Dicen que en política no hay sorpresas, sólo sorprendidos. Me parece que en la elección del pasado domingo 4 de junio, no hubo ni unas ni otros, bueno, tal vez uno que otro. Desde hace semanas, se pudo leer entre líneas lo que iba a ocurrir. La cúpula nacional del PRI, reducida a Alejandro Moreno, Carolina Viggiano, Rubén Moreira y unos cuántos más, decidió retener el poder en Coahuila y soltar la joya de la corona: el Estado de México. A “Alito” le fallaron sus cálculos en su estado natal; sin embargo, entregar Hidalgo y el Estado de México, le salió muy bien.

Con el 100% de las actas capturadas y una participación ciudadana del 50.13%, de acuerdo con el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Electoral del Estado de México, Alejandra del Moral, candidata a gobernadora por la coalición integrada por el PAN, PRI, PRD y Nueva Alianza (local), obtuvo el segundo lugar en la competencia con 2´755,532 de votos. Por su parte, Delfina Gómez, abanderada del PT, PVEM y MORENA, registró 3´272,106 sufragios; 44.34% y 52.65%, respectivamente. El 78.09% de los sufragios fueron emitidos en las urbes, mientras el 21.91% en zonas rurales.

Justo es mencionar que la votación en la entidad federativa con mayor número de electores, además de recibir las boletas electorales en casillas, lo hicieron en el extranjero; participaron 2,286 votantes, la mayoría votó por Delfina. Así como, 4,409 personas que se encuentran bajo prisión preventiva, las cuales se inclinaron por Alejandra. También, se recibieron 97 votos de manera anticipada. Todo esto es el resultado de la evolución y funcionamiento de las instituciones, mecanismos y normatividad electoral, esa a la que el presidente pretendió prenderle fuego.

De igual manera, hay que resaltar que, en comparación con el proceso electoral de 2017, la participación ciudadana se contrajo casi 3.6%, pues hace seis años se registró la afluencia del 53.7% del listado nominal. Por el contrario, la diferencia entre el primer y segundo lugar se amplió, pues del 2.78% en 2017, pasó al 8.31%.

El panorama electoral en Coahuila fue similar en cuanto a los pronósticos. El porcentaje de participación ciudadana superó al ejercido en el Estado de México, aunque disminuyó 4.15% en comparación con el proceso electoral 2016-2017. A pesar de que, en contraste con el Estado de México, los partidos oficialistas (PT, PVEM y MORENA) no iban en alianza en el estado norteño, ni sumando los votos con los cuales los favorecieron (40.66%) hubiesen alcanzado al ganador, dado que la diferencia hubiera sido de 16.27%. De una u otra manera, la victoria del bloque opositor fue avasalladora. Aunque, si comparamos la votación en favor de MORENA entre 2017 (11.91%) y 2023 (21.48%), el incremento es considerable. Máxime tratándose del mismo candidato a gobernador.

El estado cuya capital es Saltillo también obtuvo votos desde el extranjero, 1,022 en total. Un total de 68 sufragios anticipados y 12 desde prisión preventiva. En todos los rubros, el candidato de la coalición PAN, PRI y PRD obtuvo la mayoría. El 79.54% de los votos se concentraron en casillas urbanas y 20.46% en no urbanas.

Así, a partir de este año, MORENA gobernará 21 entidades federativas; PAN, cinco; PRI, dos; MC, dos; PVEM, una, y el Partido Encuentro Social, una. Lo cual se traduce en que el 65.63% de la República Mexicana se ha pintado de guinda, 15.63% de azul, 6.25% de rojo y un porcentaje idéntico de naranja; así mismo, 3.13% es verde y el resto, morado. Bajo este panorama comienza extraoficialmente el proceso electoral 2023-2024, en el cual habremos de renovar una buena parte de la administración pública y la totalidad del Poder Legislativo federal.

Post scriptum: «Todos los pensamientos verdaderamente grandes se conciben mientras caminamos”, Friedrich Nietzsche.

* El autor es escritor, catedrático, doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

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