El cáncer es una terrible enfermedad que termina lastimando a todo aquel que está cerca de la persona que lo padece. Es una condición cruel, difícil de comprender que deja grandes heridas.
Ese día en que el medico expone por primera vez su diagnóstico, impregna a la persona y a su familia con un gran dolor el alma, llenando de angustia, miedo, pena y un pesado sentir.
No se trata ser el mejor, se trata de hacer lo mejor que se puede con lo que nos toca
Existen casos que afortunadamente se cuenta con un tratamiento y la posibilidad de sanar, entonces surge una inmensa gratitud y un sentimiento de felicidad ya que se ha recuperado la vida. El paciente en estos casos, se llega a curar y lo único que le queda será el recuerdo de una gran batalla que termina con una victoria y con un regalo muy preciado, quizá el obsequio más grande que uno pudiera llegar a recibir. Una vida libre de cáncer, que bendición.
Sin embrago, también sucede que existen tristísimas ocasiones en donde el diagnóstico solo es el inicio de un camino amargo, doloroso y con un final lamentoso. Donde quizá habrá algunos tratamientos y medicinas, pero en realidad… la sentencia de muerte se ha declarado y la vida de la persona ya tiene un cronometro sincronizado.
Con el terrible diagnóstico, generalmente surgen preguntas como: ¿Por qué me a mí? ¿Que hice para merecer esta condena? ¿Qué pasará con mi vida? Interrogaciones que solo lastiman y desgastan, en realidad, no ayudan o resuelven, de hecho, el hacer este tipo de preguntas solo acentúa el estado de desesperación y aumenta la perdida de la esperanza, lo cual dificulta el cambio de actitud y el proceso de sanación.
La crisis que ocasiona esta terrible enfermedad solo logra que la persona diagnosticada, sienta que ha perdido el control de su vida. Esto además ocasionar una lucha con su malestar físico, también fomenta un sentimiento de abandono, soledad, pérdida de identidad emocional, así como un cuestionamiento muy profundo con respecto a su sentido de la vida, lo que genera quizá una pena indescriptible, aunando un sentir de un fuerte rechazo.
¿Cómo encontrar fuerza cuando se ha arrancado el valor? ¿Cómo explicar lo que no tiene respuesta? ¿Cómo llevar una vida normal cuando todo es incertidumbre, dolor y angustia?
Vivir con Cáncer no es fácil… pero no vivir es peor.
La receta
Lecciones del Cáncer
INGREDIENTES
- 1 taza de aceptación – comprensión de la realidad
- 1 taza de compasión – humildad, amor, perdón sin reproches
- 2 piezas de fortaleza – valor para aceptar las condiciones y poder luchar
- 1 sobre de flexibilidad – disposición para readaptarse y sobrellevar
- 2 cucharadas de fe- confianza de que todo tiene una razón y búsqueda de paz
- 1 Manojo de gratitud- agradecimiento por lo que se tiene, lo vivido, logrado y disfrutado
- Mantener la perspectiva continua- recordar y valorar toda la grandeza de la vida
RECOMENDACIÓN DEL CHEF
Si bien uno no puede elegir como y cuando va a morir, definitivamente si puede decidir cómo puede vivir. Recuerda tener una fuerte espalda para aguantar tus penas y un corazón suave para perdonar, disfrutar y vivir con más amor.
MODO DE PREPARACIÓN
- Las enfermedades terminales, los problemas y las crisis siempre dejan huella. El dolor del alma transforma, ya sea que uno se convierte a la persona en un ser de luz y fortaleza, o en una persona amarga y la llena de enojo. Todo radica en la actitud y las ganas de vivir de cada quien.
- Los momentos de crisis obligan a cambiar. Las situaciones difíciles y dolorosas no son elecciones propias, llegan solas. Es imposible tener una vida sin dolor, problemas o preocupaciones, es necesario tener sensibilidad y la percepción para poder reconocer la situación, y buscar una manera de sacarle provecho, los cambios son inevitables.
- Cuando se aprende a vivir con lo que se tiene, uno se vuelve más tolerante, más sabio y más fuerte. La vida pone pruebas, algunas difíciles y dolorosas, pero al final, cada quien aprende su lección y se convierte en alguien mejor, quizá alguien que nunca se imaginó que podía ser.
Receta inspirada en mi mamá, que su memoria y su fortaleza ayude a muchas personas a encontrar paz y fe para seguir adelante. Gracias mamá por todo, eres y siempre serás mi gran ejemplo, te quiero.