Ya pasó lo peor. Después de una caída anual nunca antes vista, de -18.7% del Producto Interno Bruto (PIB), entre el segundo semestre de 2020 con respecto al mismo periodo en 2021, la economía mexicana volvió a crecer. Es lógico. Entre marzo y mayo de este año estuvimos confinados por el covid-19: el famoso periodo de “Quédate en casa”. Muchas industrias y comercios cerraron. La gente, temerosa del virus, efectivamente permaneció en sus hogares. En abril, la movilidad en transporte público, según Apple, cayó en 80% con respecto a la de enero.

Sin embargo, para mayo se levantó la cuarentena y comenzamos el periodo actual de la “nueva normalidad”. Y aunque el país no ha logrado controlar la pandemia, a partir de junio hubo un punto de inflexión. Todas las variables económicas empezaron a crecer: la industria manufacturera, la construcción, el consumo privado, la inversión fija bruta, las exportaciones e importaciones.

Hace unos días, el Inegi publicó la estimación oportuna del PIB para el tercer trimestre de este año. Creció en 12% con respecto al trimestre anterior. Es el crecimiento trimestral más alto desde que empezó a medirse esta variable en 1980. Los tres sectores de la economía crecieron: las actividades primarias en 7.4%, las secundarias en 22% y las terciarias en 8.6 por ciento.

Sin embargo, huelga recordar que venimos de la peor tasa trimestral también registrada desde el inicio del registro. Me refiero a la del segundo trimestre de este año, donde ocurrió una caída de -17.1 por ciento.

Si vemos el crecimiento del PIB en términos anualizados, la caída entre el tercer trimestre de 2020 y el tercer trimestre de 2019 fue de -8.6 por ciento. Esto quiere decir que todavía no salimos del hoyo económico en el que nos metimos por culpa de la pandemia del covid-19. Y recordemos que la economía mexicana comenzó a desacelerarse desde octubre de 2018 cuando el entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, canceló el nuevo aeropuerto en Texcoco.

Recapitulando: ya pasó lo peor, comenzó la recuperación, pero todavía estamos lejos de recobrar el terreno perdido desde octubre de 2018. La triste realidad es que, hoy, la economía mexicana es más pequeña que cuando se tomó la pésima decisión de cancelar el aeropuerto.

El Inegi también ha publicado el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), el cual anticipa el crecimiento económico. Junio y julio fueron buenos meses con incrementos mensuales de 8.8% y 5.7%, respectivamente. En agosto también hubo un aumento positivo de 1.1%, ya menor al de los dos meses anteriores. Esto quiere decir que la economía nacional se está enfriando.

¿Hacia dónde va la economía mexicana rumbo al año que entra? Creo que va a depender, de manera crítica, de tres factores.

Primero, de lo que pase con la pandemia por covid-19. Ya decía que en México no se ha logrado controlarla. El problema es que, después de haber estado en una meseta, volvieron a acelerarse los contagios. Dos estados, Chihuahua y Durango, ya regresaron al semáforo rojo, lo cual implica el cierre de ciertas actividades y, por tanto, la desaceleración económica. Si mañana hay más incrementos de infecciones y más estados pasan al rojo, la recuperación de la economía se verá mermada. En otras palabras, mientras no se controle la pandemia, no se resolverá el tema económico.

La economía también dependerá de los estímulos que reciba por parte del gobierno. Ya sabemos que, a diferencia de otros países, nuestro gobierno ha decidido no implementar una política fiscal activa para estimular a la economía. Todo parece indicar que, por ahí, no habrá ninguna diferencia.

El Banco de México, en cambio, sí ha tratado de animar la actividad económica por medio de la política monetaria. Ha bajado las tasas de interés e implementado medidas para inyectarle liquidez al sistema financiero. Sin embargo, el banco central ya está llegando a su límite de cuánto más podría bajar las tasas. En suma, creo que no podemos esperar mucho de la política económica para acelerar la recuperación en México.

Lo cual me lleva al tercer factor: la economía de Estados Unidos. Es un hecho que el fuerte desempeño económico en el vecino del norte nos ha jalado hacia arriba. Ésa era la gran apuesta del gobierno de AMLO. Pero México no controla la política económica estadunidense. Vamos a ver qué pasa con las elecciones de ayer. Quién se queda con la Presidencia, la Cámara de Representantes y el Senado. Esto será fundamental para la aprobación o no de un nuevo megapaquete fiscal de apoyo a la población.

 

Twitter: @leozuckermann

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