Con cada año nuevo hay nuevas resoluciones y nuevas desilusiones.
Cada año nos hacemos las mismas promesas y al igual que todos los anteriores, pronto se desvanecen. Lo bueno es que no estamos solos sin embargo mal de muchos, consuelo de tontos. De acuerdo a distintas fuentes de información las resoluciones más comunes para este y todos los años son las siguientes:
- Llevarme mejor con mi familia
- Bajar de peso y comer mejor
- Cuidar la salud y hacer ejercicio
- Organizar las finanzas
- Disfrutar más la vida
- Cuidar las amistades
- Dejar de fumar y de tomar
- Aprender algo nuevo
- Ayudar a la comunidad
- Disminuir el estrés
Cuando llega fin de año nos encontramos proponiéndonos los mismos objetivos que años anteriores. ¿Podemos hacer algo para que este año sea diferente de los demás?
Probablemente el problema radica en como nos planteamos las resoluciones.
Margarita tenía toda la intención de llevarse mejor con sus cuñadas. Sin embargo nada sucedió. Lo que a Margarita le faltó en su objetivo fue entender claramente en que consiste para ella el llevarse mejor. Para unos, llevarse mejor quiere decir ir a tomar un café una vez por semana, para otros, es suficiente con llamar por teléfono una vez por mes para saludar y aun para otros, es dejar de discutir durante la cena familiar. Como Margarita nunca estableció un objetivo especifico y cuantificable, entonces la resolución se desvaneció.
Mario en cambio tenía un objetivo muy claro: quería ahorrar lo suficiente para irse de viaje en Semana Santa. Sin embargo, llegó el momento de las vacaciones y no se pudo ir porque no le alcanzaba el dinero. Si bien tenía un objetivo claro lo que le faltó fue un plan de trabajo concreto para alcanzar su meta.
Cuando uno hace una resolución tiene que estar conciente de que ésta debe venir acompañada de objetivos claros, delimitados y precisos así como de un plan de acción y métodos que ayuden a revisar y evaluar continuamente el progreso. Las resoluciones tienen que ser realistas y tienen que encajar con el estilo de vida de cada uno. Una vez que hayamos alcanzado nuestro objetivo podemos avanzar hacia otros nuevos.
La Receta
El tango de cada año
INGREDIENTES
- 5 onzas de Deseo
- 1 taza de Objetivos Claros
- 1 litro de Realismo
- 2 sobrecitos de Plan de Acción
- 1 cucharada grande de Evaluación constante
- 3 vainas de Compromiso
- 1 lata de Esfuerzo
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
MODO DE PREPARACIÓN
Que bueno sería que con el año nuevo, llegara una nueva vida. Sin embargo, así no funciona. En la gran cocina de la vida, siempre se tienen sobrantes, pendientes y nuevos platillos que preparar simultáneamente. Es importante ser realista y comprometerse a conseguir objetivos adecuados y que encajen con el propio estilo de vida.
Cada cocinero tiene su historia, sus platillos que lo distinguen y sus recetas únicas. Por esta razón es importante incorporar estos ingredientes al paquete de las nuevas necesidades y del año nuevo, logrando poco a poco, que la mayoría de los propósitos se realicen y a su vez den la oportunidad de comprometerse con nuevos propósitos. Esto es lo que marcará que cada año, el cocinero se renueve, reinvente y crezca, saboreando el aroma de sus logros.
Es imposible cambiar totalmente una manera se ser, de pensar o de actuar sin tener un plan de acción concreto, con metas pequeñas y especificas, así como, con ingredientes que apoyen el cambio deseado. Estos ingredientes deben de estar acompañados con bastante esfuerzo y compromiso para poder implementar y mantener un cambio por más pequeño que sea y poder lograr la consistencia y el sabor adecuado. Para alcanzar el objetivo deseado se requiere enfocarse, visualizarlo como un hecho consumado y tratar de sentir el beneficio que se obtendrá. Esto marcará el camino a seguir y servirá a su vez de guía cuando las cosas se tornen en algo complicado.
Recaer será parte tan solo del proceso de fortalecer los medios, deseos y esfuerzos para lograr que las resoluciones de este año nuevo sean un éxito y dignas de celebración.