Nadie es perfecto. Aceptarnos, luchar y triunfar es un trabajo muy delicado.

Curiosamente es más común la gente que le teme al éxito que las personas que prefieren vivir en el fracaso. Esto se debe a que en algún sentido el fracaso es más fácil y requiere menos esfuerzos. A pesar de que el deseo de sobresalir y tener una vida rica y llena de grandes logros suena maravilloso, en muchas ocasiones ese lugar tan anhelado es saboteado principalmente por uno mismo. ¡Qué ironía aceptar una vida llena de temores, angustias, problemas y hasta sufrimientos con tal de no tener que superar los miedos o los complejos que nos etiquetan, limitan e impiden tener la vida aspirada!

La valentía no tiene limites. Ayuda a vencer los desafíos y las constantes tentaciones, reafirma los valores y nos regala la libertad de vivir con plenitud.

Manuel, un extraordinario médico y agradable persona siempre vivió con grandes dificultades económicas lo que lo llevó a acomplejarse. Por esta razón, por mucho tiempo él mismo se limitó en su desarrollo profesional y como persona. Su mirada se tornó triste y se volvió más callado. Tenía una actitud reservada y muy pasiva, lo cual hacía que cada vez los demás se alejaran más de él y por consiguiente tuvieran poco interés en atenderse con él.

Lo triste es que Manuel siempre fue un doctor ejemplar y sin embargo, su consultorio médico nunca tuvo suficientes pacientes como para poder mantener bien a su familia. Su capacidad y habilidad profesional no se reflejaban en los resultados obtenidos.

Manuel se acostumbró a vivir una vida mediocre, llena de deudas y sueños malogrados. Sentía desesperación y al mismo tiempo lástima por si mismo. Se hizo cómplice de las justificaciones que él solo se inventaba, decía que los pacientes eran muy difíciles, que las compañías de seguros no pagaban bien, que había muchos médicos con la misma especialidad, que las enfermeras no venían a trabajar a tiempo etc. Todas eran excusas legítimas y cada una de ellas le daba suficiente razón para compadecerse de si mismo.

El tiempo pasó, sus hijos fueron creciendo y los gastos fueron aumentando. Su mujer se enfermó y debió ser hospitalizada; luego tuvo una larga estadía en una institución ya que lo requería su enfermedad.

Manuel, de repente, se dio cuenta que no tenía más remedio que hacer todo lo necesario para salir adelante; su familia lo necesitaba. Comenzó a creer en si mismo, en su capacidad, en su tenacidad y en su habilidad de adaptarse y hacer lo que fuera necesario. Después de todo él era un buen doctor, íntegro y con un gran corazón.

Su actitud comenzó a cambiar y esto se reflejó en todos los mambitos. En pocos meses le ofrecieron trabajar en una práctica muy grande, llena de pacientes, donde necesitaban un doctor como Manuel.

Su vida comenzó a cambiar. Su rostro estaba mucho más relajado, sonreía y conversaba más; su dedicación hizo que los pacientes quisieran atenderse con él.

Manuel logró vencer sus miedos al comenzar a creer en si mismo, algo que nadie podía hacer por él. Su vida cambió drásticamente, se siente más contento y más conectado con su trabajo y su familia. ¿Por qué tuvo que sufrir en el pasado y esperar tanto para comenzar a confiar en si mismo?

LA RECETArecetas-titulo1

Creyendo en mí

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INGREDIENTES

  • 3 cucharitas de aceptación
  • 1 sobre de valor
  • 1 manojo de experiencias y aprendizajes
  • 1 taza de claridad
  • 2 cucharadas de decisiones acertadas
  • 1 pizca de responsabilidad
  • 1 chorrito de realidad

RECOMENDACIÓN DEL CHEF

La autoestima crece cuando la persona acepta sus imperfecciones.

MODO DE PREPARACIÓN

  1. La autoestima es una energía pulsante y vital que encamina las acciones diarias. Cuando se descubre el propio potencial y se deja de hacer justificaciones vanas, se logra una clara visón de las limitaciones y de las aspiraciones posibles. No hay fuerza u obstáculo que pueda impedir el éxito.
  2. La aceptación de los errores y las debilidades libera los miedos que paralizan el desarrollo personal. Para disolver los sentimientos de inseguridad y los temores es necesario aceptar que nadie es perfecto. La honestidad y la perspectiva adecuada nos dan tranquilidad y fuerza para trabajar sobre las propias debilidades.
  3. Reconocer la responsabilidad de las elecciones que hacemos aumenta el bienestar y la satisfacción individual. Cada quien es dueño de su destino, las acciones apropiadas llevan a la libertad y alimentan el valor del cocinero, logrando que sus recetas sean insuperables.
  4. Hay que crecer y siempre tratar de mejorar. Buscar la manera de ser mejor y sobresalir nos proporciona un sentimiento de seguridad, nos fortalece, nos motiva para luchar y nos recuerda la abundancia de recursos con los que contamos.

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