¿Cuál es el secreto de una vida mejor? ¿Es una buena educación, aire limpio, una casa confortable, dinero? Son preguntas que ya desde hace mucho tiempo lanzó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la OCDE, en un estudio titulado “Índice para una Vida Mejor” (http://www.oecdbetterlifeindex.org/es/).

La OCDE le da la razón al presidente López Obrador: “En la vida hay más que las cifras del PIB y las estadísticas económicas”. La pregunta, entonces, es cómo medir el bienestar de las sociedades.

La Organización realizó, hace ya varios años, una propuesta con el Índice referido. Lo componen un total de once variables. Tres son de “condiciones materiales de vida”: empleo, ingresos y vivienda. Las ocho restantes son de “calidad de vida”: comunidad, educación, equilibrio laboral-personal, medio ambiente, participación ciudadana, salud, satisfacción ante la vida y seguridad.

El estudio calcula el Índice para los 37 países miembros de la OCDE (incluyendo a México) más Brasil, Rusia y Sudáfrica.

La OCDE razona que no se puede realizar una clasificación definitiva de los 40 países medidos porque cada persona le puede dar un peso diferente a cada una de las variables arriba señaladas. Para algunos, lo más importante será tener un buen ingreso, para otros, una vivienda confortable, mientras que para otros puede ser la seguridad o la educación.

Sin embargo, si le damos el mismo peso a las once variables, el estudio coloca a Noruega en el primer sitio de una vida mejor, seguido por Australia, Islandia y Canadá. En el fondo de la tabla se encuentran Sudáfrica y México (penúltimo lugar).

¿Por qué la vida de los mexicanos es peor que la de los 38 países restantes?

Primero, por un problema de ingresos. Dice la OCDE: “Aunque el dinero no puede comprar la felicidad, es un medio importante para lograr estándares de vida más elevados. En México, el ingreso familiar disponible neto ajustado promedio per cápita es considerablemente menor que el promedio de la OCDE, de 33,604 USD al año. En términos de empleo, cerca del 61% de las personas de entre 15 y 64 años de edad en México tienen un empleo remunerado, cifra menor que el promedio de la OCDE, de 68 por ciento. En México, casi el 29% de los empleados tienen un horario de trabajo muy largo, una de las cifras más altas de la OCDE, donde el promedio es de 11 por ciento”.

Segundo, la pésima educación que existe en el país: “Tener un buen nivel educativo y de competencias es un requisito importante para encontrar empleo. En México, el 38% de los adultos de 25 a 64 años han terminado la educación media superior, cifra mucho menor que el promedio de la OCDE, de 79%, y la tasa más baja en los países de la Organización. En lo que respecta a la calidad del sistema educativo, el estudiante promedio obtuvo un resultado de 416 puntos en lectura, matemáticas y ciencias en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) de la OCDE. Este resultado es mucho menor que la media de la OCDE de 486”.

Y, desde luego, la inseguridad: “En México, casi el 42% de las personas afirman sentirse seguras al caminar a solas por la noche, cifra mucho menor que el promedio de la OCDE, de 68%, y la tasa más baja entre los países miembros de la Organización […] La tasa de homicidios en México es de 18.1, cifra mucho mayor que el promedio de la OCDE, de 3.7, y la tasa más alta en la Organización”.

No obstante que estamos muy mal en estas variables, sí existe una percepción de felicidad relativa, una medida subjetiva. En encuestas representativas de la población se le pide a la gente que califique su satisfacción general ante la vida en una escala del 0 al 10: “En promedio, los mexicanos le asignaron una puntuación de 6.5, cifra que coincide con el promedio de la OCDE”.

En conclusión: comparativamente hablando, en México se vive mal debido a los bajos ingresos, la pésima educación y la inseguridad. Lo que nos salva es una satisfacción ante la vida y un sentimiento de felicidad cotidiana.

El Presidente no tiene por qué andar inventado nuevas medidas que sustituyan al Producto Interno Bruto. Ya existen. Y los resultados para México no son nada buenos. Con la crisis económica en curso, se van a poner peor. Pero siempre se puede encontrar un índice nuevo que, masajeando los números, demuestre que vamos de maravilla: algo así como el Índice Pepe El Toro del que hablaba ayer. El de un pueblo mayoritariamente pobre, mal educado e inseguro que, sin embargo, está feliz, feliz, feliz.

 

           Twitter: @leozuckermann

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