El 2020 dibujaba un panorama optimista para la industria aeroespacial, acorde con su tendencia alcista desde que aterrizó a México. Este sector ha resaltado por mantener un crecimiento sostenido a doble dígito en los últimos años: de acuerdo con datos de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA), entre 2004 y 2017 mantuvo un incremento promedio de 14% anual.
Ese desarrollo acelerado condujo al país a ubicarse en la décimo segunda posición a nivel global en la cadena productiva de la industria aeroespacial. Las estimaciones anticiparon que México podría adentrarse en el top 10 al término de este año y que el valor de sus exportaciones en el mercado alcanzarían los 12 mil millones de dólares (mdd) frente a los 9,500 mdd registrados en 2019.
No obstante, ahora una de las industrias más dinámicas y promisorias que atesora el país se ve inmersa en uno de los mayores desafíos que ha enfrentado en su historia debido a la pandemia del virus COVID-19.
La aeroindustria mexicana se vio obligada a detener sus actividades durante semanas como mecanismo de respuesta a la contingencia sanitaria; no obstante, tras ser declarada actividad esencial y retomar operaciones, dirige sus esfuerzos en volver como un dinamismo incluso mayor que el de antes.
Desfase en cadena de suministro: El talón de Aquiles
“Los desafíos son muchos y muy variados, pero el más importante que enfrentamos es la disrupción en las cadenas de suministro”, señala a Líder Empresarial Luis Lizcano, director general de FEMIA. Pese a su creciente importancia en el desarrollo económico del país, esta industria tardó en recibir el aval por parte de la Secretaría de Economía para retomar sus operaciones al mínimo indispensable en medio de la emergencia sanitaria.
“Nuestros principales socios comerciales son Estados Unidos y Canadá y, dentro de la gravedad de la pandemia, ellos tienen designada a la industria aeroespacial como esencial (por lo que puede seguir en funcionamiento). El Gobierno de México todavía no la cataloga así, entonces hay una desincronización con las cadenas productivas de los tres países porque aquí está detenido el sector”, manifestó Lizcano, días antes de que el Consejo de Salubridad General decidiera incorporar al sector como industria esencial.
La Secretaría de Salud estableció como fecha tentativa para su reinicio normal el 1 de junio, dependiendo de la incidencia del virus SARS-CoV-2 en cada uno de los municipios del país; sin embargo, ha advertido que el regreso podría retrasarse si la situación no ha mejorado para ese entonces.
De acuerdo con Juan Carlos Corral Martín, presidente del Aeroclúster de Querétaro, el riesgo que se corre si se extiende el parón del sector en México mientras la cadena productiva mundial retoma sus actividades, es que las empresas se verían condicionadas a hallar la manera de suplir urgentemente la proveeduría proveniente del país azteca:
“Si en el país está detenida la industria aeroespacial, estamos deteniendo al resto del sector a nivel mundial. Muchas compañías de Europa y Norteamérica tienen a empresas mexicanas como participantes en su cadena de suministro, entonces estaríamos parando la producción de muchas compañías como Airbus, Boeing, General Electric, y eso sería un peligro para México, porque podría ser sustituido por otros países o compañías en el futuro”, argumenta.
Pero Corral Martín señala que ese mismo argumento podría ser usado a favor de México. Si el país logra contener la situación epidémica en su territorio, podría subir lugares en el escalafón de la industria aeroespacial superando a países que podrían seguir atravesando problemas por la emergencia sanitaria.
No obstante, el presidente del Aeroclúster de Querétaro enfatiza que las prioridades deben anteponer el tema de la salud, pues en la medida en que pueda ser controlada, las posibilidades del regreso seguro de la industria aeroespacial se verán favorecidas.
Resiliencia a prueba
Por lo pronto, la FEMIA ha solicitado a la Secretaría de Economía ser considerada como actividad estratégica para reanudar operaciones. José Luis Zúñiga, CEO de TechBa Aerospace, se muestra optimista de que la dependencia federal autorice la petición, para lo cual, en caso de dar el visto bueno, la industria está preparada para garantizar la seguridad de sus trabajadores.
“El regreso sería con todas las precauciones y medidas que garanticen la seguridad de las partes interesadas: es decir, del talento de las empresas, su fuerza laboral, los equipos administrativos, todos los que están expuestos al contagio”.
Si bien reconoce que el ramo aeroespacial se enfrenta a una situación inédita, José Luis Zúñiga advierte que el sector ha destacado a lo largo de su historia gracias a su resiliencia, la cual la ha impulsado a solventar las diferentes crisis que se han presentado en el pasado reciente. En este sentido, el CEO de TechBa Aerospace alude a la solidaridad dentro del gremio mexicano como una fortaleza para enfrentar la compleja situación derivada del virus SARS-CoV-2:
“En su justa perspectiva, la industria aeroespacial en México no es muy grande, pero estamos bien organizados y eso de alguna manera, gracias a la FEMIA, ha sido un elemento de desarrollo, de apalancamiento y de comunicación. Hemos entendido que nuestra competencia no está al interior del país, sino afuera, con países emergentes, particularmente de Europa del Este, que están haciendo las cosas muy bien, articulando programas aeroespaciales formidables que se asemejan a lo que hemos construido en México”, dice José Luis.