Señala Ghunter Barajas en un artículo en la revista Forbes que uno de los modelos de desarrollo económico regional está inspirado en el espectacular éxito de Silicon Valley en California y de la Ruta 128 en Boston; este modelo se fundamentó en la estrategia de fomentar el crecimiento económico mediante la creación de clústeres sectoriales.

Al principio, muchos creyeron que los clústeres se formaban de manera fortuita, hasta que se empezaron a establecer de forma planificada. La ciudad de Austin en Texas, por ejemplo, creó el clúster de semiconductores y videojuegos en la Universidad de Texas, y en San Diego se creó un clúster de tecnologías que unía a la Universidad de California, San Diego y un clúster de biotecnología del Scripps Research Institute.

Actualmente, en Estados Unidos los clústeres se cuentan por decenas, y dada su importancia en el desarrollo regional, cuentan con el apoyo de las administraciones locales y estatales.

En el caso de China, la segunda economía mundial, el primer clúster industrial apareció gradualmente en el noroeste de Pekín, alrededor de las universidades de Pekín y Tsinghua. Este distrito, denominado Zhongguancun, se urbanizó en la década de los ochenta y fue la cuna de Lenovo, fabricante y líder mundial de computadoras personales y equipos móviles, y de Baidu, el motor de búsqueda dominante en el gigante asiático.

Otro modelo – de acuerdo a Ghunter- exitoso de desarrollo industrial es el alemán, que estructura sus clústeres en torno a 80 unidades de investigación, entre las que se encuentran los más de 70 Institutos Fraunhofer, cada uno dedicado a tecnologías específicas. Los institutos reciben financiamiento del Ministerio de Educación e Investigación de Alemania y de las administraciones regionales.

Uno de estos clústeres es el Intelligent Technical Systems OstWestfalenLippe, también conocido como «it’s OWL». Este grupo tiene como objetivo ayudar a las empresas alemanas de la región OstWestfalenLippe del noroeste de Alemania para que modernicen su manufactura.

En el caso mexicano, pocos clústeres han logrado la combinación de desarrollar iniciativas de I+D con participación de universidades y financiamiento público para el desarrollo de empresas disruptivas, así como “startups” creativas con potencial de crecimiento y acceso directo al capital.

Un caso muy específico, del reto que enfrenta la economía mexicana, es la transformación de la industria automotriz hacia la electrificación y automatización de los vehículos, es claro, que los clústeres automotrices en México, tienen que estar enfocados a la transformación industrial y de los productos que se están manufacturando en México, y hacia los programas y desarrollo de nuevas partes que estén enfocadas a ser.

Guanajuato tiene ocho clústeres, algunos con amplio dinamismo, pero sin tomar en cuenta que su configuración suele infringir con mucha facilidad la Ley Federal de Competencia Económica (LFCE) al darse para su efectiva operación cláusulas de intercambio de información entre competidores que podrían llegar al 10% de los ingresos y a cárcel de 5 a 10 años, por lo que estimamos que sería mejor que estos clústeres se asesoraran por abogados expertos en competencia económica. La otra alternativa es proponer reformas en ese sentido al Poder Legislativo Federal.

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