Ya hemos analizado que no hay nada nuevo bajo el sol y esto incluye a las conductas tanto de los políticos, como de los gobernados. Además de haber averiguado que era lo que hacían los griegos desde su época prehistórica –ocho siglos antes de Cristo- y luego cuando fueron organizándose hasta llegar a las ciudades. Hoy quiero sorprenderlos, con pueblos más al sur de Grecia, tanto el Egipto nor-africano como los que se desarrollaron de otro lado del mar Rojo -que en realidad es un golfo del océano índico- en el Asia del norte donde aún hoy continúan los disensos que no se resolvieron antaño.

La Historia es por demás interesante, se inicia en el siglo XIX antes de Cristo en una población caldea, denominada UR, que hoy geográficamente corresponde a Irak, en las diversas fuentes se nos relata de este individuo, de nombre Abraham, quien fue ungido por Yahvé como el patriarca de lo que sería el pueblo escogido, con la promesa que, de su descendencia, nacería el redentor de los pecados asegurando que su pueblo sería tan inmenso como las estrellas de cielo y las arenas del mar. Esto ocurre después, del homicidio de un hermano –Caín mató a Abel-, un diluvio y la diversidad humana como resultado de la construcción de una pirámide[1] basada en una emoción de vanidad. En el 1813 antes de Cristo, se reconoce el nacimiento de Abraham, así como el hecho de que un hombre de 86 años procreara, un hijo –Ismael- con la esclava de su esposa –Agar- la cual presa de culpa por su esterilidad, gustosa ofreció a su sierva.

Como se puede notar, ya en aquella época los humanos idearon formas de mantener la herencia genética aun sin anhelar un número de hijos similar a estrellas del cielo, ni inseminación artificial, ni empresa que con este tema ganaran pingues ganancias los inventores. Lo que ocurrió está consignado en varias fuentes históricas y sobre todo entre los capítulos 13 al 18 de primer libro de la biblia[2] La descendencia de este importante patriarca, se da a través de Isaac, quien es engañado por el no primogénito de sus dos gemelos y de ahí vienen los doce hijos del tramposo que a cambia su nombre Jacob, por el de Israel. El tomar mujeres –esposas o concubinas- era parte de la mayoría de las costumbres, por lo cual los 12 hijos de Jacob –Israel- no estuvieron exentos de los celos, las envidias, los malos ratos con las madrastras y hasta la perversión llevada a límites no sanos para deshacerse de aquel que pintaba como el consentido. La historia de José –el soñador, como relata la obra de teatro- resultó con importante influencia en la política a grado tal que el “pueblo escogido”, dejó sus tierras y se trasladó a Egipto. ¿Qué cambio en el ánimo de los faraones, para que después de recibir a los migrantes judíos con gozo, estos dejaran de ser gente deseada, en el país de las pirámides?

Pero vayamos, en una mirada rápida en la historia de esta nación, luego de salir de Egipto con el ánimo de recuperar la tierra que fluye leche y miel y que los descendientes del fundador habían abandonado, pasan siglos, se instaura la monarquía, y después de que David y Salomón[3] -2º y tercer rey de estas tierras- logran reunir los dos reinos que se habían separado –Judá e Israel- las cosas vuelven a descomponerse por cuestiones políticas –en las que subyace siempre los aspectos económicos- y en la época del séptimo rey de estos pueblos descendientes de las 12 tribus en las que se había repartido la tierra de Canaán al regreso de Egipto, las cosas nuevamente presagian disenso, exceso de autoritarismo, influencia negativa de gente cercana al monarca, desposeimiento de propiedades, eliminación de disidentes. ¿De quién era la voz que ordenaba, privar de su libertad, quitarle sus bienes, exiliar o hasta matar?

¿Era el rey quien ordenaba tales violaciones de derechos humanos? ¿Había pobreza, diferencias de clases y hasta hambre? La indicación divina –era una nación teocrática- de guardar los mandamientos y estatutos ¿era similar jurar cumplir y hacer guardar la constitución de la Nación a la que se jura servir en el siglo XXI? Astoret, Moloc, Quemos, dioses de diversos grupos que implícitamente negaban a Jehová, en la época del sabio Salomón, ¿eran como Zeus, Hera, Poseidón, Hermes, Afrodita y tantos otros dioses de la Grecia antigua? Los ídolos que les construían y en quienes ponían su fe, ¿eran como las estampitas a las cuales se les invoca para alejar las malas vibras, las pandemias, y la maledicencia del presente?

Después de reinado de todo tipo –largos unos y muy cortos otros- Acab –reinó 22 años- del reino de Judá, casó con una mujer extranjera –Jezabel- mantuvo cierta prosperidad, una relativa paz entre los dos reinos y defendió su dominio cuando menos tres veces, antes de morir -853 A. de C- sin embrago no es el más recordado sino uno de sus profetas, quien salvó la vida en la matanza ordenada por la reina. De Elías[4] se dicen muchas historias, lo que sorprende es que, siendo un hombre de Dios, con fe y sabiduría, llega un momento en que le asalta el miedo y la depresión. ¿Qué aprendió este hombre influyente en el periodo de dificultad, que huyó a través del desierto y quiso morir? Analizar el primer libro de los reyes en el antiguo testamento de la Biblia, quizá nos sirva para comprender el miedo que estamos sufriendo millones de gentes, ante un enemigo invisible que corta vidas y separa seres amados, sin siquiera dar oportunidad de reflexionar una vez que el oxígeno deja de bendecir a nuestro cuerpo.


[1] Babel. Se supone que, de los descendientes de Noé, algunos se desplazan a la llanura de Senar donde luego estuvo Babilonia, donde otras fuentes hablan también de la pirámide 1792 A. de C
[2] El génesis, libro bíblico donde se relatan los problemas entre dos madres, que buscan la legitimidad de su hijo, los problemas sociopolíticos derivados de ello, la casi muerte de Isaac, de cuya desendencia dos hermanos igual pelean, definen sus propios intereses, sin excluir en su relacion las trampas y los castigos por ello.
[3] Murió a los 60 años a inicio del año novecientos antes de Cristo. Fue el último monarca del Israel Unido. Aun cuando no era el primogénito de David, logra heredar el trono por el apoyo de su madre, un profeta, un sumo sacerdote y un genera.
[4] Antiguo testamento de la Biblia Primer libro de reyes capítulos 17,18 y 19

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