Al menos 6.7 millones de personas económicamente activas que nacieron en México y emigraron a Estados Unidos lograron un empleo, según un reporte de estimaciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO) con base en la Oficina de Censo, Current Population Survey entre 2010 y 2014.

El documento precisa que la ocupación en la Unión Americana se ha duplicado desde la medición en 2010 cuando casi un millón no tenía trabajo hasta la última medición en 2014 cuando se reportaron 492,000 desocupados, excluyendo aquellos que trabajan por cuenta propia, sin pago (amas de casa, cuidadoras de ancianos) y quienes laboran menos de dos semanas continuas.

Agregado a la mejora en el número de empleos, Conapo reporta un incremento en el número de mexicanos con salarios altos (más de 40,000 dólares anuales): ahora hay 1.2 millones con este ingreso; cinco años antes, había sólo 860,000 y también observa menos ingresos por debajo de los10,000 anuales.

“El problema con los censos sobre indocumentados es que son sólo aproximaciones porque no se puede medir con precisión en la sombra”, advierte el analista Samuel Schimidt, director del fronterizo Colegio de Chihuahua y analista del tema migratorio. “Ni siquiera sabemos cuál es el margen de error”.

Al margen de ello destaca el número de mexicanos pobres radicando en la Unión Americana: 3.4 millones (24%), según las líneas de medición locales que consideran un ingreso familiar pobre de 11,770 dólares al año para una sola persona; 15,930 para dos y 24,250 para cuatro.

Esto a pesar de que en promedio trabajan 38 horas a la semana; es decir, una jornada laboral completa.

Aunque el perfil de profesionistas trabajando en EEUU ha subido en los últimos años, la mayoría son empleados de baja calificación como mantenimiento y limpieza de inmuebles, servicios domésticos y personales que han dejado atrás a la presencia de trabajadores agrícolas que hoy suman apenas 307,000. Esto es el 4.5% de la fuerza migrante.

“En los últimos 30años el perfil del migrante ocupado en los campos ha cambiado”, destaca Rodolfo García Zamora, investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas. “Sería exagerado decir que se fueron todos a la construcción (1.7 millones) porque el resto se ha diversificado porque la mano de obra del mexicano es competitiva en salarios (más si es indocumentada) y hábil en sectores especializados”.

La Opinión

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