Toca felicitar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por su resolución de ayer. Por unanimidad, los ministros corrigieron un grosero abuso de poder. De esta forma, una mujer fue liberada de la cárcel y a otra se le suspendió una orden de aprehensión.

Terrible que Alejandra Cuevas estuviera 528 días de su vida en la prisión. Lo dije el 14 de marzo pasado, cuando la SCJN discutió por primera vez este caso. Me parecía que, en ese momento, sin más dilación, debieron haberla liberado con un amparo liso y llano, como propusieron cinco de los once ministros. No obstante, otros seis se pronunciaron ese día por analizar el fondo de los asuntos, lo cual retrasó 14 días más la liberación de Cuevas. Por fortuna, el nuevo ministro ponente redactó rápido un proyecto que el Pleno debatió y aprobó ayer.

La orden de aprehensión en contra de Laura Morán, de 96 años, y el encarcelamiento de Cuevas fueron, a todas luces, un abuso de poder, donde se confabularon el fiscal general de la República, la fiscal general de Justicia de la Ciudad de México, una jueza del fuero común y un juez federal en funciones de magistrado.

Primero, Alejandro Gertz Manero, convencido de que la pareja de su hermano Federico, la señora Morán, no le dio los cuidados necesarios en su condición convaleciente, la acusó, entonces, de homicidio cuando el hermano falleció. De lo mismo incriminó a la hija de MoránAlejandra Cuevas. Las acusaciones de Gertz no surtieron ningún efecto hasta que se convirtió en fiscal de la República. Y, ahí sí, voló la paloma.

Casi como por arte de magia, Ernestina Godoy reabrió el caso y presentó los cargos en contra de Morán y Cuevas. Muy solícita resultó la fiscal capitalina a las acusaciones del fiscal federal. ¿Por qué? ¿A cambio de qué?

Las palancas funcionaron. A Morán le dictaron orden de aprehensión y a Cuevas la encarcelaron. Luego vinieron los jueces. En el caso de Cuevas, la jueza 67 penal de la CDMX, Marcela Ángeles Arrieta, le dictó auto de formal prisión, que luego confirmó el juez en funciones de magistrado, Octavio Ceballos Orozco.

En noviembre, tres magistrados estaban por pronunciar el veredicto sobre Cuevas. Se dice que supuestamente la liberarían. Entonces la SCJN atrajo el asunto a petición del fiscal Gertz. Cuatro meses tardó la Corte en desahogar el asunto. Cuatro meses más en la cárcel.

Gertz estaba en todo su derecho de acusar a sus exparientes. La justicia, en primera instancia, no persiguió los delitos porque sus alegatos y pruebas eran débiles. Fue hasta que Gertz se convirtió en fiscal de la República cuando la Fiscalía de la Ciudad de México se lanzó con todo en contra de las dos mujeres; luego, dos jueces ratificaron que Cuevas se quedara en la cárcel. Así la justicia en México: una basura.

Un fiscal que, como escuchamos en grabaciones ilícitas, utiliza la institución para venganzas personales. Otra fiscal, la de la CDMX, que lo complace. Y dos jueces que se hacen de la vista gorda frente a un claro abuso de poder.

La SCJN sí hizo su trabajo. Se tardó, pero así son los tiempos de la justicia en México. Los once ministros resolvieron que la autoridad no acreditó los requisitos que establece la Constitución para acusarlas:

“En el caso de la señora Laura, luego de analizar las pruebas del expediente, el Tribunal Pleno determinó que la quejosa procuró, de acuerdo con sus posibilidades, atención y cuidados a su pareja, pues confió su salud a personal técnicamente preparado para ello, por lo que no se demostró que hubiera incurrido en un delito bajo la modalidad de ‘comisión por omisión’”.

En cuanto a Alejandra Cuevas, “fue incorrecto atribuirle el fallecimiento del señor Federico Gertz bajo la figura de ‘garante accesoria’. Ello, pues se trata de una figura inexistente en la ley; además de que, si bien colaboró con su madre en algunas de las tareas de cuidado, no existe evidencia alguna de la que se desprenda que la quejosa aceptara hacerse cargo del enfermo, tomara decisiones sobre sus cuidados o siquiera habitara con el occiso”.

Ayer mismo salió Cuevas del penal y dijo: “Mi vida cambió hace 528 días, ya que al conocer las entrañas de la cárcel y escuchar el número interminable de injusticias y vivir con mujeres que llevan años hoy y que podrían estar libres. Espero que todos juntos logremos que las mujeres puedan recuperar el aire que nos da la libertad. Desde que entré, me percaté que todas las mujeres somos invisibles, junto con ustedes lograremos su liberación”.

¿Cuántas mujeres y hombres inocentes hay en México que se encuentran en prisión por culpa de un sistema de justicia podrido?

           Twitter: @leozuckermann

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