Un equipo dirigido por la Universidad de Michigan midió directamente las emisiones de gases de efecto invernadero desde un avión que sobrevolaba el Golfo de México y descubrió que las regiones con la mayoría de producción de combustibles fósiles en altamar del país tienen el doble de impacto sobre el calentamiento climático que las estimaciones oficiales.

Los hallazgos podrían influir en la futura producción de energía en el golfo, ya que las decisiones sobre la ampliación de la extracción de petróleo y gas dependen de los cálculos del impacto climático.

Aunque en el pasado ya se había observado una diferencia entre las emisiones de metano notificadas y las medidas en la zona, se cree que este estudio es el primero en cuantificar las emisiones de metano y dióxido de carbono e identificar a los principales responsables. Resulta que las plataformas más antiguas, situadas más cerca a la tierra, emiten mucho más metano del que figura en los reportes gubernamentales.

Según los investigadores, unas medidas sencillas podrían contribuir en gran medida a mitigar esas emisiones.

Para realizar sus evaluaciones atmosféricas, los investigadores volaron hacia arriba y hacia abajo siguiendo un patrón cilíndrico alrededor de las plataformas y midieron las cantidades de dióxido de carbono y metano liberadas. Combinaron las áreas evaluadas con todos los estudios de campo anteriores para reunir la mayor muestra de emisiones de gases de efecto invernadero de las plataformas del Golfo de México. Sus observaciones no tardaron en llamar la atención sobre determinadas operaciones de producción de petróleo y gas.

“Lo que descubrimos es que cierto tipo de plataformas de aguas poco profundas emitían grandes cantidades de metano que elevaban las emisiones totales de gases de efecto invernadero de todo el Golfo de México”, afirma Eric Kort, profesor asociado de ciencias e ingeniería climáticas y espaciales de la U-M, investigador principal del proyecto F3UEL y autor correspondiente del estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.

“Así que, si podemos dirigir los esfuerzos de mitigación a esas fuentes para abordar el problema, podría tener un enorme efecto positivo”.

Estas fuentes son grandes complejos multiplataforma “central-hub” que recogen petróleo y gas de pequeñas plataformas de producción para su procesamiento. El muestreo reveló que emiten más metano de lo esperado, debido a la ventilación directa a la atmósfera o a las emisiones de tanques y otros equipos.

Las medidas para hacer frente a estas grandes emisiones de metano, ya sea mediante la captura del gas, su quema en antorcha en lugar de su venteo, o la reparación o el abandono de las instalaciones, podrían tener enormes beneficios para el clima.

El hallazgo es similar a la investigación publicada en septiembre por el mismo equipo, que demostró que las operaciones ineficientes de quema en antorcha en tierra estaban liberando cinco veces más metano a la atmósfera de lo esperado. En conjunto, estos estudios demuestran la necesidad de una forma más exhaustiva de evaluar las emisiones de gases de efecto invernadero y, por tanto, el impacto climático de la producción de petróleo y gas en una región determinada. El impacto climático se determina por la “intensidad de carbono”, una medida de los niveles de gases de efecto invernadero que se emiten por unidad de petróleo o gas producido.

Cuando se estudian nuevos proyectos de petróleo y gas, los reguladores evalúan si las nuevas construcciones tendrán una intensidad de carbono igual o inferior a la de la producción ampliada en otros lugares. Esto ya ha influido en las decisiones sobre la venta de concesiones de petróleo y gas en el Golfo de México. Sin embargo, en estas evaluaciones, las estimaciones del dióxido de carbono y el metano liberado a la atmósfera no se han basado históricamente en medidas directas, y muchas de ellas no han incluido las emisiones de metano.

“Hemos presentado el impacto climático de la producción de petróleo y gas como una intensidad de carbono basada en la observación”, explica Alan Gorchov Negron, ayudante de investigación de la U-M y primer autor del estudio. “Esta métrica refleja los impactos climáticos en tiempo real y ofrece una forma sencilla de integrar el creciente número de estudios sobre las emisiones de la producción de combustibles fósiles en una métrica coherente”.

“Avanzando, las decisiones políticas o de inversión pueden utilizar métricas coherentes como ésta para elegir combustibles fósiles de lugares que minimicen sus impactos climáticos”.

En el estudio también han participado investigadores de la Universidad de Stanford, Scientific Aviation, Carbon Mapper y Environmental Defense Fund. La investigación está financiada por la Fundación Alfred P. Sloan y cuenta con el apoyo del Fondo para la Defensa del Medio Ambiente, Scientific Aviation, el Departamento de Ciencias e Ingeniería del Clima y el Espacio y el Instituto de Sostenibilidad Graham de la Universidad de Michigan.

Escrito por Jim Lynch, College of Engineering, adaptado al español por Juan Ochoa, Michig

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