Terminar con la explotación de la clase trabajadora por parte de la clase capitalista era uno de los objetivos loables de la izquierda marxista-leninista. “Los trabajadores no tienen nada que perder, salvo sus cadenas”, decía Marx. Sin embargo, cuando llegaron al poder gobiernos comunistas, en lugar de liberar al proletariado, el Estado pasó a ser el nuevo explotador.

Ahí está, por ejemplo, el caso de los médicos que Cuba exporta a otros países como si fueran una mercancía. Son como esclavos. No lo digo yo. Lo dicen un par de relatores de la Organización de las Naciones Unidas, Urmila Bhoola y María Grazia Giammarinaro, quienes mandaron, en noviembre del año pasado, una carta al gobierno cubano “en relación con presuntos abusos de derechos humanos sufridos por médicos de Cuba que participan en ‘misiones de internacionalización”.

 A continuación cito sus hallazgos:

Si bien la participación en las misiones de internacionalización es oficialmente voluntaria, muchos médicos se sienten presionados para acogerse a dichas misiones, pues temen represalias por parte del gobierno de Cuba si no participan.

En muchos de los países que se benefician de una misión de internacionalización, los médicos cubanos no recibirían un contrato de trabajo, o si los tuvieran, no siempre recibirían una copia del mismo.

El gobierno de Cuba recibiría una suma de dinero de los gobiernos anfitriones y pagaría a los trabajadores una parte de dichos fondos. Sin embargo, el gobierno cubano retendría un porcentaje significativo del salario que los países anfitriones pagan por los profesionales cubanos que hacen parte de una misión de internacionalización.

En los países donde el gobierno anfitrión paga directamente al trabajador cubano, éste debe devolver al gobierno de Cuba un porcentaje de su salario, el cual aumentaría al 75% o hasta el 90% de su salario mensual. En muchos casos, el salario entregado a los trabajadores médicos no permitiría ni siquera vivir dignamente.

Además, el gobierno de Cuba estaría “congelando” una parte del salario que los médicos pueden acceder únicamente tras su regreso al país, pero, según información recibida, muchas veces no reciben la totalidad del monto que les corresponde.

Los médicos trabajarían 48 horas por semana, más 16 adicionales de guardia, lo cual aumenta a un total de 64 horas semanales, muchas veces incluyendo sábados y domingos. La libertad de movimiento de los trabajadores cubanos en el país de destino estaría restringida y bajo vigilancia por funcionarios del gobierno.

El derecho a la privacidad estaría limitado por el control y seguimiento efectuado a los médicos, incluyendo la comunicación y las relaciones sostenidas con personas nacionales y extranjeras durante las misiones de internacionalización.

En principio, los profesionales podrían regresar a Cuba de vacaciones una vez por año, pero dicho viaje sería, muchas veces, considerado como premio o, según las circunstancias, podría ser negado como una forma de castigo.

Si un profesional decide retirarse del trabajo en el exterior, se califica como “abandono de misión de trabajadores civiles”, lo cual incurre en sanción de privación de libertad de tres a ocho años.

Los médicos considerados desertores no están autorizados para regresar a Cuba durante ocho años y los familiares que permanecen en Cuba estarían sujetos a señalamientos y repercusiones por parte de entidades gubernamentales.

Muchos profesionales reportaron recibir amenazas regulares por parte de funcionarios estatales de Cuba en los países de destino y mujeres médicas han sufrido acoso sexual mientras se encontraban participando en misiones de internacionalización.

Los relatores le recuerdan al gobierno cubano que la Convención sobre la Esclavitud, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos prohíben la esclavitud, la trata de esclavos y el trabajo forzoso en todas sus formas. Y concluyen: “Las condiciones de trabajo reportadas podrían elevarse a trabajo forzoso, según los indicadores de trabajo forzoso establecidos por la Organización Internacional de Trabajo. El trabajo forzoso constituye una forma contemporánea de esclavitud”.

Más claro, ni el agua.

El gobierno cubano nunca respondió esta misiva.

Ahora, el gobierno mexicano ha contratado a estos médicos cubanos para asistir en la epidemia del covid-19. Con nuestros impuestos estamos pagando trabajadores forzados. Nos hemos convertido en cómplices de esclavistas. Una vergüenza.

 

Twitter: @leozuckermann

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