En 2020, se publicó el estudio “Díadas de embarazo en adolescentes. Meta-8: Situación del embarazo en municipios con tasa de fecundidad adolescente alta y muy alta”, el proyecto tuvo como objetivos describir la experiencia materna y el proyecto de vida de las madres de las adolescentes; mostrar los grados de aceptabilidad del embarazo adolescente en su entorno familiar y social; identificar factores que propician la corresponsabilidad paterna; identificar las experiencias de abuso y violencia de género en el entorno de las adolescentes; y analizar las condiciones de la transmisión intergeneracional del embarazo adolescente en díada (grupos sociales compuestos por dos personas), para así poder emitir recomendaciones.

Realizado en alianza entre El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) coordinado por la Dra. Marlene Solis (Departamento de Estudios Sociales);  el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES); y el Instituto de la Mujer (INMUJER), Baja California, y con recursos de Proequidad (2019)

El trabajo de campo durante esta investigación partió de entrevistas semiestructuradas a 35 mujeres mayores de 18 años que tuvieron al menos un embarazo en la adolescencia y que actualmente son residentes de los municipios del estado.

Dentro de los hallazgos, es posible encontrar matices dentro de la maternidad adolescente deseada: uno de ellos existe al crecer en un contexto social y familiar en el que las mujeres tienen como horizonte la maternidad. Otro, incluye a quienes vivieron el embarazo y la relación de pareja como una forma de escape frente a situaciones de violencia familiar. Un tercer grupo, los casos de embarazos no deseados.

De acuerdo a los resultados de la investigación, el estudio recomienda dirigir los programas de prevención y atención del embarazo adolescente a los municipios de Tecate, Playas de Rosarito y Ensenada; considerar como un perfil particularmente vulnerable a aquellas adolescentes que tienen bajo nivel de escolaridad, cuyas madres tuvieron embarazo adolescente y son inmigrantes.

De igual manera, señala que es necesario reforzar los programas de atención de las adolescentes encaminados a la reconfiguración del proyecto de vida;  así como incluir en los programas de atención al embarazo adolescente la salud emocional de las adolescentes y sus familias, y desarrollar programas de sensibilización en las comunidades y escuelas hacia la maternidad adolescente, recuperando las experiencias de los círculos de mujeres.

En cuanto al sector educativo, indica que es necesario reforzar los programas de educación para padres, docentes y personal de las instituciones de educación básica y media sobre los derechos de las mujeres, de las niñas, niños y adolescentes;  profundizar la educación sobre sexualidad desde la primaria incluyendo a niñas y niños. Y diseñar programas hacia los varones para prevenir la paternidad temprana y para fomentar la corresponsabilidad paterna.

En lo referente a la violencia, se enfatiza en que es importante reforzar los programas de prevención, eliminación y erradicación de la violencia de género, procurando diferencias entre los tipos de violencia, incluyendo la violencia obstétrica;  realizar campañas de información sobre formas de romper con los círculos de violencia.

Por último, el estudio puntualiza en que se debe incentivar el acompañamiento hacia las familias con menores recursos, por parte de instancias como el DIF y fortalecer la presencia de centros comunitarios que se ocupen de la salud reproductiva de las mujeres.

 

El resumen ejecutivo del estudio está disponible para consulta en: bit.ly/33lCPax

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