La economía mexicana tiene “indicios de debilidad”, calificó el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), al interpretar sus mediciones anticipadas de indicadores clave de la producción de manufacturas, consumo y los servicios.

Por una parte, el Indicador IMEF Manufacturero registró en febrero una disminución de 0.2 puntos para ubicarse en 49.1 unidades.

El Indicador IMEF es un índice de difusión que evalúa el entorno económico con base en una encuesta de cinco preguntas cualitativas. En particular, está construido para ayudar a anticipar la dirección de la actividad manufacturera y no manufacturera en México y, a partir de la evolución esperada de esos sectores, inferir la posible evolución de la economía en general en el corto plazo.

El Indicador IMEF varía en un intervalo de 0 a 100 puntos y el nivel de 50 puntos representa el umbral entre una expansión (mayor a 50) y una contracción (menor a 50), de la actividad económica.

Por otro lado, el Indicador IMEF No Manufacturero registró en febrero una caída de 2.0 puntos para ubicarse en 48.8 unidades y regresar a la zona de contracción (<50) luego de un mes de haberse ubicado en la zona de expansión.

“Las tendencias-ciclo indican que continúa una mejora en el sector manufacturero y un debilitamiento del no manufacturero. Por lo anterior, las cifras más recientes del Indicador IMEF sugieren que es prematuro concluir que la actividad económica en el país ha iniciado ya una franca fase de recuperación”, dijo el IMEF en su reporte mensual.

La propagación del coronavirus en distintos países ha tenido un impacto importante en los mercados financieros del mundo. Las bolsas de economías avanzadas y emergentes han caído marcadamente mientras que las tasas de interés de mediano plazo han disminuido y los precios de materias primas clave, como el petróleo, han llegado a nuevos mínimos.

Todo ello, agregó el IMEF, refleja que los mercados financieros están incorporando el riesgo de que la economía mundial pueda sufrir un deterioro significativo en su dinamismo, el cual en un caso extremo podría llegar incluso a una recesión.

“Si bien ese es todavía el escenario menos probable, la realidad es que el alcance de la epidemia del coronavirus sobre la economía mundial es incierto y el balance de riesgos para la actividad económica global es a la baja. De materializarse tal escenario, inevitablemente habría consecuencias adversas sobre la actividad económica nacional”, dijo.

En ese contexto, los indicadores de la economía mexicana siguen sin mostrar señales claras de un franco mejoramiento. Por una parte, la demanda externa cerró el año pasado con un debilitamiento asociado a la caída del dinamismo de la actividad industrial estadounidense. Aun cuando en el corto plazo hay algunas señales de mejoría en la actividad manufacturera en Estados Unidos, según lo anticipa el ISM manufacturero, las expectativas para la producción industrial para el año en curso no son halagüeñas.

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