En México, por cada cinco pesos que se recaudan (19 por ciento de los ingresos tributarios), uno va a los intereses de la deuda, lo que limita el espacio para hacer política pública en áreas de atención directa a la población y destinar recursos a “sectores claves para el desarrollo social inclusivo y sostenible”, exhibe un nuevo informe de la agencia regional.

La carga de los intereses de la deuda en México equivale a 64 por ciento del gasto en educación; a 76 por ciento del de salud; a 25 por ciento del presupuesto a protección social y rebasa en casi un tercio el de inversión en infraestructura, al representar 135 por ciento de este rubro, reportó la Cepal.

En Bahamas, Jamaica, Trinidad y Tobago y Argentina los intereses de la deuda absorben más recursos que el gasto en educación; en República Dominicana, Jamaica, Barbados, Honduras y de nuevo en Trinidad y Tobago este escenario se repite en cuanto a las erogaciones que absorbe la salud pública.

La radiografía sobre los presiones que ejercen los intereses en los presupuestos públicos “cambia la conversación; ya no sólo es el estrés de deuda y el riesgo para el sistema financiero internacional sino para las perspectivas de desarrollo hacia futuro”, advirtió José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal.

Durante la presentación del informe Deuda pública y restricciones para el desarrollo en América Latina y el Caribe, Salazar-Xirinachs exhortó a una discusión amplia sobre la sostenibilidad de la deuda pública. Si bien se estima que en la segunda mitad de 2023 la tasa de interés en Estados Unidos comience a bajar, quedaría en torno a 4 por ciento a finales de año, explicó.

Así que las altas tasas de interés en economías desarrolladas persistirán por algún tiempo y con ello los costos de financiamiento para las economías emergentes también se mantendrán presionando todo su marco fiscal. Actualmente, sobre América Latina y el Caribe pesa una de las tasas de interés efectiva más altas en el mundo, 5.1 por ciento, la misma que en el promedio de África subsahariana.

“El aumento de los niveles de endeudamiento en la región junto a condiciones macro financieras complejas, imprime un carácter de urgencia a la necesidad de ampliar el financiamiento y transformar la arquitectura internacional de la deuda soberana para ofrecer a los países opciones que estén en consonancia con un desarrollo inclusivo y sostenible”, enfatizó la Cepal.

Como ejemplo del encarecimiento de este rubro, en México, el bono soberano a 10 años pasó de tener un rendimiento de alrededor de 8 por ciento en junio de 2021, cuando comenzaron las alzas en la tasa de interés del banco central, a 12 por ciento en mayo de 2023. En ese contexto, 2.6 por ciento del producto interno bruto nacional se quedó en los pagos de la deuda durante 2021, por encima de 1.9 por ciento de 10 años atrás.

El riesgo por el incremento de tasas está dado sobre todo por la proporción de deuda que tienen los gobiernos centrales en moneda extranjera, así como por la tenencia foránea de sus papeles. En México estas proporciones son de 21 y 35 por ciento, de acuerdo con las mediciones de la Cepal.

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