Cuando usted participa en un evento y todo sale perfectamente bien (o si algo sale mal nadie se da cuenta más que Usted), significa una de dos cosas: que todo era bien fácil de armar o que Usted sabe muy bien lo que está haciendo y tiene un muy buen equipo que lo respalda.
En el caso del Centro Cultural Tijuana, que tan bien honra su nombre porque realmente es el centro cultural de Tijuana, lo segundo es cierto.
En una sola noche/tarde, multitud de actividades simultáneas se desarrollan dentro y fuera de sus muros, con públicos “totalmente” disímbolos, disímbolos por su origen nacional, social y/o cultural pero en el fondo idénticos por su interés en lo mexicano, se intercambian saludos o se cruzan casi sin verse en sus enormes pasillos, hechos de un material tan frio como es el concreto, el cual en manos del arquitecto Manuel Rosen se transformó en un medio cálido y acogedor en el cual piedra y creatividad se unen indistintamente acogiendo expositores de todo México para beneficio del público local.
Todo se desarrolla simultáneamente, todo exigiendo atención a cientos de diversos detalles, todo requiriendo de una sincronización digna de un ballet de Shostakovich que en manos del Sr. Ochoa se expresan como armónica sinfonía, con altibajos y diversos sonidos que unidos hacen parecer la labor como algo simple, casi automático, realizado sin esfuerzo y que cualquiera podría hacer.
Pero, para quienes sabemos, tenemos que reconocer la labor de su Director, el Sr. Pedro Ochoa quien al frente del CECUT hace que estos sonidos aparentemente disímbolos se conjuguen en bella sinfonía que enriquece, literalmente todos los sentidos, acompañados de pulque, artesanía, música, luces, bocadillos y todo lo necesario para, en lo que podría ser un semi-desierto cultural, brillar con creativo esplendor.
Así pues, se debe extender una felicitación, dar un reconocimiento a este señor, y claro a su equipo de trabajo, por la interesante y novedosa oferta de actividades culturales que ofrecen a los visitantes nacionales y extranjeros.
Y como muestra de esta gran labor basta un día, como podría serlo el del pasado miércoles 14 en el que mientras afuera se extendía el Festival México Folklor Arte y Tradición, con exhibición de artesanías de comunidades artísticas e indígenas llegadas en su mayoría de poblados jaliscienses y de la región, acompañados con presentaciones de jaraneros, el tradicional mariachi y grupos de danza.
En la Sala de Exposiciones Temporales se inauguró “El Gran Tinacal”, muestra de fotografías de Israel Korenbrot sobre la vida cotidiana, personajes y costumbres de la pulquería, a la que precedió la extraordinariamente bien documentada conferencia de la Dra. María Elena Ruíz Gallut: “El pulque, mitos prehispánicos e imágenes contemporáneas” acompañada por muestras de pulque y bocadillos mexicanos que, como en fiesta de lujo, nunca se acabaron y siguieron llegando hasta que no hubo ya quien los consumiera.
En la sala Carlos Monsivais en el marco del ciclo de conferencias “México a través de la Cultura”, Jesús Silva-Herzog Márquez impartió una conferencia sobre Alfonso Reyes.
Todo esto sin contar las demás actividades que se llevan a cabo en los diversos espacios como en el Domo Imax (donde Alberto Levy ofrece -y cumple- bajarnos el cielo y las estrellas) y la Sala de Espectáculos todos de la más alta calidad artística e intelectual que, gracias al Centro Cultural podemos disfrutar en Tijuana.
Un reconocimiento pues a todos los que ahí laboran por hacerlo parecer tan simple, tan automático, tan bien hecho, tan agradable de compartir.
Gracias!