Un gobierno nunca debe jugar con la economía de un país. Sin embargo, hay contextos favorables donde hay márgenes para probar cosas y equivocarse. No es el caso actual. Al revés. El horno no está para bollos. Con el fin de controlar la inflación, los bancos centrales están subiendo las tasas de interés lo cual, en el mejor de los casos, desacelerará el crecimiento económico o, en el peor, generará una recesión.

En términos técnicos, la economía de Estados Unidos ya está en recesión con dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Esto tendrá consecuencias también negativas para México. En 2023 tendremos un crecimiento escaso, cercano al 1% del PIB, si bien nos va.

2022 cierra con una inflación alta y una economía enfriándose. Un gobierno responsable tendría que aceptar esta situación y actuar en consecuencia. Nunca es momento de jugar con la economía, hoy menos.

Por eso, no entiendo la decisión de la nueva secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, de despedir a la subsecretaria de comercio exterior, Luz María de la Mora. Estamos hablando de una funcionaria experta en negociaciones comerciales y la líder del equipo para resolver la disputa comercial de México con Estados Unidos y Canadá por cuatro temas energéticos.

Primero renunció Tatiana Clouthier como secretaria de Economía, harta de la intolerancia de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, que no cedía en nada. Así lo reveló a La Jornada. La dimisión se da cuando acabó el periodo de consultas de la disputa comercial. Ya nuestros vecinos del norte pueden convocar a un panel con el fin de resolver la controversia.

La salida de Clouthier es como si la capitana hubiera decidido abandonar el barco en medio de una tormenta huracanada. Mal augurio. Pero el control de la nave lo seguía manteniendo una experimentada timonel, en este caso la subsecretaria De la Mora. Bueno, pues que llega la nueva capitana, Raquel Buenrostro, y le pide a la timonel que abandone su puesto. Pésimo augurio.

En su lugar, dejan a una persona que no sabe navegar. Me refiero a Alejandro Encinas Nájera. Se me hace incorrecto e injusto que lo critiquen por joven e hijo de una persona en particular. Lo que me parece propio es cuestionar su inexperiencia. Dicen, los que lo conocen, que aprende rápido. Enhorabuena. Pero ahorita estamos pasando por una tormenta, con una complicada disputa comercial en curso, y es peligrosísimo poner a alguien a aprender en condiciones extremas: se corre el riesgo de naufragar.

Estados Unidos ya desmintió a López Obrador, quien había dicho que ese país había decidido no llevar la disputa a un panel. Pasados los 75 días de consultas, donde se pueden arreglar las diputas en negociaciones entre los gobiernos, Estados Unidos y/o Canadá tienen el derecho de llamar a un panel de resolución en cualquier momento.

Eso escalaría el conflicto. Ya no es un tema de conversaciones, sino de una especie de juicio. Se elegirían cinco panelistas de una lista existente de árbitros comerciales. El panel tendría 150 días para escuchar argumentos, revisar pruebas y presentar un informe preliminar. 30 días después presentarían un informe final.

Si el panel encuentra que México violó las reglas del T-MEC, puede imponer un castigo arancelario. Todos los expertos en la materia que he entrevistado me han dicho que, de llegar al panel, México lo perdería, poniendo en riesgo sus exportaciones (hoy el principal motor de crecimiento económico del país) y un posible costo de hasta 30 mil millones de dólares en aranceles punitivos.

A esta tormenta se estará enfrentando la nueva secretaria Buenrostro y el subsecretario Encinas Nájera, sin experiencia alguna. Ni qué decir que del otro lado, en el gobierno de Estados Unidos y Canadá, los encargados de gestionar este proceso son expertos con muchos años en la materia.

No entiendo qué gana el gobierno de López Obrador al ponerse a jugar así con la economía. De los pocos sectores que están creciendo es el de las exportaciones a Estados Unidos. No veo la utilidad de poner en riesgo a este motor. Además, en lo que se litiga el panel, habrá incertidumbre y, por tanto, menos inversión.

Creo que el presidente Biden ha decidido no comenzar el panel hasta que pasen las próximas elecciones intermedias en Estados Unidos el ocho de noviembre. En este sentido, todavía hay tiempo para solventar la controversia en una mesa de negociación. Pero México tendría que ceder, cosa que se ve difícil con la llegada de Buenrostro y Encinas a Economía.

Y no entiendo por qué López Obrador está jugando con la economía cuando sabe que no le conviene políticamente rumbo a las elecciones del 2024. ¿Será por miopía o soberbia?

  • Twitter: @leozuckermann

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