Han pasado 17 años desde que José Luis Jerónimo salió de México en busca de mejores oportunidades, mismas que encontró en Estados Unidos, particularmente en Las Vegas, donde se siente seguro y feliz junto a su familia.

Nacido en la sierra norte de Oaxaca, Luis dejó su lugar natal a los 10 años para vivir en la Ciudad de México, de donde partió al «vecino del norte» para seguir con sus estudios de ingeniería, «pero resulta que me quedé y no regresé».

Técnico en mecanismos industriales y que trabajaba en una fábrica donde se hacían partes de carros y plataformas, Luis quería seguir sus estudios de ingeniería «pero no me alcanzaba el dinero, tenía un tío que vivía en Los Ángeles y fue el que me aconsejó que por qué no me venía un tiempo para ahorrar y seguir estudiando».

Comenzó como muchos migrantes mexicanos y lavaba platos, empleo que, recuerda, compartió con otros ingenieros. Poco a poco aprendió el idioma y se colocó en mejores trabajos y con ganancias superiores. Se casó con una oaxaqueña y luego de cinco años en Los Ángeles decidieron probar suerte en Las Vegas.

En dicha ciudad, dedicada completamente al turismo, trabaja actualmente de lunes a jueves como mesero en un restaurante del MGM Grand, y en sus días libres atiende su negocio particular, donde renta carritos chocones y todo lo que tenga que ver con fiestas infantiles.

A diferencia de miles de connacionales que viven con miedo en Estados Unidos, pues temen ser perseguidos o deportados, considera que la «ciudad del juego» es tranquila para vivir, aunque sí ha conocido casos particulares, «deportaron a un vecino, se quedó la esposa con los niños».

«Sí es complicado vivir para todos, gracias a Dios ya arreglé (papeles) y no batallo tanto como otras personas», dice en un momento de descanso, y agrega: «hasta ahorita no he tenido problemas, todo tranquilo», consciente de que hay otros estados del país con más discriminación hacia el mexicano o el latino.

«Afortunadamente no hay mucha, nunca falta un racista pero en esta ciudad pienso que no hay tanto como me han contado amigos que vivían en Arizona o en Texas, muchos se mueven para acá, es más tranquilo, no es tanta la discriminación como allá», añadió.

Y aunque sabe de la dificultad de encontrar un buen empleo, sin importar si es con papeles en regla o como indocumentado, aseguró que el nivel de vida es mejor que en México, donde el dinero no alcanza, aseguró.

«Aquí sea como sea es un mejor nivel de vida que allá, yo platico con mi mamá que viene seguido a visitarnos y me cuenta cómo están las cosas allá, a veces mi mamá se sorprende de cómo es posible que aquí estén las verduras más baratas que allá, la carne y otras cosas, es mucho más barato aquí».

Y aunque no hay muchos mexicanos o latinos en Las Vegas a diferencia de una ciudad como Los Ángeles, donde se forman grandes comunidades de migrantes, se siente tranquilo y feliz; además, ya está listo para volver a México, aunque será de visita.

«Ya podemos ir a nuestro país, este julio vamos a ir por primera vez en 17 años. Tiene aproximadamente un año que arreglé (papeles), no iba (por miedo), si me iba y no podía regresar mi familia se queda aquí era por eso que no iba, no podíamos».

Con dos hijas, una de 10 años y otra de cuatro, se siente tranquilo con el «sueño americano» que poco a poco consolida, en espera de que muy pronto deje el restaurante y se dedique por completo a su negocio, «ahorita lo hago crecer, ya me dedicaré al 100 por ciento».

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