El consumo de vino en nuestro país asciende a un litro per cápita al año, mientras que en Brasil, por ejemplo, alcanza los tres litros y en Europa llega hasta los 60 litros. A pesar de que el sector vinícola mexicano ha tenido un notable crecimiento durante la última década, siempre hay grandes retos en puerta.

Hoy en día, 14 entidades federativas producen vino, además hay estados como Baja California, Chihuahua, Guanajuato, Coahuila, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas o Querétaro que han sido reconocidos tanto por su terruño como por su calidad y eso no es casualidad, es la razón por la cual el vino mexicano busca un lugar privilegiado entre los consumidores que eligen propuestas de alta gama.

Dentro de las principales asociaciones vitivinícolas del país, productores como Santiago Cosío, HansBackhoff, Luis Cetto y Gustavo Ortega quieren llevar  a buen puerto el porvenir del vino mexicano.

Santiago Cosío

Presidente de Provino y director de Bodegas de Santo Tomás

 

 

Si bien es notorio el ascendente interés por el vino mexicano, con la pandemia se interrumpió su amplia degustación en los restaurantes y hoteles, donde se consumen gran parte de las etiquetas, provocando una notable afectación.

“Cuando la gente se encerró en casa se encontró con la necesidad de tomar vino y bebidas alcohólicas, como una manera de entretenerse, como una escapatoria a una situación nunca antes vivida, entonces, las personas recurrieron a nuevos canales para abastecerse, ya sea tiendas en línea o directamente en nuestra página web, lo que anteriormente no era común”, explica Santiago Cosío. “Por otro lado, se profundizó la comunicación directa y el vínculo entre el productor y el consumidor, mediante clases de cocina con maridajes o catas en línea, entre otras experiencias virtuales”.

La nueva realidad lo modificó todo, pero también hizo que los productores vinícolas exploraran otras posibilidades, una luz en la penumbra. “Algo positivo que ha dejado la pandemia es que se creó la conciencia de lo importante que es apoyar al campo mexicano, por ende, la producción de vino. La gente percibió el momento tan difícil que pasamos todos los que trabajamos en este sector y surgió el sentimiento de, primero, sacar adelante lo propio, comprando productos nacionales”.

De acuerdo con el presidente de Provino, la gran problemática que enfrentan las casas vinícolas es que “seguimos arrastrando un 2020 donde sí cayeron las ventas, en torno a 15 y 20%, y aunque se empieza a resarcir, los productores todavía están inmersos en un exceso de inventario y en una problemática de flujo de efectivo. Hoy seguimos con ese lastre, la industria sigue en una situación de cierta fragilidad, pero lo vamos superando”.

La cultura y la fiesta del vino debe continuar, por lo cual también es fundamental seguir visitando las vinícolas del país, recorriendo los viñedos y las bodegas no sólo de Baja California, sino de todas las regiones importantes que ofrecen innumerables experiencias para ser partícipe de esta tradición.

“Al cerrarse la frontera terrestre de México con Estados Unidos, hemos visto cómo se ha detonado un turismo regional muy considerable que viene de Tijuana, Tecate o Mexicali, entre otras ciudades, para conocer los valles vitivinícolas de Baja California. Su asistencia ha detonado una derrama económica bien positiva para la región”, continúa Cosío Pando.

“Para Provino, sin duda, es importante celebrar el trigésimo aniversario de las Fiestas de la Vendimia, por ello llevaremos a cabo ciertos eventos, no obstante seremos cautelosos con los aforos, que serán mucho menores de lo que estábamos acostumbrados, e implementaremos todas las medidas que exige el gobierno para reducir el riesgo de contagios. El pasado fin de semana celebramos una gala donde homenajeamos a los fundadores de las Fiestas de la Vendimia, fue un evento de 200 personas con la presencia de seis chefs consolidados de la región, ahí se ofrecieron los vinos premium de los afiliados de Provino. Fue una ventana a los productos regionales”.

Asimismo, este año rescatarán la Muestra del vino, que sucederá en las antiguas instalaciones de Bodegas de Santo Tomás, en la avenida Miramar frente a la Plaza de Santo Tomás. El evento se hará en un espacio al aire libre, donde se degustarán vinos de cerca de 80 productores de Baja California, con platillos de 25 restaurantes. Si la situación mejora, también organizarán su esperado Concurso de paellas para finales de 2021.

Hans Backhoff

Presidente del Consejo Mexicano Vitivinícola y director de Monte Xanic

 

 

Los productores mexicanos tienen algunas ventajas, entre éstas es formar una industria relativamente joven, con ímpetu, por lo cual es favorable ensayar la composición de uva y la calidad del vino, una motivación que ha dado frutos: alrededor de mil 500 medallas en concursos internacionales.

“No hay que desesperarnos, todavía hay mucho por hacer, viéndolo con optimismo han sido años de muchos aprendizajes que se quedarán por el resto de la vida. Todo esto nos enseñó a pensar fuera de la caja, a ser creativos y eficientes, a reestructurar y buscar las diferentes maneras de sobrevivir para seguir innovando, incluso ahora podemos acelerar lo que sí está funcionando”, subraya Hans Backhoff, quien reconoce que, al cerrar los negocios por el confinamiento, se afectó casi 40% de todo el canal de comercialización del vino, un cambio dramático.

El efecto pandemia sigue, con lo cual necesitan entender qué están haciendo bien y mal como empresa y sector. “El Consejo Mexicano Vitivinícola es un organismo que se dedica justo a eso, a reflexionar, apoyar y encontrar soluciones, es un vocero de la industria, cuyos agremiados somos quienes la conformamos, por eso es bien importante mantenernos unidos y crear plataformas o nuevos enlaces para vender, porque somos una industria esencial, dependemos 100% de la agricultura y ésta no espera”.

De cara al futuro es necesario lograr la internacionalización de México como productor de vino de calidad, por eso, Ensenada, Baja California, será la sede del próximo Congreso Mundial de la Viña y el Vino (2022), así como de la Asamblea Nacional de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), dos de los eventos más importantes para el mundo vinícola que reunirá a dos mil personas, “entre las cuales estarán las mentes más brillantes, científicos y expertos de 43 países que nos pondrán en el mapa del vino global”. Ensenada es uno de los municipios más grandes del país donde se produce 85% del vino mexicano, un destino donde hay más de 150 casas vinícolas.

Al frente de la dirección de la vinícola Monte Xanic, Backhoff dice que el canal digital llegó para quedarse, pues mantienen una mejor comunicación y cercanía con muchas personas, tanto apasionados del vino como nuevos adeptos.

“La vendimia no es una excepción, también se transformará porque hoy en día los eventos masivos no son bien vistos, además tenemos que ser cautelosos en lo que estamos buscando para que no sea contraproducente. Queremos incentivar el consumo de manera responsable y, sobre todo, promocionar los productos de calidad de México, el vino, por supuesto, continúa el presidente del Consejo Mexicano Vitivinícola.

“Cada una de las bodegas ha optado por diferentes estrategias, en el caso de Monte Xanic decidimos cancelar nuestra Fiesta de la Vendimia en su formato tradicional, sin embargo, estaremos reinventándonos, organizando eventos virtuales para que la gente esté activa, viendo y siendo testigo de la cosecha 2021. El reto es poder transmitir la experiencia de estar aquí, sin estar presente poder vivirlo de manera diferente, es importantísimo para nosotros continuar con la tradición. Hemos sido muy congruentes ante la imagen y el valor del vino mexicano, no es un accidente tener más de mil 500 medallas en los últimos dos años, en conjunto como productores, en los concursos más importantes del mundo, lo que deja un precedente y un mensaje muy claro”.

Luis Cetto 

Director de L.A. Cetto

 

 

 

Antes de 2020, “el consumo de vino mexicano iba creciendo a ritmos de 12 a 15% anual, pero ahora la expectativa no supera 4%, y así seguirá en un mediano plazo, a un dígito bajo”, explica Luis Cetto, quien dirige una de las bodegas más grandes del país. “Ya no existe el mismo boom de hace 15 o 20 años, es verdad que crecimos muy rápido porque a finales de los años 90 se consumían casi tres millones de cajas y pasamos a prácticamente 14 millones de cajas en 20 años, pero ahora los mercados están llegando a un escalón, un descanso que yo espero ayude a volver a tomar fuerza en cuanto a ritmo”.

Las nuevas generaciones, admite, también están cambiando sustancialmente sus gustos, la juventud de hoy quiere propuestas muy diferentes a lo que el sector estaba acostumbrado. La tendencia es la experimentación, aunque eso no significa que busquen vinos más económicos.

“En cuanto a bebidas alcohólicas, vemos que las frecuencias son mayores: los jóvenes no ven mal tomar todos los días, pero consumen productos con menos contenido alcohólico, incluso están impulsando la categoría de bebidas y cocteles sin alcohol. Queramos o no, eso afecta a la industria del vino, porque no están sumándose a una edad temprana, tal vez lo harán más adelante en el camino. Ésa es una marcada tendencia que está sucediendo actualmente en mercados como Estados Unidos y Europa, sin embargo, en México se verá fuertemente dentro de tres o cuatro años, nosotros tampoco estamos tan lejos”.Aunque siempre habrá quienes prefieran la parte clásica y tradicional, L.A. Cetto pretende ser una empresa que, a través de los años, demuestre saber adaptarse al panorama global, las circunstancias locales y el gusto de los mexicanos y demás consumidores.

“Como industria es lo que hemos aprendido desde la década de los 70 hasta el día de hoy, por eso estamos desarrollando vinos más frescos y fáciles de tomar, menos pretensiosos en muchos sentidos, que puedan compartirse en cualquier momento, sin ser un trago largo y sin necesidad de acompañarlos forzosamente con alimentos”, menciona Luis.

Asimismo, producirán vinos con bajo contenido alcohólico, alrededor de 9 o 9.5%, no obstante, todavía no invierten en la tecnología de dealcoholización del vino, con la cual podrían tener etiquetas por debajo de 0.5% de alcohol. También están incursionando en la gama Water Down Wines, que están en auge en Estados Unidos, cuyo concepto es que tengan la mitad de graduación alcohólica: entre 6 y 6.5%.

“Desde hace unos meses platico con nuestros ingenieros agrónomos y enólogos para ver cómo nos vamos a preparar para desarrollar productos de 0% hasta 9.5% de alcohol y la tecnología que tenemos que empezar a manejar en el campo, más lo que implica para no meternos en procesos que no vamos a realizar dentro de la bodega.

“No nos pensamos quedar con los brazos cruzados, seguimos atentos, cercanos a lo que quiere tomar la gente y, si por alguna razón el mercado mexicano cascabelea un poco en los próximos años, tenemos que salir a buscar opciones al mercado internacional y crear propuestas de largo plazo, que en muchos casos ya las tenemos tanto en Estados Unidos como en Europa, pero ahora el reto es alcanzar mayores volúmenes de venta por allá”.

Gustavo Ortega 

Director de El Cielo

 

La producción de vino puede consolidarse como un sector potencial en la economía mexicana, así lo reflejan los datos duros, pero también los premios y medallas internacionales que respaldan una industria excepcional, la cual podría llegar a impulsar considerablemente el crecimiento del PIB.

“Ese alentador repunte vitivinícola y turístico que ha sido tan notorio durante los últimos años fue lamentablemente frenado por la pandemia, sin embargo, vemos un regreso de 60% de los mexicanos que venían regularmente y quieren regresar a los valles de Baja California, pero también a los de Querétaro, el Bajío y otras regiones, aportando al enoturismo”, reflexiona Gustavo Ortega, director de El Cielo.

A través de las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural, Economía, Turismo y la industria vitivinícola de México, los productores buscan reforzar acciones para aumentar sus cultivos bajo sistemas sostenibles, fomentando el consumo de vino e impulsando su promoción en el extranjero, como una estrategia de reactivación pospandemia.

“Hemos sido muy responsables al volver a recibir a los turistas, quienes buscan conceptos de hospitalidad de primer nivel, que sigan todas las precauciones de seguridad e higiene. Si nos seguimos cuidando entre todos, pronto volveremos a disfrutar de eventos mayores, mientras tanto organizamos degustaciones y experiencias enológicas en pequeños grupos y en espacios al aire libre.

“En El Cielo no hacemos Fiestas de la Vendimia, lo que proponemos son pequeñas celebraciones, eventos más pequeños donde también se disfrute toda esa cultura y tradición. Hay una opción donde recibimos grupos de máximo 10 personas, quienes van con un agrónomo a cortar racimos al campo, llenan su canasta, pisan uvas y el recorrido termina con una comida maridaje. Los grandes eventos masivos tienen que esperar”.

Gustavo Ortega piensa que México tiene muchas posibilidades de proyectar el consumo del vino nacional tanto a nivel local como fuera de nuestras fronteras. “Está en boga la Reforma Hacendaria, pues en países como Estados Unidos, por ejemplo, se pagan 85 centavos de dólar por botella y punto, entonces, en la medida que nos ayuden a bajar los impuestos seríamos más competitivos y podríamos reposicionar el consumo que perdimos por la pan-demia. Las bodegas vitivinícolas son inversiones a largo plazo”.

Otro acierto que advierte el experto es que los restaurantes de primer nivel impulsan cada vez más la degustación de etiquetas nacionales. “Si los restaurantes siguen en esta línea, sin duda, beneficiarán a toda la industria porque es un factor de nacionalismo, como mexicanos podemos ayudarnos entre todos para seguir moviendo la economía”.

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