¿Para qué crear rivalidades, envidas y problemas entre hermanos por favoritismos?

Ciertamente a los hijos se los quiere por igual, sin embargo a cada cual se le da lo que necesita. Como dice un conocido refrán: «cada hijo trae su torta bajo el brazo cuando nace.» Como padres es el deber guiarlo, motivarlo y ayudarlo a que salga adelante y pueda volar por si mismo.

Si estamos constantemente favoreciéndolo, rescatándolo y protegiéndolo, criamos un hijo incapaz de arreglarse por sí mismo y de tomar sus propias decisiones. Lo convertimos sin querer, en «inválido» y a la vez, dañamos la relación entre los hermanos.

La continua protección de los hijos los hace seres frágiles, dependientes y les quita la oportunidad de mejorar y crecer

Matilde y Alberto fueron padres dedicados y bien intencionados que criaron con amor a sus tres hijos: Teofilo, Julieta y Felipe. Sin embargo, las circunstancias hicieron que desde pequeño, Felipe el hijo menor recibiera más atención que sus otros hermanos. Parte por que era el más chico y parte porque había estado enfermo, su asma había sido un problema serio que requirió atención inmediata constante, doctores, tratamientos y medicamentos. Matilde estaba siempre cuidándolo para que su chiquito no se enfermara.

Si bien el problema del asma desapareció a medida que el niño fue creciendo, los padres continuaron protegiéndolo más que a los otros hijos. Sentían preocupación y compasión por él ya que lo veían como una persona débil que necesitaba ayuda. Por otro lado, sus dificultades en la escuela y su mal comportamiento hicieron que fuera el centro de atención de la familia.

Sus hermanos, en cambio, eran buenos alumnos, responsables, sanos y con iniciativa.

Cuando fueron creciendo, los problemas con Felipe no desaparecieron. Mientras Julieta y Teofilo continuaron estudiando, consiguieron trabajo y eventualmente se independizaron e iniciaron nuevas familias, Felipe continuó viviendo en casa de los padres, sin haber finalizado sus estudios y trabajando esporádicamente. El comportamiento de Felipe en la casa era muy demandante: creía tener derecho a usar los autos cuando quisiera, escuchaba música a un alto volumen hasta altas horas de la noche y exigía que la comida se hiciera a su gusto y conveniencia. Después de todo, fue así como lo educaron desde pequeño.

Sus padres, si bien se quejaban, continuaban contribuyendo a que la situación persistiera; le daban dinero para sus gastos, no le pedían demasiado y trataban de tenerle mucha paciencia.

Julieta y Teofilo se sentían un tanto resentidos ya que sus padres claramente favorecían a Felipe y a la vez, él abusaba de ellos. Esto empeoró cuando se enteraron que al escribir el testamento, sus padres decidieron dejar para Felipe mucho más que para sus otros hijos ya que lo creían más necesitado de ayuda.

Les llevó bastante tiempo a Julieta y Teofilo darse cuenta que el favoritismo hacia Felipe era el resultado de considerarlo como una persona débil y frágil que no podía arreglarse solo en la vida. Pero también se dieron cuenta como sin querer, sus padres habían perpetuado esta situación ya que al tratarlo de este modo sólo lograron que Felipe se volviera cada vez más dependiente.

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Hijos independientes y valerosos

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INGREDIENTES

  • 1 cucharada de objetividad
  • 2 racimos de valor
  • 5 gotitas de confianza
  • 1 taza de independencia
  • 1 rebanada de ejemplo
  • 1 sobre de responsabilidad

RECOMENDACIÓN DEL CHEF

Pelear las batallas de los hijos sólo limita sus oportunidades

MODO DE PREPARACIÓN

  1. Ser justo y favorecer a los hijos por igual es una labor difícil pero no imposible. Cuando se reconoce que cada persona es un ser único y que cada quien tiene un rol especial en este mundo, entonces es posible ofrecer las oportunidades para crecer que cada uno necesita.
  2. La grandeza no se establece por los talentos que se poseen sino por como se utilizan. Cuando se motiva a los hijos, se los ayuda a desarrollar las habilidades y se les enseña a luchar y a aprovechar los recursos y oportunidades que se presentan, se logra darles un preciado regalo: fuerza y confianza para vencer los retos de la vida.
  3. Es imposible proteger a los hijos de todo lo que les puede causar dolor y sufrimiento. Ofrecer herramientas, inculcar valores, responsabilidad y otorgar espacio y libertad para experimentar, lleva a formar personas independientes, maduras y con mejor calidad de vida.
  4. La armonía familiar y el sentimiento de ser querido por igual, nutre y fomenta el desarrollo sano y pleno. Un hogar sin grandes conflictos entre los miembros es el lugar más seguro y confortable que se puede encontrar. Facilita el crecimiento, da seguridad personal y fomenta valores duraderos que serán transmitidos a las generaciones venideras.

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