Ahora que se termina el año y tenemos próxima la toma de protesta del nuevo presidente, existe mucha inquietud entre el público general sobre “lo que se viene en el país”.
Y no es para menos: Estamos entrando a una transición presidencial en medio de polarización social, incertidumbre política, y pánico macroeconómico.
Aunque muchos argumentan que esta “ansiedad nacional” es especulativa y exagerada, la realidad es que la incertidumbre generalizada si tiene un sustento sólido que ha empezado a generar cambios estructurales en el país que nos afectarán de manera importante:
- El gobierno perderá mucho de su presupuesto en intereses: México destina alrededor del 60% de su presupuesto en pagos de deuda e intereses.
- Ante la coyuntura de transición, el costo de pedir prestado para el gobierno federal de México se disparó a un máximo no visto en 10 años. El rendimiento de los Cetes a plazo de 28, 91 y 175 días experimentaron alzas en sus rendimientos de 8, 6 y 12 puntos base respectivamente.
- A esto se le suma el incremento de costo de la deuda en dólares. El tipo de cambio sigue observando presiones al alza, registrando un alza de 18.6 a 20.8 pesos por dólar, lo que implica una devaluación del casi 11% desde la consulta del NAIM. Se prevé que la devaluación continúe.
- El crédito se encarece y la inflación no cede: El Banco de México subió la tasa de interés de referencia (tiie) un 266% en los últimos 3 años, pasando de un 3% a un 8%. La inflación sin embargo no cede, y los mexicanos pagamos crédito más caro y perdemos poder adquisitivo.
- La inflación subyacente registró un aumento mensual de 0.31%, superando las expectativas y contribuyendo a un incrementó anual de 3.67% en septiembre a 3.73% en octubre.
- Banxico aumentó nuevamente en tasa de interés, anunciando la continuidad de su política restrictiva al elevar la tiie al 8%. Esto encarece créditos empresariales, de consumo e inversión de manera inmediata a niveles no vistos en 10 años.
- Se pierde la confianza internacional: En el medio financiero se habla de un “Octubre negro”, mes en que México registró una salida histórica de 11 mil 237 millones de dólares de capitales.
- La salida de capitales por parte de inversionistas extranjeros obedece a una aversión al riesgo al nuevo gobierno ante la arbitrariedad de sus decisiones. El gran ganador es Brasil, quien ha recibido esta nueva inyección de capitales al percibirse más estable.
- El mercado accionario también tuvo afectaciones. Los flujos del exterior orientados a la compra de acciones listadas en BMV reportó un salida de 135 millones de dólares en octubre, significando una caída del 11.23%, que no se veía desde 2008.
Así las cosas. Independientemente de si confiamos o no en el “buen accionar” del próximo gobierno, lo cierto es que hemos empezado con el pie izquierdo, pues hay fenómenos que YA OCURRIERON a nivel macroeconómico que no son reversibles en el corto plazo. Ahora nos tocará pagar las consecuencias a todos los mexicanos en dinero, independientemente de nuestras preferencias políticas.