Contexto
El exceso de franqueza puede enfurecer o deprimir a los demás exageradamente. Hay que ser cautelosos para decir lo que pensamos. Los niños en edad escolar a veces practican un juego llamado “honestidad”. Las reglas son simples: por un determinado periodo los participantes deben decir la verdad sin importar el tema. A continuación, deben hacerse preguntas como “¿te gusta mi pelo?”, “¿crees que Carmen es bonita”, “¿Qué piensas de mi sonrisa?”, etcétera. Es inevitable que surjan enojos cuando alguien en el grupo descubre que alguno de los participantes ha ocultado algo diciendo pequeñas mentiras blancas para no herir los sentimientos de alguno en particular. Incluso cuando el juego ha terminado, estas mentiras piadosas no se olvidan pronto. Ser honesto con los demás no significa ser brutal. A veces es mejor no herir los sentimientos de cada persona si desconocemos cómo pueden reaccionar, por lo que es mejor respetar la autoestima de los demás con cautela y prudencia.
En el extenso catálogo de las llamadas relaciones tóxicas, constantemente habrá cerca de nosotros una persona (quizá varias) de esas cuya bandera principal para justificar su poco tacto y falta de educación siempre aventarán por delante la lapidaria frase “es que yo no tengo pelos en la lengua”, con la que prácticamente nos estarán advirtiendo que con ellos la tendencia siempre irá por el lado del insulto y la ofensa… aunque supuestamente se trate de individuos que nos tienen cierto tipo de cariño, afecto o aprecio.
Y no hay que ir muy lejos para encontrar a alguien así, por- que lo más seguro es que en nuestro propio hogar exista una persona que durante toda nuestra existencia se encargará de ayudarnos a construir un gigantesco complejo de inferioridad que en la edad adulta nos servirá para descubrir que seremos propensos a la inseguridad, a la timidez, a la introversión, al miedo y al aislamiento.
Pero, ¿cómo puede ser posible que desarrollemos todas esas anticualidades “gracias” a personas cercanas a nosotros? La respuesta es simple: porque desde niños nos empujan a transitar por caminos donde la agresión, el insulto, la humillación y la ofensa son los ejes rectores de su comporta- miento… en una frase: violencia psicológica sistemática que pone en evidencia, de acuerdo al psicoanálisis, personalidades perversas.
“¡Qué gorda estás!”, “así como luces no esperes gustarle a nadie”, “eres pobre y feo, ¿quién crees que se va a fijar en ti?” y un larguísimo etcétera son el tipo de frases que utilizan este tipo de personas para querer hacer sentir mal a alguien a quien tienen cerca y a quien supuestamente “aman” o “quieren” y que, por lo mismo, prefieren lastimar con la verdad antes de asesinarlos con la mentira. ¡Vaya ruindad!
Madres a hijos, esposos a esposas, amigos a amigos, tíos a sobrinos, abuelos a nietos, maestros a alumnos, vecina a vecina, colega a colega… cualquier vínculo que se les venga a la mente y a la imaginación es propenso a sumergirse dentro de esta desagradable dinámica que, poco a poco, va minando y carcomiendo la autoestima de aquellos que se ven afectados por una persona tóxica que recurre al exceso de franqueza o de sinceridad para herir, lastimar e insultar.
Sin embargo, algo muy importante a considerar dentro de esas dañinas sinergias emocionales es la condición de inseguridad y el evidente complejo de inferioridad de aquéllos que adoptan, consciente o inconscientemente, el papel de agresores. Se trata de individuos afectados en lo emocional que de seguro durante su niñez o adolescencia fueron sometidos al constante insulto y ridiculización por las figuras de autoridad más preponderantes de su entorno. Estamos hablando de adultos que durante sus primeros años fueron violentados verbal y psicológicamente por sus padres, sus abuelos, sus tíos u otros adultos de los que se rodearon y ahora, en edad madura y contra aquéllos que consideran débiles o inferiores, empero de manera consciente o inconsciente, les cobran factura por todas las ofensas que recibieron en el pasado.
Si en tu círculo familiar o en tu círculo de amistades conoces a alguien que sea así, no dudes en alejarte y protegerte de él/ella o, en su defecto, si tú eres o estás en camino de convertirte en alguien así, ¡reacciona de inmediato!, y recuerda que el peso de las palabras es sumamente poderoso, tanto las buenas como las malas.
¿De qué lado quieres estar?
Y no olviden que todos los sábados los espero, en punto de las 23:00 horas, en su programa Exclusivo para hombres, que se transmite por Telefórmula (canal, 121 de Cablevisión y 121, de Sky).
Una rostizada de pena ajena
En una intentona por imitar el insípido humor gringo que recientemente se ha popularizado en Estados Unidos gracias a la cadena televisiva Comedy Central con su concepto Roast (en el que Charlie Sheen y Donald Trump, entre otros, han sido las víctimas principales), en mayo del año pasado, Héctor Suárez Gomís coordinó un pésimo esfuerzo para bullear y ridiculizar, con la ayuda de una pléyade de personajes que sólo ellos mismos creen que son celebridades, a su padre Héctor Suárez.
¿El resultado?
Uno de los capítulos más vergonzosos y deleznables en la historia de la televisión mexicana.
Vía Facebook
- Bonnie Perete .“No todo lo que se piensa se debe decir, no es correcto… se pueden causar muchas heridas”.
- Rafael Pujol. “Es un abuso, ya que una cosa es discrepar de la opinión de otro y otra cosa es ofender y pasarse de la raya”.
- Virginia Camarena “Cuando alguien dice ‘no tengo pelos en la lengua’ se debe esperar el trancazo, porque eso es un acto hostil disfrazado”.
- Khriss Villanueva. “Una cosa es ser sinceros y otra ‘no tener pelos en la lengua’. La educación y la prudencia marcan diferencia”.
Consultorio (NO) sexual
Pregunta: me tocó vivir con una madre que gracias a sus comentarios y frases hirientes nos hizo crecer (a mí y a mis hermanos) con grandes traumas e inseguridades. Una vez que me emancipé, me juré a mí misma que jamás sería como ella, pero me estoy dando cuenta que estoy tratando a mi esposo y a mis dos hijas como ella me trató. Necesito ayuda, ¡yo no quiero ser así!
Andrea Chacón (La Piedad, Michoacán)
Respuesta: Mucho has avanzado ya en aceptar que estás repitiendo el mismo patrón de comportamiento de tu madre. El siguiente
¿Qué escuchar?
Para su décimo séptimo álbum de estudio, el Príncipe de la Canción interpreta un gran tema de Rafael Pérez Botija, en el que llegado un momento se pone en un mood demasiado sincero: “Vamos a decirnos la verdad, tú te aprovechas de mí y yo teamo”.
¿Qué leer?
Sin pelos en la lengua, 1979
Escrito por Elisa Robledo, este libro habla, como lo dice el título, le duela a quien le duela, de todos los amores, los públicos y los privados, de la polémica actriz, cantante y política chiapaneca Irma Serrano.
¿Qué ver?
RockyBalboa, 2006
Para la última película de la saga del Semental Italiano, dirigida y protagonizada por Sylvester Stallone, hay una emotiva escena donde Rocky le habla con tal franqueza a su hijo Robert que éste hubiera preferido recibir una paliza de su padre.
Para reír
Decidido a contraer matrimonio con Pilar, Joaquín quiere informarles a sus amigos sobre tan importan- te hecho:
Va y le dice a Venancio:
— ¡Amigo, que me caso con la Pilarica! —Pero, loco, se ha acostado con todo el pueblo.
Va y le dice a Mikel:
—¡Amigo, que me caso con la Pilarica! —Pero, loco, se ha acostado con todo el pueblo.
Después de decirle a todos sus amigos y que todos le respondieran que su futura esposa era de cascos ligeros, decide buscar el consejo de su padre:
—Padre, que me caso con la Pilarica, pero mis amigos dicen que se ha acostado con todo el pueblo… —Si, loco, no te preocupes… que el pueblo es chico, hijo.