Hay paellas que tienen consecuencias. La que cocinó hace tres meses el productor Javier Limón para el cantante Jorge Drexler y dos ejecutivos de Univision acabó en una conversación sobre la necesidad de hacer visible lo mejor de los latinos en Estados Unidos. Y esa conversación acabó este sábado, junto a la frontera entre San Diego y Tijuana, con un concierto gratuito de tres horas en el que participó una alineación de estrellas latinas rara de ver sobre un mismo escenario.
El concierto, titulado RiseUpAsOne, se celebró este sábado por la tarde en un descampado junto a la valla que separa San Diego y Tijuana, la frontera más transitada del mundo. Fue promocionado desde un inicio como no político. Pero el contexto en el que se produce es evidente y sus organizadores no lo niegan. La campaña electoral de Estados Unidos gira en torno al inaudito discurso xenófobo del candidato republicano, Donald Trump, con una polarización política desconocida hasta hace poco y una retórica antiinmigrantes que hasta ahora no se había escuchado en los telediarios. El nombre de Trump fue evitado sobre el escenario, quizá por aquello de no hacer aprecio.
La cadena Univision forma parte en estas elecciones de un movimiento sin precedentes entre la comunidad latina para animar a ejercer el derecho al voto, principalmente provocado por los ataques de Donald Trump a los mexicanos desde el día uno de su campaña. En este caso, se puso la música al servicio de ese mensaje. “La música tiene el valor universal de unir. Pocas cosas tienen ese poder, el fútbol y poco más”, decía a EL PAÍS Kevin Mills, vicepresidente de estrategia digital de Univision y uno de los organizadores del concierto. “Tiene un poder unificador más allá de la política. No vamos a hablar de política, sino a celebrar la diversidad y a recordar lo que nos hace iguales”. El esfuerzo era por hacer un espectáculo en positivo, a favor de cosas, no en contra.
Musicalmente el show, milimetrado para las cámaras, fue una oportunidad única de ver en directo a una colección de artistas de primer nivel en la música latina. El cartel era espectacular. Los Tigres del Norte, Andra Day, Alejandro Sanz, que hizo un gran número con una orquesta de la escuela Berklee, Jesse y Joy, Carlos Vives, Miguel Bosé, Juanes, Natalia Lafourcade, Lupillo Rivera, Lila Downs, Jorge Drexler, Julieta Venegas, Becky G, Luis Coronel, Fonseca, Debi Nova y Residente, de Calle 13. Cantaron éxitos mundiales, desde Hasta la raíz de Ladourcade, hasta A Dios le pido de Juanes y Ese Camino de Venegas.
“Voten en consecuencia de lo que escuchan, su voto es importante”, dijo a la prensa Alejandro Sanz, que se negó a mencionar a Trump. “Esto es importante. Lo que ocurra aquí en las elecciones tendrá consecuencias durante muchos años. Para todos, pero sobre todo para los inmigrantes”. Miguel Bosé dijo desde el escenario: “Vuestra voz es vuestro voto. El momento de hacerlo es este”. “Salgan a votar, es la única forma de que les tengan respeto”, dijeron Los Tigres del Norte.
En una tienda, unos voluntarios registraban gente para votar. En la de al lado, regalaban camisetas con la palabra Vote, que vale en los dos idiomas. El mensaje fue repetido sin cesar por artistas y presentadores, entre ellos el actor Gael García Bernal y el director Jonás Cuarón, durante tres horas: los latinos, un grupo demográfico que históricamente está poco movilizado políticamente, tienen que hacerse oír en Estados Unidos a través de su voto. En estas elecciones, con más razones que nunca.
El público era tan fronterizo como el espíritu del evento. En una mesa, las hermanas Angélica y Grecia Piña, de 20 y 19 años, se registraban para votar. Son ciudadanas estadounidenses porque su padre quiso que nacieran a este lado, pero viven en Tijuana porque no le gusta como es la educación en EE UU. Votarán por Hillary Clinton. “Estoy contra Trump y ella es la única alternativa”, decía Angélica. Con ellas estaba su amiga Melodie Rocha, mexicana de Tijuana, que trabaja comprando herramientas en San Diego y vendiéndolas al otro lado. Ellas son la normalidad de esta frontera desde hace 150 años.
Entre el público, un latino de San Diego, un auténtico chicano fronterizo como el presidente del Senado de California, Kevin de León, decía sentirse “muy orgulloso” de estar en un concierto “para nuestra gente” con un mensaje “muy poderoso”. De León es el latino con el cargo electo más alto de California. Bailando a los Tigres del Norte cerveza en mano, decía a EL PAÍS: “Nunca hemos visto en la historia moderna a un candidato con una retórica tan vil, utilizando a los más vulnerables como chivo expiatorio de males económicos y políticos. Por primera vez en mi vida tengo una noción de lo que podría ser vivir con un dictador”.
El productor español Javier Limón es el cerebro detrás del concierto RiseUpAsOne, que logró reunir una colección de artistas latinos espectacular para pedir, desde la frontera de Tijuana, que los hispanos en Estados Unidos salgan a votar el 8 de noviembre. “La idea original fue mía, con Jorge Drexler y Alejandro Sanz. Queríamos hacer algo sobre la frontera a dos semanas de las elecciones. Lo hemos logrado dentro de una complejidad legal infinita y ha respondido todo el mundo”, contaba Limón a EL PAÍS en el backstage del concierto. “Nunca se han juntado estos artistas en Estados Unidos para dar una llamada de atención tan clara a los latinos”. Los artistas, “no están promocionando nada y no estamos dando unos premios”, que sería la única manera de ver a todos estos nombres juntos.
“Se le podía haber puesto la etiqueta de político pero no se le ha puesto. Es una conversación más elevada de lo político. El paradigma de lo político en Estados Unidos debe cambiar. Esa es la clave de este concierto”, razonaba Limón, que vive en Boston. “El latino es una parte fundamental de la cultura de este país. Creo que mucha gente no se ha dado cuenta. Tienes a Iñárritu (cineasta), a José Andrés (cocinero), a Alejandro Sanz (músico), estamos al máximo nivel”. Los latinos, proclama Limón, “ya no son los que aparcan el coche, y no todo es la parte folclórica”. Para ese cambio de paradigma de la importancia de los latinos en Estados Unidos, “este concierto es un ejemplo cojonudo. Es un pedazo de show con grandes artistas. Hay que quitarse los complejos”.