo del Verde es una maravilla. Un grupo le hizo un evento para demostrar que Marcelo Ebrard era su favorito. Otro le dio su espaldarazo a Claudia Sheinbaum, quien, hasta se puso un chaleco de este “honorable” partiducho. Y, cómo no, el partido también está lanzando a su propio cuadro, el exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco, quien, de acuerdo con Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, desvió miles de millones de pesos para campañas por medio de empresas fantasma. De esta forma, el Verde hace lo que mejor sabe hacer: vender caro su amor al que podría ser el próximo Presidente de México.

Tanto trabajo nos costó transitar a un régimen democrático para que personajes de la peor calaña, verdaderas prostitutas profesionales, sigan medrando de él. Ahora, por cierto, con el apoyo de aquellos que se llenan la boca diciendo que están regenerando y purificando la política nacional.

Twitter: @leozuckermann

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