Siendo candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador participó en una mesa redonda con los periodistas Leo Zuckermann, Denise Maerker, Raymundo Riva Palacio, René Delgado, Joaquín López-Dóriga, Carlos Loret de Mola y Leopoldo Gómez, en el programa “Tercer Grado”.

Allí explicó que la “Mafia del Poder” es “un grupo que se ha beneficiado al amparo del poder público, que se han hecho inmensamente ricos a costa del sufrimiento de los mexicanos”. Continuó diciendo: “se convirtió al país en un cementerio, se arruinó la actividad productiva de México, no hubo crecimiento económico, se endeudó al país, y se desató la inseguridad y la violencia”. ¡Ah caray! ¿Estará hablando de México o de Baja California?

“Yo quiero que el gobierno, insisto, represente a todos. A ricos, a pobres, a integrantes de clases medias. Que el gobierno, ese es el tema de fondo, no esté al servicio de una minoría rapaz, que el gobierno no sea un comité al servicio de unos cuantos. Estos señores se creen los dueños de México (bien podría leerse “Baja California”) a pesar de todo el daño que han causado”, abundó el tabasqueño. Permítame insistir: ¿se refiere al actual Gobierno de Baja California?

Luego aseguró: “¡Claro! Discrepancia, tolerancia, pluralidad. Que podamos debatir”. Con esas palabras definitivamente no podría aludir al gobernador de Baja California en turno.

Otra de las frases que constantemente utiliza el presidente López es: “Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”, de Benito Juárez. Bien haría en recordarle dicha máxima al jefe del Ejecutivo local en su próxima visita, la cual, hasta donde tengo entendido, será este mismo mes.

Además de recordársela, el presidente de México debería de exigirle que la cumpla cabalmente, porque no se trata de cumplir la ley después de haberla torcido, sino de apegarse a la misma en su concepción original. Tal y como cuando rindió protesta y se comprometió a “guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la particular del Estado de Baja California y las Leyes que de ambas emanen”.

Y es que al también senador con licencia le ha dado por jugar al “monarca francés” y se ha tomado muy a pecho la expresión “El Estado soy yo” (atribuida a Luis XIV). Sin temor a equivocarme, me atrevo a asegurar que se trata de un padecimiento de los intolerantes y autoritarios.

Mientras, otro francés, pero éste identificado con la Ilustración, Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, propuso un modelo que equilibrara las fuerzas de gobierno y evitara concentrar el poder público en un solo individuo, algo que denominó: división de poderes. Desde hace un año, en Baja California la teoría de Montesquieu es sólo eso, teoría.

El actual gobierno estatal, además de quebrantar los principios básicos del sistema de contrapesos entre los poderes, con la gracia y servilismo de algunos de los diputados de su partido, también violenta preceptos constitucionales como el respetar al municipio libre y al Ayuntamiento. Lamentable, reprobable y alarmante.

Post Scriptum. El verdadero poder viene de la verdad”, anónimo.

Vox populi. Los vecinos de la avenida Blvd. Milenio 2000, en la delegación Playas de Tijuana, enfrentan una situación que requiere de atención inmediata pues, luego de que se deslavara el acceso principal de dicha avenida, se quedaron sin manera de poder ingresar a sus viviendas. Agradeceremos que la autoridad municipal se sirva “apersonarse”, para dar una pronta solución a dicho problema.

* El autor es catedrático, escritor y consultor político.

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