Hace unos días leía una entrevista que le fue realizada al conocido historiador israelí, Yuval Harari en el diario catalán La Vanguardia. Harari no sólo es un gran escritor-como hemos podido ver en la serie de libros que han sido publicados luego de su gran éxito ‘Sapiens: De animales a dioses. Una breve historia de la humanidad y a Homo Deus: Breve historia del mañana’-sino que es un gran pensador. Más bien un soñador del futuro que utilizando elementos del presente logra con su furor analítico transportarnos a escenarios muy posibles del mañana sin perder el tacto de la realidad. Harari es sin duda un intelectual como pocos actualmente en el mundo que gracias a ser israelí, puede saber lo que es salir del mono-concepto que allí es muy creído de que “todos nos odian” y “nadie nos entienden”. Harari tiene la habilidad de llevarnos a todos, desvanecidos o no por su velocidad, a ver la luz ultra-roja que emana el pozo. Una luz que solo él y los murciélagos pueden ver.
En base a esa entrevista-y expandiendo un poco la melodía pitante, cruda de su pensamiento-he llegado a varias conclusiones que creo menester compartir con todos ustedes ante los inevitables cambios que se avecinan en área profesional y la revancha que se le acerca al terrorismo.
En el ámbito profesional, el concepto de estudiar una sola cosa y lograr un trabajo ‘per secula seculorum’ hasta que “logres retirarte” es una falacia que en el siglo XXI ya no es sostenible (como tampoco lo son los modelos políticos que arraigados en la idea de un estado fuerte, caducaron en el siglo pasado). Es evidente que aunque te quedes en un solo ámbito profesional, ya no es como antes que con el conocimiento que adquirías al inicio de tus estudios podías sobrevivir toda tu vida profesional sin evolucionar. Hoy día es necesario que el conocimiento, aunque sea en una sola área, evolucione de manera dramática como resultado de la gran producción literaria en todos los ámbitos profesionales. Por otro lado, como bien analizaba Harari en la entrevista que leí, en el futuro sólo se podrá estar en un puesto de trabajo entre 5 o 10 años, porque la revolución tecnológica y de intereses generales que reina y abunda en el planeta, llevará a que esto sea una dinámica constante, infinita. Por lo que evidentemente dejará de ser visto como una anomalía el que alguien tenga un alto nivel de funcionalidad y desenvolvimiento en varias áreas profesionales. Ósea, estamos condenados a ser polifuncionales, a tener cualidades de «multi-tasking» en un nivel muy alto y a ser eficientes en muchas áreas laborales. De hecho, se requerirá un alto nivel cognitivo y educativo para lograr posiciones laborales en algo que antes solo requería un bajo nivel educativo.
Sin embargo, en manos de la humanidad estará determinar-ante este “asalto” de necesidad por ser más productivos, educados y exigentes cada día-qué información se debe consumir para uso y aprendizaje, y cuál quiere desechar. En manos de la humanidad está determinar si se desea seguir haciendo que esto ascienda o no. Porque sin duda alguna, aquí radica uno de los puntos más importantes para la sobrevivencia de la humanidad.
Creo que si los seres humanos siguen llevando esta competitividad cada día más alto, como resultado de que esta vida es un ciclo, los modelos/conceptos como la esclavitud u otros modelos de producción con capital humano podrían tomar un auge que nadie desearía. Todo esto como resultado de la necesidad de proveer un producto o servicio de calidad, que cada día debe ser mejor. Por lo que ésta polifuncionalidad que se desarrollará cada día más y más en el ser humano no sólo afectará emocionalmente y psicológicamente a la gente (no es casualidad que los cuadros de pánico, ansiedad y depresión van en ascenso cada día más y más a nivel mundial), sino que podría llevarnos a una de las cosas más oscuras que jamás haya podido vivir la humanidad.
Sin embargo, está en nuestra cordura reconocer los límites del trabajo, de la noticia que nos bombardean las redes sociales y de la eficiencia en la producción.
Por otro lado, pienso que el terrorismo es un surrealismo que sólo llama la atención porque nunca tendrá el poder infinito y hegemónico que han tenido los modelos políticos y religiosos convencionales del pasado y el presente. Por definición el terrorismo solo busca generar miedo y aunque nunca desaparecerá, dejará de tener atención cuando se le deje de dar atención. Mientras tanto, como bien decía Harari, si los medios de comunicación le siguen dando tanta cobertura (algo que a los medios, intencionalmente o no, le genera dinero, y a los terroristas les da auge. Produciendo así un miedo exagerado entre la sociedad occidental, a pesar de que hayan enfermedades u otros factores de aflicción que tienen más efecto en cuanto a matar civiles en comparación al terrorismo) el elefante (Occidente) vuelto loco con el mosquito (terrorismo) dentro de su oído seguirá arrasando todo a su paso. Y serán los ciudadanos de esos países donde más ruido hacen esos mosquitos los que sufrirán aún más fuerte las consecuencias. Mucho más impactantes que las que ya se han vivido. Y más ante una juventud que en el mundo busca lograr tener reconocimiento y adhesión admirable a algo. Algo que hoy día se ha trastornado en un fanatismo religioso ante tanto secularismo. Por lo que el terrorismo no sólo se nutre del terror, sino que se nutre de la juventud también. De aquellos que desean lograr “dejar un legado por lograr el camino del bien”. Por lo que será esto lo que delimitará los aspectos de la islamofobia y el odio. Este panorama será clave para que todos los árabes (sólo el 20% de los musulmanes son árabes) tengan unos rasgos faciales únicos los cuales, en la tendencia de moda, serán generalizados como terroristas y punto. Todo esto lleva a que se generen estereotipos impensables e irracionales, a que las políticas migratorias, a que los discursos nacionalistas se endurezcan y a que el odio le gane por K.O a la sabiduría del amor.Y por ende, a la necesidad de ponerse en los zapatos del otro para entender lo que éste vive o ha vivido.
Creo que Harari es un gran pensador, como también creo que el futuro es la historia que hay que construir siguiendo la realidad actual y no los parámetros hegemónicos y conservadores del pretérito que nos han llevado a aferrarnos en la remota nostalgia del pasado y a abandonar la sombra que nos da la racionalidad.