Aunque París sea el destino turístico favorito a nivel mundial, existe en su red cosmopolita una amplia oferta de sitios pocos conocidos, aquellos que permanecen alejados de los reflectores, pero que por su enorme belleza e importancia histórica que bien merecen ser visitados.
Las iglesias son lugares históricos y artísticos estratégicos para conocer sobre la cultura de una ciudad, por ello, la catedral Alexandre Nevski es una parada obligada. Ubicada en la rue Daru, a unos diez minutos de distancia del Arco del Triunfo y cerca del metro Courcelles, se erige este monumento histórico, sede central de Europa Occidental para la comunidad ortodoxa. Su arquitectura neo bizantina es coronada por una cúpula en forma de bulbo, y en el dorado interior alberga frescos e íconos.
Muy cerca de esta catedral, donde Picasso contrajo nupcias con Olga Khovhlova, se encuentra el Parque Monceau, un oasis íntimo y familiar de los parques de la ciudad en medio de un barrio señorial, alejado del bullicio y de las masas de turistas. Apreciado por su arte diseminado en medio de la vegetación, en el que se encuentran estatuas de mármol de músicos y escritores, además de haber sido la cuna de varios cuadros que Claude Monet pintara entre 1876 y 1878. Se trata de un parque con mucho encanto que conserva su aire burgués del siglo XIX, tiene un pintoresco jardín con roquedales y grutas y también una par de detalles curiosos, un carrusel y zona de juegos, una pirámide y la Naumaquia, que es un estanque rodeado de columnas corintias. Es un romántico lugar donde suelen sacarse fotos los recién casados, y es común ver varias novias con sus trajes y tocados. El parque conserva el vallado de hierro forjado realzado con dorados que se creó en 1861, y justo en su centro se encuentra el Museo Cernuschi, de arte asiático, y el Museo Nissin de Camondo, con colecciones de mobiliario y objetos del siglo XVIII.
Después de pasar una adorable mañana en el parque, y de disfrutar de una deliciosa baguette con mantequilla, arúgula, jamón y pimienta recién molida, bien vale visitar el curioso Promenade Plantée, es un jardín que recorre la antigua línea de ferrocarril. Recorrer su trazado conduce al viaducto de las Artes y a la Ópera de la Bastilla, cruzando por dos túneles, zanjas, el paseo Vivaldi, todo en un recorrido rodeado de tilos, avellanos, plantas trepadoras, rosales y plantas. Este es un ejemplo de cómo un espacio abandonado puede ir más allá de la recuperación, convirtiéndose en un lugar que integra el amor a la naturaleza y al diseño, al típico diseño parisino.