Las noticias nos pueden hablar de fallas en la economía, de premoniciones negativas para el futuro, de discrepancias en el gobierno y de todos los problemas posibles que puede enfrentarse nuestro querido México. Pero detrás todo esto está el bello país que nos tiene a todos enamorados. El azul de sus mares es intenso, la arena de sus playas fina, la tradición de sus pueblos rica, la cultura de sus ciudades inolvidable. Por esto en este pasado puente aproveché para dar un recorrido por la encantadora Riviera Maya, deleitándome en todas las maravillas que ofrece y con las que ningún otro lugar puede competir. Fue tiempo para vivir el verdadero México, del que nos estamos olvidando.
En la paradisiaca Riviera Maya parecería que el océano y el cielo se funden en el horizonte, emitiendo ese increíble sentimiento de eternidad que una bella vista trae consigo. Perdida entre las olas del Caribe mexicano, disfruté del increíble clima y de la bella playa del hotel Banyan Tree Mayakoba.
Este maravilloso resort nunca falla en enamorarme; su impactante lobby, su inigualable hospitalidad y el lujo de sus suites hacen que hospedarse aquí sea una experiencia sensorial e increíblemente relajante. Me pase los días andando en bici en sus caminitos entre densa vegetación, comiendo espectacularmente en su conocido restaurante Saffron y perdiéndome entre los tonos rojos y amarillos de los atardeceres.
El campo de golf de Mayakoba es uno de los mas bellos de nuestro país y del mundo. Tras caprichosas subidas y bajadas se asoma el mar, creando un increíble contraste entre su azul vivo y el verde fresco del campo. Diseñado por Greg Gorman, es el primero en servir de escenario para el Tour de la PGA en México.
Banyan Tree cuenta también con un renombrado Spa. Una mezcla ideal entre terapias asiáticas y masajes y tratamientos corporales tradicionales. Dejándome mimar bajo las manos de masajistas tailandesas, pase horas en un estado de relajación total, donde mi cuerpo y mi mente parecían desconectarse y mis pensamientos volar a los rincones mas lejanos del mundo.
En cuanto a la parte gastronómica del viaje, me di el lujo de regresar a mi restaurante favorito de todos los tiempos: Cocina de Autor. En el increíble hotel Grand Velas Riviera Maya se encuentra este único y espectacular restaurante, donde cada platillo es una mezcla de sabores y texturas totalmente nuevas y exquisitas. Los chefs, Bruno Oteiza, Mikel Alonso y Xavier Pérez Stone, usan una fusión de cocina molecular con cocina ‘creativa evolutiva’ que resulta en creaciones sorprendentes. En esta ocasión probé un menú de degustación. De entrada degustamos un sushi de sandía, cordero con uvas y paella con chistorra dulce. De plato fuerte disfrutamos de callos anaranjados, unos exquisitos camarones en miel de mariposas y mi plato favorito: ‘la frutabilidad del cordero’. Como postre probamos un chocolate enclavado y un plato llamado ‘choco parece plata NO es’ verdaderamente espectacular.
Una de las joyas de la Riviera Maya es el Belmond Maroma Resort, de OrientExpress. Este es un exclusivo complejo que sigue la tradición de las haciendas mexicanas. Rodeado por una frondosa selva tropical y enmarcado por una inmaculada playa, Belmond Maroma crea una atmósfera paradisiaca. El trato personal y el impecable servicio de su gente hacen que la experiencia de hospedarse aquí será incomparable.
Muy cercano al arrecife de coral Lapislázuli, este lugar de arena blanca es el destino preferido para quienes buscan relajarse y recargar energía. El Spa Kinan está diseñado en base a la geometría sagrada de los mayas y alineado a los principios astrológicos de esta cultura.
La Riviera Maya es un mundo de maravillas, donde nuestra rica cultura mexicana brota a la superficie de las claras aguas del Caribe. Uno de los paraísos de nuestro país, nunca hay que dejar de visitarlo.