Cuando se dice que la naturaleza es sabia, hay que tomarlo en serio. Lo fue al crear al principado de Mónaco, pequeño pero rico en tesoros naturales, siendo Montecarlo una de sus joyas más apreciadas. Su belleza exuberante,su monarquía hereditaria y constitucional, y el matrimonio de la actriz Grace Kelly con el príncipe Rainero, han convertido al principado en uno de los lugares predilectos de las esferas de la alta sociedad. No hay lugar más perfecto que Montecarlo para conocer a las estrellas de cine, a verdaderas princesas y a las personas más poderosas de los negocios.
Siguiendo la misma glamurosa línea, el hotel Metropole Monte Carlo ha conquistado a los visitantes con su exquisito estilo, inspirado en La Belle Époque. Su espléndida atención y lo puntual de sus servicios, le hicieron acreedor al reconocimiento como Mejor hotel en el mundo en el 2010, pues en este universo hacen sentir a sus huéspedes como verdaderos miembros de la realeza.
Detrás de hermosas esculturas de estilo griego, se dibujan las formas de la arquitectura clásica pero contemporánea del hotel, que son bañadas por doradas luces que contrastan con el verdor de los árboles y macetones que lo adornan. Una vez dentro, primorosos adornos florales y tapices con escenas clásicas son parte del séquito que da la bienvenida a los huéspedes, que una vez dentro, disfrutan de ver y ser vistos.
El restaurante Joël Robuchon Monte-Carlo se especializa en convertir a los frescos ingredientes en pequeños tesoros que acarician los sentidos, donde algo tan común como el arroz toma el status de una obra de arte. Gracias a su pericia, Joël Robuchon’s abrió su primer restaurant japonés, Yoshi, donde la moderna ambientación prepara a los comensales para disfrutar de la propuesta fresca y contemporánea de su cocina. La mejor opción para el desayuno es tomarlo en el oasis del restaurante cercano a la alberca, para después vivir la experiencia de una cena relajada e informal en el lobby.
Las habitaciones son dignas de esas historias de castillos con final feliz. La limpieza impecable permite disfrutar de los diseños de las alfombras y de los muros decorados con fino tapiz. Las ventanas ofrecen vistas a distintos paisajes que compiten en belleza, y como toque especial, desde la terraza del hotel es posible disfrutar del Grand Prix.
Ya sea que se visite con motivos de admirar la pericia de los pilotos de carreras, para vivir la emoción del Festival de Cannes, o simplemente por el placer de vivir una experiencia única en la vida, Metropole Monte Carlo es el hotel para cumplir todas las fantasías.