El sábado pasado, como cada 16 de enero, se conmemoró un aniversario más de la creación del Estado número 29 de la República Mexicana. Fue el 16 de enero de 1952 cuando, mediante un decreto hecho público en el Diario Oficial de la Federación, nació el Estado Libre y Soberano de Baja California, dejando atrás su calidad de territorio político.

Ahora se lee sencillo, sin embargo, se trató de una demanda que la sociedad bajacaliforniana arrastró por varios años. En virtud del 69 aniversario de esta hermosa entidad, comparto un extracto de mi libro “Tijuana. Patria, Revolución e Identidad” (Ediciones ILCSA, 2019):

Durante su campaña electoral, (Miguel) Alemán Valdés se había comprometido en impulsar la transformación geopolítica de Baja California y lo cumplió. Al respecto, Conrado Acevedo nos comparte su vivencia: “En 1946, tuve ocasión de acompañar una comisión muy representativa de Baja California de empresarios y comerciantes…para saludar al presidente electo Miguel Alemán Valdés…El objetivo era solicitarle la autonomía política para que el Territorio se convirtiera en Estado, la respuesta fue afirmativa…Él nos empeñó su palabra que al fin de su mandato sexenal elevaría el estado de rango constitucional a Baja California…”.

Así como (Plutarco Elías) Calles sentó las bases para fundar el PRI en su Cuarto Informe Presidencial, Alemán anunció la incorporación del Estado de Baja California, en su Quinto Informe de Gobierno.

“El Territorio Norte de la Baja California por razón de su población y de su capacidad económica para subsistir, satisface las condiciones exigidas por la fracción II del artículo 73 de la Constitución General de la República y por ello el Ejecutivo promoverá ante Vuestra Soberanía la erección en Estado Libre y Soberano, de dicha porción territorial integrante de la Federación”.

Mientras, el 1º de septiembre de 1952, el diputado federal Jesús Robles Martínez fue designado para dar contestación al Sexto Informe de Gobierno del presidente Alemán, durante su intervención expresó lo siguiente: “…el engrandecimiento del que era Territorio Norte de la Baja California y que por memorable iniciativa de usted que el Congreso de la Unión aprobó como Poder constituyente, ha sido ya elevado en categoría de Estado libre y soberano de la Federación; y con entrañar un singular desarrollo notable, no es, sin embargo sino una demostración de cómo ha venido desenvolviéndose la República entera…”.

Gracias a ello, Baja California no cayó en la orfandad, sino que el Estado mexicano asumió su paternidad y promovió las grandes transformaciones locales, basándose en una directriz nacionalista. Así, se reconoció el valor de Baja California, al elevar su rango de Territorio a Estado e incorporándola a la Patria.

Justo es reconocer que, además de tal reforma constitucional, Alemán Valdés unió Baja California al macizo continental con la terminación del ferrocarril Sonora-Baja California; de igual forma, conectó a Tijuana con Mexicali, a través de la construcción de la carretera que atraviesa La Rumorosa.

Post Scriptum. “Baja California, brazo poderoso; al servicio eterno, de la Patria está”, Canto a Baja California (Rafael Trujillo, 1956).

* El autor es maestro, escritor y consultor político.

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