En fecha reciente la Secretaría de Hacienda dio a conocer el Informe sobre Finanzas Públicas y Deuda al cuarto trimestre de 2022 en el que se destaca que la deuda pública total para ese año fue de 49.4 como porcentaje del PIB y se menciona que esta “mejora” se debió al buen desempeño de los ingresos presupuestarios. No obstante, para poder hacer un análisis apropiado, es necesario incorporar los componentes de costos, composición de la deuda, pago de intereses y de comisiones y disminución de la inversión para la hacienda pública.

La deuda pública total, medida por el Saldo Histórico de Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), que es la que contempla el comunicado, ha disminuido durante los últimos tres años de la actual administración al pasar de su pico más alto de 51.6% en 2020 a 49.4% en la cifra observada para 2022; sin embargo, estos niveles de deuda son los más altos desde inicios de este siglo. Incluso si se contempla el promedio de lo que va de sexenio, que es de 48.2%, sólo se compara con el 49.9% que se tuvo en 2016.

La deuda total como porcentaje del PIB ha disminuido durante la actual administración, pero estos niveles son los más altos desde inicios de siglo

El nivel de deuda como proporción del PIB se encuentra en niveles aceptables. Al comparar los datos en lo que va del siglo con algunos países emergentes, México tiene los niveles más bajos de deuda como porcentaje de su PIB de ese grupo —medido por la Deuda Central del Gobierno. De acuerdo con la Global Debt Database (Base de Datos de la Deuda Mundial) de diciembre de 2022 del Fondo Monetario Internacional, México es el país mejor posicionado en los últimos 21 años comparado con Brasil, Sudáfrica e India que tienen niveles de deuda como porcentaje del PIB, en orden de magnitud, de 87.75 %, 68.9% y 54.27%, respectivamente. México está muy por debajo con 40.67%.

La relevancia del nivel relativo de la deuda descansa en la capacidad para manejarla adecuadamente.

El comportamiento de la deuda está en función de sus orígenes; así, el gasto total del Sector Público Presupuestario se incrementó en 1.5% de 2021 a 2022 y las empresas productivas del estado, Pemex y CFE, gastaron 6.3% y 4.5%  más respectivamente, para los mismos períodos. Por su parte destaca que el costo financiero —aquel que se refiere a los intereses, comisiones y gastos de la deuda pública, así como a las erogaciones para saneamiento financiero y de apoyo a ahorradores y deudores de la banca— se incrementó para el mismo período 18.7% nominalmente (10% real) pasando de $686,689.4 en 2021 a $815,221.0 millones de pesos en 2022.

La deuda pública puede tener efectos positivos si estos recursos se utilizan para potenciar el crecimiento de la economía a mediano plazo; o bien en situaciones de crisis, siempre y cuando se contemple de manera temporal.

En el otro lado de la moneda, una mayor deuda implica un aumento en el pago de intereses y otros costos, restringiendo el margen financiero y presupuestario del Estado; en adición se genera una alta presión recaudatoria en toda la economía que termina por limitar el crecimiento económico.

A pesar de que el nivel de deuda en México parece no representar un alto riesgo, el destino de esta ha sido poco productivo, entre otros el alto incremento en el gasto social y de infraestructura en proyectos bandera que no han generado impactos positivos en la economía; los malos resultados en las empresas del Estado como lo han sido PEMEX y CFE que generan presión adicional en las necesidades de mayor fondeo con mayores tasas. Con ello, una de las consecuencias es la falta de recursos para apoyar la inversión en otros sectores prioritarios, como el sector salud —que en 2022 tuvo el menor ejercicio en tres años–, o en educación que tuvo el gasto más bajo en la última década.

En resumen, la importancia del nivel de la deuda pública no descansa en su relación con el tamaño de la economía, sino en la capacidad de que ese gasto se pueda convertir en ingresos, mayor producción y bienestar. La deuda tiene dos caras que no se pueden separar. Mantener un sano equilibrio es fundamental y lo más importante.

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