Entre las majestuosas montañas de Park City, Utah, hay un mundo cubierto de blanco. Suave nieve decora los pinos, bailando en el aire antes de caer en sus frondosas ramas. Un paraíso invernal, Deer Valley ofrece una belleza natural incomparable. Consideradas las mejores de América, las pistas de esquí de Deer Valley concuerdan con los exigentes estándares de excelencia de toda la zona. Sus hoteles, restaurantes y servicio llegan a un nivel de perfección casi inimaginable.
A mediados de los años 30 el mercado de la plata, la fuerza de Park City, se venía abajo. Así que se comenzó a fijar la atención en lo que acabaría convirtiéndose en la mayor atracción de la zona: el esquí. Procedentes de Noruega, los hermanos Engen fueron de los primeros en iniciar el espíritu por la competición invernal organizando saltos de esquí en Ecker Hill. Ellos, como otros que llegarían después, plantaron la semilla de un futuro grandioso para los deportes de invierno.
Sin embargo, hasta la década de los setenta la competencia de esquí dentro del estado de Utah no logró avanzar más allá del nivel regional. Poco después, la familia Badami adquiró Park City Mountain Resort con una doble ambición: atraer competición internacional a Utah, y enseñarle al mundo entero la calidad inigualable de su nieve. En noviembre de 1985 y por primera vez en América, Park City Mountain Resort celebró la primera competición de esquí para la Copa Mundial.
Estas primeras carreras dieron a conocer a Park City. En 1988, la Asociación Nacional de Esquí y Snowboard de Estados Unidos se trasladó permaneentemente a Park City, y Deer Valley Resort acogió su primera Copa Mundial de estilo libre en el año 2000. Tuvo tanto éxito que la estación fue seleccionada para celebrar los Campeonatos Mundiales de estilo libre de 2003, comenzando así una tradición que aún continúa.
Yo pasé unos días increíbles esquiando en sus montañas, disfrutando de maravillosas vistas con un chocolate caliente en la mano. Mi familia y yo vivimos una experiencia increíble en este bello destino. Decidimos conocer sus tres mejores hoteles, quedándonos en cada uno, descubriendo sus secretos y dejándonos mimar por todo lo que ofrecen.
St. Regis Deer Valley
St. Regis es un hotel espectacular en la parte baja de Deer Valley y de la comunidad privada Deer Crest. Durante todo el año se puede acceder con toda comodidad a un sinfín de deportes al aire libre, así como a la vibrante ciudad de Park City. Aquí, siempre hay una invitación a relajarse en un lujo total con acceso directo a impecables pistas de esquí, una piscina desbordante con varias profundidades y una excelente gastronomía.
Stein Eriksen Lodge
Stein Eriksen hace sentir a uno en Suiza. Sus toques hogareños y la belleza de sus amplias habitaciones dan una deliciosa sensación de comodidad. El hotel cuenta con 184 habitaciones, todas decoradas de manera diferente y especialmente para que nos sintamos como en casa. Su spa cuenta con todos los servicios para que uno se relaje después de un largo día de esquí, y es el único de la zona que cuenta con Cinco Estrellas de Forbes.
Montage Deer Valley
Montage ofrece una escapada clásica de montaña durante todas las estaciones. El hotel parecería salir de un libro de fantasía. Sus amplios salones de billar y largas terrazas no ponen límite al placer de sus huéspedes. El resort regala una posición privilegiada en lo alto de Empire Pass, con acceso directo a varias pistas de esquí. Ofrece actividades todo el año, como senderismo, ciclismo, golf y pesca con mosca.
Esquiar en Deer Valley, pasear por sus pintorescas calles, hablar con su gente y degustar nuevos y deliciosos platillos en sus restaurantes fue una experiencia inolvidable. La belleza de sus montañas y la atención al detalle de sus resorts vuelven un viaje en algo inolvidable.